‘El santo al cielo’, de Carlos Ortega Vilas

O cómo tener sentimientos encontrados hacia una novela que parecía tener que cumplir con un mínimo de páginas para ser publicada.

Fernando De La Calle Medrano
El Buscalibros
3 min readJun 1, 2017

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Cuando me ofrecieron leer El santo al cielo para, posteriormente, reseñarlo aquí pensé que había sido una buena elección. Un título interesante, una portada intrigante y un argumento más que atractivo para cualquier amante de la novela negra. Esperaba una historia sencilla, entretenida, capaz de atraparme desde el inicio como la mayoría de libros de este estilo. Mi sorpresa llegó cuando llamaron a la puerta y me entregaron la novela. ¡Casi seiscientas páginas!

Me pregunté qué tendría que contarnos Carlos Ortega Vilas, su autor, para haber requerido un número tan elevado de páginas para ello. Mi interés por el libro creció de inmediato.

El planteamiento del asesinato, en una habitación cerrada y sin más pistas que el cuerpo sin vida de Orion Dauber, es suficiente para caer en la trampa de este tipo de libros. Personajes bien construidos, un antiguo caso de desaparición sin resolver que complica aún más las cosas, capítulos cortos narrados desde el punto de vista de cada uno de los protagonistas… Hasta ahí todo bien. Y entonces, en menos de cincuenta páginas, conoces el nombre del asesino y su modus operandi. Bajón.

Tras el asombro inicial por haber desvelado de forma tan repentina tanta información esencial en una novela policíaca, continué leyendo el libro con una sola pregunta en la cabeza: ¿y ahora qué?

Pues ahora nada. O poca cosa. Durante las casi quinientas páginas restantes, Carlos Ortega hace alarde de un amplio vocabulario, una construcción gramatical excepcionalmente exquisita y de un extenso conocimiento sobre temas que, para lectores poco acostumbrados a ellos, no harán más que enturbiar la historia principial. Pero nada más.

A medida que avanzaba en el libro me dio la sensación de que más de la mitad del mismo es contenido prescindible, quedando una segunda parte restante digna de rescatar. Muy digna de rescatar, de hecho, pero que, lamentablemente, se ve ensombrecida por el resto.

En cuanto al desarrollo de los personajes, nada que objetar. Aldo Monteiro, inspector jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos de la Policía Nacional, y Julio Mataró, su enlace con la Guardia Civil, son los principales protagonistas de la novela. Cada uno de ellos con una historia que contar y de la que hacer partícipe al lector desde el primer momento en que aparecen en escena. Aunque nosotros conoceremos el nombre del asesino desde el primer momento, tanto Julio como Aldo tendrán serios problemas hasta llegar a conocer la verdad y se verán envueltos en una trama mucho más peligrosa de lo que en un principio se podría pensar.

En definitiva, El santo al cielo, aunque atractiva, es una novela compleja que va más allá del quién y del cómo. Sin embargo, a menudo es difícil atrapar al lector únicamente con la búsqueda del por qué. Y creo que ahí es donde ha fallado Carlos Ortega Vilas. Con todo y con eso, estoy seguro de que habrá quien disfrute con la novela, pero también habrá quien, como es mi caso, esperase más de ella con menos en general.

El santo al cielo. Carlos Ortega Vilas. Editorial Dos Bigotes. España, 2016. 564 páginas. 20,95 euros. Comprarlo en Amazon.

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Fernando De La Calle Medrano
El Buscalibros

Químico y escritor. Madrid. Autor de libros como "Alexitimia: la imposibilidad de decir te quiero" y "Mochilas de papel".