‘La mujer de la libreta roja’, de Antoine Laurain

Una historia de amor esquivo, sencilla e ilusionante. Un amor lleno de magia y despojado de toda cursilería.

Eva Quevedo
El Buscalibros
2 min readJul 22, 2016

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Laurent Letellier, antiguo banquero parisino reconvertido en feliz librero, encuentra por casualidad un bolso de mujer abandonado en plena calle. Dentro, mil detalles que conforman toda una vida. Fotos, recuerdos, un libro, un perfume, cosméticos, pero ni rastro de cartera o teléfono móvil, nada que le permita identificar a su dueña. Solo una moleskine roja donde ella ha ido anotando, a lo largo del tiempo, sus miedos, sus gustos, su yo.

El librero comienza a partir de ese momento un recorrido por la vida de una mujer desconocida, siguiendo las pistas que siempre dejan sobre nosotros los objetos que atesoramos, pistas que le llevarán a descubrir quién es Laure Valadier y su accidental paradero. Esta labor detectivesca le hará recorrer las calles de París, sus cafés, sus viejos edificios y sus libros olvidados, en busca de un amor mágico que solo puede nacer en el corazón de quien ha soñado y leído mucho.

Con un estilo sencillo y carente de todo artificio y ñoñería, Antoine Laurain desnuda y hace tangible un amor irreal, recordándonos esa «nostalgia de lo posible» que ya anticipó Pessoa, esa tendencia humana a añorar algo que no ha tenido lugar, el hechizo que provoca una realidad que se ansía y casi se toca, aunque no haya sucedido nunca.

La lectura de La mujer de la libreta roja es tan fácil y tan fresca que incluso se le perdona el brusco cambio de voz narrativa al final del libro, pasando de tercera a modo diario para narrar en primera persona el desenlace que la propia Laure da a la historia. Un final que hace recordar vagamente el estilo narrativo de la película Amélie, esa gota dulce que se disculpa, y hasta se desea, en toda buena historia de amor.

Cuánto me gustaría no haberla leído para poder volver a leerla.

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Eva Quevedo
El Buscalibros

Publicitaria reconvertida en cuentacosas. Hablo en servilletas. Escribo por los codos. Leer es el único botón para desenchufarme. Autora de @BlogDeMadre