Las aguas de la eterna juventud, de Donna Leon

Bajo las aguas de la laguna se esconde el secreto de Manuela, un misterio que nadie quiso resolver.

Con Las aguas de la eterna juventud, Donna Leon, galardonada con el Premio Pepe Carvalho del 2016 a toda su trayectoria, alcanza un número mítico, el veinticinco de la colección de novela, cada vez más negra, de su comisario Brunetti.

En esta ocasión, debido a sus relaciones familiares con lo más granado de la aristocracia veneciana, Brunetti deberá enfrentarse a un dramático suceso acaecido hace casi quince años: el extraño accidente de Manuela, la nieta de la condesa Demetriana Lando-Continui, que no quiere morir sin conocer la verdad, por mucho que esta pueda suponer más dolor.

Mientras emprende este viaje al pasado, el comisario afrontará la terrible realidad de una Venecia entregada a un turismo asfixiante, cada día más parecido al ansioso dueño de la gallina de los huevos de oro. La belleza de la ciudad no se encuentra solo en sus canales, en sus palazzos, en sus campos o en sus puentes; Venecia es hermosa porque es real, o al menos en algunas zonas en algunas épocas del año aún lo es.

Escrita con la agilidad que la caracteriza, Donna Leon enfrenta con habilidad el reto de resolver un crimen olvidado en la ciudad en la que todo parece un recuerdo. Los personajes habituales de la questura y la familia Brunetti siguen aportando al lector esa cómoda sensación de volver a casa, obligándonos, de la mano de sus conversaciones, a repensar realidades cotidianas como el soterrado machismo, los prejuicios regionales o esa mancha oscura del racismo más peligroso con el que convivimos sin darnos apenas cuenta.

Termino la novela sin poder evitar un pensamiento para la incomprendida lucha de Ada Colau por preservar Barcelona como una ciudad real por encima del destino turístico, o el comentario de mi cuñado (profesional experto) sobre la naturaleza caníbal del turismo de crucero; puede que en Las aguas de la eterna juventud el drama no cuente solo la historia de Manuela, quizá en ellas esté naufragando la cada día más vieja Europa, camino de convertirse en un museo para quienes han tomado ya el relevo.

Las aguas de la eterna juventud. Donna Leon. Seix Barral. España, 2016. 336 páginas. 18,50 euros. Comprarlo en Amazon.