10 razones para visitar la biblioteca de tu barrio

Las bibliotecas son sitios donde hay libros gratis. Resulta obvio por qué hay que visitarlas, pero por si acaso, allá van diez razones.

Violeta Tomás
El Buscalibros
5 min readMar 15, 2017

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Hay una ley que habla de bibliotecas. Hay varias, de hecho, porque en este país somos muy de hacer leyes. Una de ellas viene a decir que una biblioteca es una estructura organizativa que tiene como misión facilitar el acceso en igualdad de oportunidades de toda la ciudadanía bla, bla, bla. En fin, que es una cosa organizativa (normalmente un edificio, pero también puede ser una habitación o un autobús) que tiene una Misión. Y esto de tener misiones es muy de superhéroes y de cosas de management (para lo cual también hace falta una visión).

Así contado no tiene mucho aliciente, así que voy a explicaros por qué hay que ir a las bibliotecas de barrio. Es muy sencillo: porque son bibliotecas y porque son de barrio.

1. En las bibliotecas hay libros

Y aún os diría más: hay otras cosas. Cosas que no son libros, pero que también molan. Me explico. En las bibliotecas hay películas, revistas, cómics, cuentos, álbumes ilustrados (que son como los cuentos, pero en el siglo XXI y con dibujos así como más currados y textos como más surrealistas).

2. Los libros y las cosas de las bibliotecas son gratis

Pero gratis de verdad. Es algo que puede parecer difícil de entender. Tú llegas, te haces un carnet, que no te hace falta ni foto, ni libro de familia, ni certificado de renta ni nada, y, de repente, puedes llevarte libros y cosas. Un mes entero. La experiencia de usuario es absolutamente equivalente a comprar cosas, pero gratis: los libros de las bibliotecas tienen el mismo contenido y garantizan la misma dosis de bienestar durante el mismo tiempo que un libro comprado. A 19,90 euros de media el libro, un par de libros al mes, señores, hagan ustedes sus cuentas.

3. Las bibliotecas de barrio están en tu barrio

Esto puede parecer una obviedad, pero es importante. No necesitas una estructura logística para ir a la biblioteca. Puedes ir de camino a comprar el pan y un montón de cosas hipercalóricas con la excusa de que has ido media hora al gimnasio (del barrio). Puedes pasar al salir del centro de salud, que también es una cosa muy de barrio, al que has ido porque te has lesionado yendo al gym. Puedes ir con los niños. Y lo más importante de todo: puedes ir en chándal. Que está muy bien por si luego te apetece hacer como que vas a pilates. O peor, a hacer cosas en la elíptica.

4. Puedes coger cosas que te daría vergüenza comprar o tener en casa

Las bibliotecas de barrio son el mejor lugar del mundo para coger libros de autoayuda, de recetas veganas, manuales de cómo hacer amigos y para hojear revistas horteras si hace mucho que no vas al dentista. Porque en la biblioteca está todo y a nadie le importa lo que te lleves a casa. Nadie te va a mirar raro. De hecho, nadie te va a mirar. A lo mejor si estornudas. Nada más.

5. No tienes que leer los libros que te lleves

Esto es maravilloso. Como no has pagado por ese libro, y tampoco te van​ a preguntar quién te lo regaló, puedes no leértelo. Puedes empezarlo y no acabarlo. Puedes llevarte a casa seis libros que te han llamado la atención y limitarte a hojearlos y devolverlos a los dos días. Puedes también coger libros que ya leíste y leerlos por encima. Puedes hacer un montón de cosas que te da remordimiento hacer cuando has pagado por un libro.

6. En las bibliotecas hacen cosas

Cosas que no son estar callados buscando libros con cara concentrada. Cosas como cuentacuentos para los niños, teatros, marionetas, clubes de lectura, hasta manualidades he visto yo en una biblioteca. A veces vienen autores a dar charlas y hacer presentaciones, hay concursos de dibujo, de fotografía (¡y todo de barrio!), conferencias, cursos de poesía, de internet, de inglés. Con deciros que incluso hay bibliotecas que organizan cosas de animación a la lectura…

7. Puedes coger libros al azar

Esto es importante. Muchos de mis grandes descubrimientos han sido cogiendo libros al azar. También he leído mucho bodrio, eh, no os vayáis a pensar. Pero como es gratis, no pasa nada. Puedes desmayarte, atreverte, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo. Puedes leer poesía barroca, coger libros porque son azules, porque son flacos y quieres redondear tu estadística. Puedes reconciliarte con la lectura, puedes aprender inglés.

8. Hay internet

En las bibliotecas hay internet gratis. Normalmente hay que apuntarse y la velocidad de datos no da como para bajarse todas las temporadas de Breaking Bad, aparte de que esto último es ilegal. Pero se pueden buscar cosas. Se pueden BUSCAR LIBROS.

9. Puedes empezar algo nuevo

Lo de empezar algo nuevo no es solo un reclamo publicitario de unos muebles muy apañados que venden en las afueras. Ni un propósito de año nuevo de estos que se hacen en septiembre porque aún vivimos con el calendario escolar. Empezar algo nuevo, ya sea macramé, triatlón o un embarazo, es posible gracias a esos libros que podemos coger un poco a escondidas. Puedes coger libros de cosas que te da morbo conocer, pero no te atreves. Quién no ha hojeado tímidamente un manual de cirujía vascular o de farmacocinética.

10. Sobre todo, sobre todo, las bibliotecas son el mejor sitio del mundo para ligar

Y es que las bibliotecas son el mejor lugar del mundo para no estar solo. Es decir, en las bibliotecas puedes estar solo pero a nadie le importa, ni siquiera a ti. Son un buen lugar para refugiarse si te has dejado las llaves en casa. Si llueve. Si tienes que hacer tiempo hasta la hora del dentista. Si tienes miedo.

Y sí, en la biblioteca se liga. Un montón. Os lo digo yo, que he pateado toda biblioteca que ha caído dentro de mi distrito postal, en varias ciudades y en varios países, y que conocí al padre de mis hijos en una mesa de billar en Malasaña. Vale, nunca se sabe. Quién no ha ido a una biblioteca esperando encontrar al que hace de Ted Mosby espiando entre estanterías, suspirando por nuestras solapas y las de nuestros libros. Quién no se ha arreglado como si no se arreglara para ir a devolver el último de Murakami en plena hora punta: el viernes, quince minutos antes de la hora de cierre.

Mamá, no me esperes levantada. Hoy tengo plan.

Vayan a las bibliotecas. Nunca se sabe.

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Violeta Tomás
El Buscalibros

Leer, cocinar, criar, escribir, ordenar, el derecho administrativo y el café.