Cruzada Teatral: resistir, soñar, lograr lo imposible

Lys Alfonso Bergantiño
El Caimán Barbudo
Published in
5 min readFeb 12, 2020
Imagen tomada del blog Desde este lado de la Isla

La Cruzada Teatral 2020 ya está en marcha. El pasado 28 de enero partieron con su arte a cuestas los integrantes del movimiento artístico y cultural que cada año invade las montañas de la zona más oriental del país. Desde Guantánamo y hasta Baracoa avanzan los artistas “cruzados” llevando la magia titiritera a decenas de comunidades ubicadas en siete municipios del territorio.

Teatristas del Guiñol de Guantánamo y otros procedentes de diferentes provincias cubanas, así como agrupaciones de Argentina, Colombia, México, Perú y del País Vasco (España), conforman el elenco que participa en esta edición del proyecto. Su director, Emilio Vizcaíno, comenta sobre la experiencia a propósito de la actual edición y del medio siglo del Teatro Guiñol guantanamero, que se cumplirá en abril de este año.

-¿Cómo llegas al Guiñol de Guantánamo?

-Llegué hace 32 años sin saber qué era el teatro de títeres. Lo había conocido en la televisión con el programa Tía Tata cuenta cuentos, pero siempre me pareció que era muy interesante la parte de atrás, la de los titiriteros. Y nunca se me va a olvidar cuando vi la primera función del Guiñol. A partir de ahí establecí una relación que hasta hoy no he podido romper.

Foto: Solvisión

-Coméntanos sobre el proceso de tallado y creación de un títere, hasta el resultado final que es su puesta en escena.

-Empecé a actuar en el año 1994, era muy tímido (todavía lo soy). Fue un placer descubrir que podía tallar los títeres y vivir todo el proceso de creación de las marionetas, pero hasta ahí. Cuando lo veía sobre las tablas me parecía un verdadero logro que una figura pudiera cobrar vida. Sin embargo, yo nunca me imaginé en un escenario, es la verdad. Hay quienes dicen que los títeres que confecciono se parecen un poco a mí y pienso que es una manera de expresarme a través de ellos, algo que a lo mejor de otra forma no transmitiría tan bien.

He ido buscando aquellas obras que puedan resultar interesantes, principalmente para niños, y aportándoles nuestro sello, aunque también hacemos teatro de títeres para jóvenes, adolescentes y adultos. Prefiero las temáticas que dialoguen con el público, esas que son recurrentes en los tiempos actuales.

-¿Cuándo el Guiñol de Guantánamo alcanza su consolidación estética?

-Teniendo en cuenta el criterio de su directora Maribel López, quien está desde el año 1973, fue a partir de los años 90, cuando las limitaciones de recursos restringían las grandes producciones y nosotros nos dimos a la tarea de hacer teatro al precio que fuera: reciclando materiales, inventando con el mínimo de recursos, para continuar haciendo títeres en aquellos momentos difíciles. Esa fue una etapa en la que compartimos como una familia, nos hermanamos y a partir de ahí se formó una estética de resistencia que posibilitaba que ningún obstáculo nos detuviera. Ese sentimiento se ha impregnado en las nuevas generaciones que han asumido con verdadero compromiso lo que es el teatro de títeres. También el diálogo generacional ha facilitado que tanto unos como otros nos retroalimentemos.

-Y en esa estética de resistencia está también la Cruzada…

-La Cruzada es un acto de resistencia, es imponerse a lo imposible, soñar lo imposible y lograr lo imposible. Todos los días enfrentamos un reto nuevo, aunque todo se organice minuciosamente, porque es un hecho vivo y no está exento de obstáculos que se puedan presentar. Sin embargo, ahí está, saliendo anualmente desde 1991.

Foto: Asociación Hermanos Saíz

Este año celebramos el medio siglo del Teatro Guiñol de Guantánamo que fue el grupo que fundó el Movimiento Profesional de las Artes Escénicas, nacido en el seno del Ministerio de Educación, en un momento en que no existían grupos de danza ni de teatro. En esa historia hay un nombre imprescindible que es el de Félix Daudinot, un maestro que se dio a la tarea de recoger un grupo de jóvenes, impartirles talleres e iniciar, en una modesta sede, la primera función del Guiñol de Guantánamo. Así fue cómo surgió.

-¿Cuánto hay de Guantánamo en el Guiñol?

-Nuestro Guiñol tiene mucho de Guantánamo, incluso, nos dicen que los títeres de nosotros son un poco caribeños, por los colores, por las facciones, pero también porque nos retroalimentamos de la cultura guantanamera autóctona: el changüí, el nengón, el kiribá, la forma de ser del guantanamero. Cuando uno viaja a otras partes de Cuba se da cuenta de qué es ser guantanamero y nota las diferencias entre unas regiones y otras, a pesar de todo lo que nos une como cubanos. Y los títeres de nosotros tienen eso. Tal vez, tienen un poco de nobleza, de líneas sencillas, pero en un subtexto que no se ve, tienen un alma que puede dialogar perfectamente con el público nacional o internacional.

-En tu familia también son actores, ¿cómo es la relación entre ustedes y la gran familia que es el Guiñol?

-Mi esposa Tula es actriz y mi hija creció influenciada por todo lo que realizamos. Tiene 11 años y desde hace 3 o 4 años va a la Cruzada, precisamente por estar dentro de este proyecto como vía de entretenimiento, de diversión, pero también para mostrar parte de lo que hacemos en la ciudad. Este año presentará un espectáculo de narración oral “Cuentos de la noche”, combinado con algunos elementos titiriteros, para dialogar de niño a niño y mostrar en la serranía lo que presentamos en la ciudad. Es una forma de comprometer a las nuevas generaciones en el proyecto de la Cruzada. Contamos también con la presencia de los Instructores de Arte de la Brigada José Martí de Santiago de Cuba, en este año que dedicamos el recorrido al Sistema de Enseñanza Artística. Estudiantes de nivel medio de actuación de Santiago de Cuba, que son guantanameros y bayameses, están con nosotros buscando, más que un relevo, un diálogo intergeneracional para nutrirnos ambos.

-¿Qué es para ti el Guiñol?

-Esa pregunta me emociona. El Guiñol es una gran escuela, donde se aprende cada día algo nuevo, se consolidan ideas y se llevan a la práctica. Por aquí han pasado muchos artistas guantanameros, músicos, poetas, pintores, narradores orales, actores, dramaturgos. El Guiñol da la posibilidad a todo el que tenga una inquietud, que quiera expresarse estéticamente, de desarrollarse y formar parte de esta familia de muchos miembros.

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