Carne

El Caimán Barbudo
El Caimán Barbudo
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4 min readAug 21, 2024

Por Dailene Dovale

Un círculo. Una casona antigua, laberíntica y hermosa. Una muchacha llamada Elizabeth, de voz suave, que ama la literatura y desgarra la extrañeza inicial con un ejercicio simple: qué traes en tu bolsa. La brisa es leve, pero suficiente en esta tarde de julio en la Habana en que nos encontramos el club Marisabidillas, justo en el centro de Paseo del Prado, y pienso que tanta luminosidad, que no entra sino que invade por todas partes contrasta un poco con la profunda y visceral novela que venimos a conversar. Una tarde de sol para narrarnos las impresiones y miradas sobre una distopía donde lo que se procesa, vende y consume no es otra cosa que la carne humana: Cadáver Exquisito.
Agustina Bazterrica, argentina construye un relato que es difícil, se digiere de a poquitos. Quizás tenga que ver con el reto de imaginar un mundo donde de forma literal los humanos comen a otros y les deshumanizan al punto de cambiar el lenguaje casi por completo para llamar cabeza a una persona, cría a un niño y hembra a una mujer. Nos sitúa la autora en un escenario pos transición, acaso no demasiado tiempo después donde lo más común es comer «carne especial» y donde lo más común es que se normalice: «Mientras se saca la remera empapada trata de despejar la idea persistente de que son eso, humanos, criados para ser animales comestibles».
Es un mundo, no muy distante en crueldad del presente (recordar las diferencias de clases sociales, el genocidio en Gaza, las comunidades subalternas al poder) la palabra es crucial. El lenguaje es un rostro del control sobre las gentes. El médico será «especialista» que analiza los mejores modos de tratar a las personas comestibles para que su carne y jugos sepan mejor en el plato. El resultado, por otra parte, llevará el rótulo de «carne especial». El cambio describe una transición cultural que no dista del presente o de la deshumanización para justificar crímenes y horrores. (Recordar en este punto cómo la colonización y la fundación de los estados modernos en América Latina se sustentó en la esclavitudad y el despojo de las personas negras y afrodescendientes de su humanidad). Las palabras limpian la sangre humana que gotea en mostradores. «Todos naturalizaron el canibalismo, piensa. Canibalismo, otra palabra que podría traerle enormes problemas».
Cría y bebé, por ejemplo, describen dos destinos por completo diferente. Quizás, las madres convertidas en «hembras preñadas» tras los barrotes lo saben, conocen el destino cruel que esperan a sus criaturas y es por ello que atentan contra esa barriga grande que traen en los cuerpos. Hay una escena que narra y sintetiza la diferencias de futuros: «Costillar lo empezaron a preparar a las ocho de la mañana “para que la carne se deshaga en la boca”, pero que, además, los muchachos están a punto de comer un crío. Le aclara: “Es la carne más tierna que existe, poca, porque no pesa lo mismo que un novillo. Estamos festejando que uno fue padre. ¿Quieren un sándwich?”. El alemán asiente. Él dice que no. Todos lo miran sorprendidos. Nadie rechaza esa carne, comerla puede costar un mes de sueldo. El Gringo no dice nada porque sabe que sus ventas dependen de la cantidad de cabezas que él decida comprarle. Uno de los peones corta un pedazo de carne de crío y prepara dos sándwiches. Le agrega una salsa picante, color rojo anaranjado». Un padre reciente, nuevecito en la tarea, disfruta con la carne de otro hijo el nacimiento del suyo.
Lo normal, lo natural en esta obra es comerse los unos a los otros. Mejor dicho, las clases altas a las subalternas, los ricos a los pobres. De una manera metafórica no es tan distante al presente, casi pudiera hablarse de una cualidad de crónica. ¿Es igual el destino de un bebé que nace rico, en Estados Unidos, Europa, Latinoamerica o Palestina? ¿Quiénes tienen acceso a una vida digna? En cambio, esas injusticias por mencionar apenas algunas, se vuelven naturales, comunes. Se vive cada día como si no existieran. El padre de Marcos, el personaje central, no puede transicionar a este modo de vida. Es un hombre digno y como persona digna sufre su salud mental, está inhabilitado para esa sociedad nueva. La historia que está escrita en un lenguaje más bien directo, toma matices más descriptivos al contar el vínculo padre e hijo, en especial, cuando Marcos se acerca al zoológico y recuerda el espíritu soñador de su padre: «Todos dicen que cayó porque voló demasiado cerca del sol, pero voló, ¿entendés, hijo? Pudo volar. No importa caer, si fuiste un pájaro al menos por unos segundos».
La pérdida del hijo propio, el desgarre de su matrimonio, la esposa ausente, la hembra que tiene en el galpón y un alma que se van endurenciendo no preparan del todo al lector para el cierre, que cae como un mazazo en la frente.
Es, tal vez, la mayor virtud de la obra.

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