‘Retrón: Querer es poder (a veces)’, de Raúl Gay

Es gamberro, irreverente, divertido y no tiene brazos, por eso se llama a sí mismo «retrón», y es de lo mejor que vais a leer este año.

Violeta Tomás
El Buscalibros
5 min readMay 23, 2017

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L a primera vez que vi a Raúl fue en la piscina y tendríamos cuatro o cinco años. Estaba sentado en el suelo, cogía algo del suelo y se lo comía. No tenía brazos, las manos le salían directamente de los hombros, y las piernas eran muy cortas, lo cual parecía muy poco práctico. Creo que estuve mirándolo muchísimo rato. Niños.

Zaragoza no es tan grande, y más tarde coincidiríamos alguna vez. No somos amigos, aunque hemos compartido alguna pirola, algún café y un cine. Raúl es una de esas personas avasalladoras, es encantador, habla sin parar, sabe mucho de muchas cosas, es divertido, es ácido, bastante gamberro y, como además no tiene brazos ni piernas, no deja a nadie indiferente.

Años más tarde lo reencontré en su blog, «De retrones y hombres», que al principio escribía con Pablo Echenique. Me enganché, me lo leí del tirón, me hice fan fatal, me vi sus entrevistas en YouTube, lo normal. Así que en cuanto supe de su libro me hice con él y lo devoré en dos días.

Retrón es un libro imprescindible, y os lo tenéis que leer. «Bueno, es que a mí el tema de la discapacidad no me interesa mucho…». Me da igual. Retrón no es un libro sobre discapacidad. Retrón va de la vida retrona, claro, pero no solo. Porque habla de dependencia y de cuidados, y esto, queridos míos, sí son temas universales. Porque claro que los retrones son dependientes, pero también lo son, a su manera, los niños, muchos mayores, y cualquiera de nosotros podemos serlo mañana, para siempre o no, por una ciática, un ictus, un accidente o un embarazo de riesgo. Pensadlo.

Dice el subtítulo que «querer es poder (a veces)». En un tiempo en que constantemente se nos bombardea con el mensaje contrario, con que podemos tener aquello que nos propongamos con solo esforzarnos lo suficiente, Raúl nos explica que no. Que quizá podemos conseguir muchas cosas con nuestro esfuerzo, pero que el entorno es importante, dónde nacemos, qué recursos tenemos y cuáles son nuestras circunstancias.

«Querer no es poder. O no lo es siempre. La frase sirve (…) para fomentar el esfuerzo (…) En realidad ‘querer es poder’ es un concepto tremendamente individualista (…) El capitalismo defiende que cualquier persona puede ser empresario y ganar millones. Es cuestión de voluntad. Quien no lo hace, quien se queda en la cuneta y no llega a fin de mes es porque no ha querido. Es un vago, un perdedor.

Una persona con discapacidad no suele ser autosuficiente, siempre necesita a otras personas. Querer es poder, pero no puedo vestirme solo. Querer es poder, pero necesito ayuda para levantarme de la cama. Querer es poder, pero si se me rompe una órtesis estoy desarmado. Querer es poder, pero si no tengo 4500 euros no puedo comprar una silla de ruedas eléctrica y salir de casa por mí mismo».

Creo que Retrón es de lo mejor que vais a leer este año. Es un libro completamente distinto. No es novela, no es ensayo, no es exactamente una autobiografía. Raúl habla de su vida y de cómo se ha desenvuelto sin tener brazos ni piernas, de las personas que le han ayudado en el camino y de las que no.

Si no es todo eso, ¿qué es Retrón? Retrón es Raúl en estado puro hablando con una cerveza (en Zaragoza pediríamos un tubo), contando anécdotas e historias. Retrón va sobre la vida. Sobre cómo es desenvolverse sin brazos ni piernas, nacer en 1981 y sin diagnosticar, ir al colegio, aprender a nadar, viajar, descubrir el sexo, enamorarse, someterse una y otra vez a complejas operaciones para que al menos las piernas sean funcionales.

Y todo esto se lee sin pestañear, porque está muy bien escrito. No le falta rigor, e incluso podremos leer varios informes médicos, incluidos los del propio nacimiento, pero es una lectura muy cómoda. No es un libro morboso, tampoco autocomplaciente, no se lamenta ni llora, pero dice bien claro que no tener brazos es una mierda. Hay que vivir con ello, vale, pero es bastante incómodo.

Quizá la principal aportación de Retrón es que narra la discapacidad desde el propio punto de vista de la persona que la tiene. Cada uno la suya, insiste Raúl, porque él no puede saber cómo es ser ciego, o tener otra limitación. Desmonta el mito del «pobrecito» que no puede ser feliz por estar en una silla de ruedas. Dice que la discapacidad hay que nombrarla y normalizarla, que a un niño que pregunta hay que contestarle que no, que ese señor no tiene brazos, que hay gente así y ya está.

Retrón es, además, un maravilloso ejemplo de divulgación científica. El libro lo edita Next Door Publishers, una editorial que tiene precisamente ese objetivo, y el libro incluye una entrevista al Dr. Lluís Montolíu, especialista en genética e investigador del Centro Nacional de Biotecnología.

«Quizá porque he visitado muchos quirófanos y me han ayudado a tener la calidad de vida que hoy tengo, me produce alergia la palabra natural. Hoy está en todo: la comida, la ropa, la medicina… Pero lo natural, hay que recordarlo, era morir joven y sin dientes, comer mal y enfermar con frecuencia y sin remedio (…) Siempre hay nostálgicos de un pasado que nunca existió o que era más feo y sucio de lo que pensamos. Yo prefiero pensar en un futuro donde la ciencia y la tecnología puedan solucionar o paliar los problemas de lo natural».

Me ha gustado muchísimo Retrón y quiero decirlo muchas veces, porque además de todo esto, la edición es muy bonita y muy cuidada. Tiene fotos, papel bueno, tapa dura, en fin, merece la pena.

(Me cuentan por la otra línea que al parecer este es el primero de una colección entera que dirigirá el propio Raúl. Estaremos atentos a las próximas novedades).

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Violeta Tomás
El Buscalibros

Leer, cocinar, criar, escribir, ordenar, el derecho administrativo y el café.