‘Me cago en la leche’, de Marial Soy

Un libro apto para intolerantes (a la lactosa)

Claudia PM
El Buscalibros
4 min readOct 7, 2019

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Antes de comenzar con la reseña propiamente dicha me veo en la obligación de daros algo de información personal, y es que recientemente me han confirmado como celiaca y además intolerante a la lactosa. No me privo de nada… Por ello he sentido que tenía que leer este libro. Necesitaba ponerle un punto de gracia al proceso de asimilación de mi nueva condición. Y tengo que decir que Me cago en la leche lo ha conseguido (es que el título no puede ser más acertado).

Lo primero que hay que aclarar (ya lo hace la autora en sus páginas) es que no se trata de un libro con fórmulas mágicas ni tampoco está escrito por un médico. Se trata de la visión de una intolerante a la lactosa con un punto desenfadado y gracioso, poniendo en palabras y dibujos situaciones que los intolerantes conocemos bien. Y es que no hay mejor terapia que el sentido del humor y la comprensión.

Y ahora ya vamos con el libro. Este empieza con un pequeño índice que lo divide en cuatro partes:

1. Sí, soy intolerante
2. Lactosa, lactosa, lactosa
3. Vivir sin lácteos
4. La intolerancia en sociedad

Me parece una división muy acertada, ya que lo primero que debemos hacer como intolerantes es aceptarlo, y para ello lo más importante es escuchar a nuestro cuerpo. Recordad, los cuerpos son sabios, hay que escucharlos.

Cuando ya aceptas que tu mundo va a cambiar y que vas a tener que despedirte de muchas cosas que adoras, resulta que la lactosa no está solo en tu querido queso o en el tazón de leche de por las mañanas. No. Hay lactosa por todas partes. Vamos a ver, ¿quién ha decidido que la longaniza tenga lactosa? Y además te entra el miedo de que te va a faltar calcio por todos lados…

Pero ahí no acaba todo, y es que, además de aceptar tu nueva condición y adaptarte a una serie de cambios más o menos sencillos, también hay que hacérselo saber al mundo. Porque ir a comer a un restaurante o a cenar en casa de los amigos también cambia. Ahora hay unas pequeñas limitaciones que a veces cuesta entender. Por suerte, existe una pastilla milagrosa (os prometo que casi lloro el día que me hablaron de ella en la farmacia) que nos proporciona la lactasa que necesitamos los intolerantes para comernos un helado de chocolate sin ningún tipo de problemas.

De todas estas cosas nos habla en clave de humor Marial Soy en Me cago en la leche. Me he descubierto riendo cuando aparece una ilustración de una chica en un supermercado que dice que desde que es intolerante lee más en las tiendas que en la biblioteca (de verdad que meten lactosa en todas partes y hay que leer muy bien todas las etiquetas). Me ha hecho pensar en esas personitas que tengo la suerte de tener en mi vida cuando me hacen un postre especial para mí sin lactosa. Y he recordado los problemas que tengo cuando voy a un restaurante y no me ofrecen plena confianza de que lo que voy a comer es bueno para mi cuerpo (esto a mí me da para un libro aparte).

Como ya he dicho no es un libro que contenga todos los datos del mundo acerca de este problema ni tiene soluciones fabulosas para los intolerantes, pero es agradable saber que no estamos solos, que a pesar de lo malo hay que saber buscar las cosas buenas y que, una vez que te acostumbras, se puede vivir bien a pesar de ser intolerante a la lactosa (especialmente de unos años a esta parte, ya que ahora hay gran cantidad de productos aptos para nosotros).

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Claudia PM
El Buscalibros

Profe de infantil. Devoradora de libros y cuentos infantiles. También me entretengo escribiendo, fotografiando, pintando y escuchando música.