‘El arte de pedir’, de Amanda Palmer

Un libro autobiográfico con las memorias de Amanda Palmer y su peculiar filosofía de vida.

El Buscalibros
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3 min readApr 21, 2015

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Empecemos por el principio. ¿Quién es Amanda Palmer?

Amanda Palmer tiene treinta y ocho años, es estadounidense, ha trabajado de estatua humana, de stripper, poniendo copas, sirviendo café… y en un montón de ocupaciones precarias de este estilo. Ha vivido en una especie de comuna artística, puesto en marcha varios grupos de música alternativa y underground, y saltó a la fama mundial por conseguir el récord de recaudación en una campaña de crowdfunding en Kickstarter, por convertirse en la pareja del escritor Neil Gaiman y por una charla TED que ofreció en febrero de 2013, titulada también El arte de pedir, y que ha sido vista por más de seis millones de personas.

¿Qué es El arte de pedir?

Una filosofía de vida, la que predica Amanda Palmer a partir de lo aprendido en sus experiencias vitales, en todas sus ocupaciones laborales, con sus amistades, sus trabajos artísticos y en el contacto con sus fanes: pide ayuda, pide lo que necesites a los demás, deja que te ayuden, porque la gente quiere hacerlo.

Amanda se enzarza en argumentos de dudoso calado filosófico sobre las bondades de la confianza en los demás y en uno mismo, la necesidad de mostrarnos vulnerables y el famoso síndrome del impostor, ese por el que todos creemos que en algún momento alguien vendrá a decirnos: «¿Se puede saber qué haces fingiendo que sabes lo que haces?». El problema no es que sus argumentos sean falsos o poco realistas, que lo son en algunos casos, sino que ella los presenta como verdades absolutas cuando no son más que la consecuencia de su modo de vida y de sus experiencias.

Amanda presenta el acto de pedir casi como una heroicidad, como algo que se ha dejado de hacer y que deberíamos recuperar. Parte de la premisa extraída de su experiencia como estatua humana: parada en la calle sobre un pedestal, con la cara pintada de blanco y vestida de novia repartiendo flores, descubrió que la mayor parte de las personas tienen el deseo de ayudar, por lo que al pedir les ayudamos, les hacemos un favor que repercute en nuestro bien personal al abrirnos y crear un círculo de confianza, una red lo llama ella, que no para de crecer y extenderse.

El libro está a medio camino entre la autoayuda más alternativa y las memorias de una cantante de rock. Es un libro de autobombo, porque como ella asegura «siempre me gustó ser el centro de atención» y El arte de pedir es un canto al egocentrismo más absoluto, pero perfectamente legítimo.

La estructura narrativa lineal se ve interrumpida de vez en cuando por episodios que introducen a Neil Gaiman. Su primer contacto, el primer encuentro, las primeras citas, conversaciones, el enamoramiento, la declaración, las dudas… el devenir habitual de una pareja. Es más que evidente la mano del editor en este cortapega para introducir cuanto antes a Neil Gaiman en la narración y compensar el tono de autoayuda con una historia de amor bonita y con final feliz.

Dejando aparte la inconsistencia de las enseñanzas vitales de Amanda, el libro se lee con facilidad, aunque, sinceramente, creo que es un producto para seguidores incondicionales de Amanda o de Neil.

Si no se conoce al personaje, literal y metafóricamente, el libro puede resultar entretenido o una tortura, dependiendo de la conexión que el lector sea capaz de establecer con las vicisitudes vitales de Amanda Palmer.

El arte de pedir. Amanda Palmer. Traducción de Guillem Usandizaga. Editorial Turner. ISBN: 978–84–16142–23–1. 364 páginas. 24 euros. Comprarlo en Amazon.

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