‘Entrevistas breves con hombres repulsivos’, de David Foster Wallace

Veintitrés historias para comprender el universo literario de DFW. Relatos cortos para lecturas intensas.

José Martin
El Buscalibros
3 min readMar 28, 2017

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Llegué hasta este libro tras una serie de casualidades de esas que se dan raras veces en la vida. Una pequeña historia vital sorprendente que, perfectamente, podría aparecer como uno de los relatos que lo forman y en la que el colofón final fuera su lectura. Aunque no necesariamente tendríamos que hablar de «historias», o de una «historia», cuando hablamos de David Foster Wallace.

Es tal la magnitud narrativa de este autor que no necesita contar nada para crear un mundo literario alrededor de cualquier hecho o acto cotidiano. El uso del lenguaje, su estilo, el torrente continuo de palabras usadas en frases interminables, la habilidad a la hora de las descripciones provoca que, en ocasiones, el lector deje de serlo para convertirse, casi sin darse cuenta, en un espectador. Hay momentos en los que dejas de estar ante un libro y te trasladas a una gran pantalla en la que puedes observar perfectamente toda la panorámica de una escena. Todos sus personajes, los más mínimos detalles, los colores, el paisaje, incluso puedes llegar a percibir los olores que te describe… Como ocurre en «La muerte no es el final» o «En lo alto para siempre». Esto está al alcance de muy pocos escritores y uno de ellos es este.

El libro es una colección de veintitrés relatos que no sigue ningún hilo conductor. Son relatos desiguales, aunque todos asombrosos. El título hace referencia a cuatro de ellos, en los que, con un formato de entrevista en el que no aparecen preguntas, distintos hombres describen su relación con las mujeres. Son historias más o menos llamativas, tratadas en algunos casos con una fina ironía o con un sentido del humor peculiar, pero con la idea clara, casi obsesiva, de describirnos minuciosamente el pensamiento de cada uno ellos.

Un ejemplo de esa obsesión es «La persona deprimida». Aquí DFW lleva al límite al personaje y al lector. Al personaje porque no escatima medios para intentar mostrarnos cómo se siente una mujer en su estado de depresión y la relación que tiene con su psiquiatra y el mundo que le rodea. Y al lector porque lo enzarza en un continuo esfuerzo por seguir la historia sin perderse. En algunos momentos puede ser excesivamente densa, pero sigues leyendo porque sabes que aparecerá esa frase genial por la que merece la pena la lectura farragosa. Y todo esto acompañado de pies de páginas infinitos. Wallace explora el pensamiento humano hasta sus más lejanas fronteras, se muestra como un gran conocedor de sus filias y sus fobias, y siempre es capaz de dar una vuelta de tuerca más, ir un poco más allá para profundizar en la historia, como ocurre en «Mundo adulto», y llegar en algunos de esos momentos a conseguir que los lectores se sientan, de alguna manera, identificados con esas sensaciones, por extrañas que nos parezcan.

Hablo de lectura «intensa» porque no se da tregua. Es tal la intensidad de los escritos que necesita una constante atención. Reconozco que probablemente es el libro con el que he tenido que recurrir más veces al diccionario para conocer el significado de palabras desconocidas para mí; lo que me lleva a pensar en la difícil tarea de traducción que supone la obra de David Foster Wallace, y en lo excesivo que es este autor, tanto en su forma de escribir como en la cantidad de vocabulario que es capaz de manejar.

No me quedo con el libro en su conjunto. Me quedo con partes. Hay relatos magníficos y otros que, por lo menos para mí, son difíciles de digerir, como «Rotulus praeteritus» o «Tri-Stan: He vendido a Sissee Nar a Ecko», en los que DFW parece navegar por un mundo propio al que es complicado acceder, aunque, insisto, la forma de contarlo sea increíble. Estamos, pues, ante un libro irregular en cuanto a contenido, poco convencional, pero en el que el continente, es decir, la palabra, la forma de utilizarla, nos lleva al gran mundo de la literatura en mayúsculas, a comprender por qué escribir es un arte, cuando no importa tanto lo que se dice, sino cómo se dice.

Entrevistas breves con hombres repulsivos. David Foster Wallace. Traducción de Javier Calvo. Debolsillo. Barcelona, 2011. 404 páginas. 9,95 euros. Comprarlo en Amazon.

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José Martin
El Buscalibros

Estuve perdido y ahora vuelvo a caminar por la senda de los libros.