‘La huella del mal’, de Manuel Ríos San Martín

El hallazgo de un cadáver en un yacimiento mítico reúne a una pareja de investigadores que pronto descubrirá que nada ni nadie es lo que parece.

Claudia PM
El Buscalibros
4 min readNov 18, 2019

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Hay veces que cogemos un libro porque nos lo recomienda alguien que nos conoce bien, porque nos llama la atención la sinopsis, porque está de moda… En este caso tengo que decir que me llamaron poderosamente la atención el título y la portada, que me entró por los ojos, y ya cuando leí su sinopsis no me pude resistir.

La novela arranca con el hallazgo de un cadáver en una conocida excavación arqueológica. Se trata del cadáver de una chica joven, que ha sido colocado con una simbología ritual y que parece indicar que tiene relación con un caso sin resolver seis años atrás. Es por ello que los dos policías que llevaron aquella investigación han de volver a reunirse: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, expolicía que ahora se dedica a la seguridad privada. Podría parecer lo lógico, pero es que nadie sabe que en el pasado ambos tuvieron una relación sentimental y no acabaron especialmente bien.

Tenemos un punto de partida interesante, no se puede negar. Además cada vez se pone mejor. Y es que al inicio del libro puede parecer un caso sencillo con una lista corta de sospechosos, pero conforme avanza la historia esta lista es cada vez más larga. Se abren numerosas posibilidades y nadie es lo que parece, todo el mundo guarda secretos.

Sé que he contado poquito sobre el libro, pero es que no quiero destripar nada y cada pequeño detalle tiene algo que ver con la resolución del caso. Así que prefiero comentaros varios factores que hacen de La huella del mal una gran novela.

Podríamos hablar de la gran labor de documentación que realiza el autor sobre arqueología, yacimientos e historia de la evolución. Además no se trata de una serie de datos e información que aparece en el libro sin más y que pueda costar entender si no manejas la jerga, al contrario, ya que toda esta información es asequible para el lector, aunque no sepa gran cosa del tema (como es mi caso), porque aparece de forma gradual dentro de conversaciones y con explicaciones.

Otro factor a destacar es la trama perfectamente construida. Es una novela con buen ritmo que va intercalando dos épocas: la investigación actual (que se complica por momentos cuando se van descubriendo las facetas ocultas de los personajes) y el asesinato sin resolver junto con la relación entre los protagonistas seis años atrás. Hay escenas muy crudas que están tan bien explicadas que te remueven por dentro, como si vieras lo que está pasando. También son para destacar los personajes, tanto los principales como los secundarios, estando todos ellos muy bien definidos (es imposible quedarse indiferente con las actuaciones y las formas de ser de los mismos). Como ya he dicho, la novela goza de buen ritmo: capítulos cortos que van contando lo que ocurre durante la investigación actual y lo que sucedió hace seis años, pero, además, genera tensión en el momento adecuado, subiendo al final de la novela y haciendo que no quieras soltar el libro hasta terminarlo. Y, para rematar la jugada, queda todo perfectamente explicado, sin cabos sueltos.

Otra de las cosas que me han gustado de La huella del mal es cómo trata las cuestiones éticas y filosóficas. A lo largo de la novela dos de los personajes tienen conversaciones bastantes profundas que te invitan a preguntarte qué opinas sobre la muerte, la violencia o qué lleva a un hombre a convertirse en un asesino. Te metes de lleno en esas conversaciones y se instalan en tu cabeza sus mismas dudas.

La huella del mal es una novela que podríamos definir de varias formas, ya que, aunque podamos pensar que se trata de una novela negra, también contiene cuestiones filosóficas, investigación policial, algo de ciencia, bastante arqueología… Podría decirse que es una novela muy completa y que merece mucho la pena leer.

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Claudia PM
El Buscalibros

Profe de infantil. Devoradora de libros y cuentos infantiles. También me entretengo escribiendo, fotografiando, pintando y escuchando música.