‘Sylvia’, de Celso Castro

Si ocultar las heridas y la tristeza es un signo de excelente educación, esta es una novela que carece de cualquier pudor por guardar las formas.

Conunojoabierto
El Buscalibros
2 min readMay 17, 2017

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Esta es la primera novela que leo de Celso Castro (A Coruña, 1957) y, a pesar de que tenía algún prejuicio al comenzar, ya sé que no será la última.

Escribe Celso Castro sin mayúsculas. Lo hace como quien escribe en servilletas, con la prisa por contar eso que quema por dentro, con la urgencia de darle forma a lo que acaba de pasar, a las emociones sin metabolizar. Deja que el protagonista hable y sea el lector quien lo escuche y saque sus conclusiones a través del protagonista, que es quien narra la historia.

Uno lee y es capaz de imaginar a ese tipo, escribiendo atropellado, sentado en un banco de La Marina, exaltado y con prisa por contar la historia que le quema. La historia que es su vida, porque no sabe vivir sin que le duela.

«y el corolario de kant era que amamos lo que nos estimula a reflexionar y, desde luego, a mí nadie me había estimulado más que sylvia».

El protagonista, un joven poeta marcado por el suicidio de su padre y una relación algo más que dependiente con su madre, conoce a Sylvia, una editora, mayor que él, de la que se enamora de manera obsesiva. La relación de ella con un poeta local de éxito, su inseguridad y la capacidad para sentir solo a través del dolor, les llevará a una relación tóxica que sobrepasa cualquier límite.

«yo creo que se enamoró de mi desprotección, de mi inocencia. y porque le recordaba a su propia desprotección y a su propia inocencia, se reconocía, era como verse en un espejo. por eso abusó de mis sentimientos una y otra vez, se ensañó conmigo».

Tengo que reconocer que tenía muchos prejuicios antes de empezar. Una novela de emociones desatadas, exageradas, dantescas. Todo ese exceso me genera bastante rechazo, no solo en la vida, también sobre papel. Me gusta leer historias con las que me identifico, sin que eso signifique que tengan algo que ver conmigo o con mi entorno. Pero uno a uno, todos esos prejuicios han ido cayendo y me ha atrapado un relato ajeno a cualquier referente.

A veces, cuando leo, escucho cosas. En el silencio de mi casa, suena algo que me recuerda a eso que estoy leyendo. Algunos libros tienen esa capacidad, una banda sonora latente tras cada párrafo. Mientras leía, no podía parar de escuchar esa estrofa de El viaje de Chihiro, de Iván Ferreiro:

«Tú lo dijiste un día: ‘Te quiero, pero no sé bien por qué…’».

Sylvia. Celso Castro. Ediciones Destino. Barcelona, 2017. 119 páginas. 18 euros. Comprarlo en Amazon.

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Conunojoabierto
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Leo, pienso y escucho. Ahora estoy aprendiendo a puntuar.