Instrucciones para crear «Un niño perfecto»

El Caimán Barbudo
El Caimán Barbudo
Published in
4 min readFeb 21, 2024
Portada de Un niño perfecto, de Giselle Lucía Navarro. Por: Silvia Becerril

En el Premio Calendario de literatura infantil-juvenil 2023 de la escritora Giselle Lucía Navarro una tropa de niños especiales desmadeja, en una intriga detectivesca, al personaje culpable de la existencia de los Estándares

Por Sofía Miragaya

Comencé a leer «Un niño perfecto» (Casa Editoria Abril, 2023) de Giselle Lucía Navarro el mismo día en que se conmemoraba el «Día Internacional del Síndrome de Asperger», que tiene como premisa concientizar al resto de la población sobre el espectro autista.

La casualidad marcó que también estuviera leyendo a la par «Una Tribu Propia», libro de divulgación de Steve Silberman sobre la concepción del autismo a través de la historia, partiendo en un viaje contra las manecillas del reloj de las campañas antivacunas de los dos mil hasta los primeros diagnósticos en la clínica infantil de Viena por Hans Asperger y su equipo.

En ambos libros, ficción para niños y divulgación científica para adultos, la concepción alrededor de lo que significa ser diferente evoluciona a lo largo de la trama. Mientras Asperger cae en la cuenta de que los niños de su clínica necesitaban un tipo de educación que pudiera adaptarse a sus necesidades específicas e intereses, algunos llegando incluso a ser pequeños prodigios, Giselle Lucía teje en nuestra mente un niño algo antisocial, aunque no por ello menos curioso:

«Tamer todavía gateaba y ya dominaba las escalas musicales, aprendió a leer solo, y poco después de comenzar a ir a la escuela dominaba varios idiomas y conocía de ciencias exactas, como demostraban algunos de los artilugios que creaba en su habitación. El problema era que no hablaba y nadie, excepto su abuela, podía sacarle las palabras. Las pocas veces que se disponía a hablar siempre tartamudeaba y hasta le temblaban las manos. Cuando no conocía a alguna persona le daba miedo mirarla fijamente a los ojos y si sentía miedo por algo escondía la cabeza en su orinal amarillo».

En el inicio del libro en un mundo muy parecido al nuestro, a Tamer lo expulsan de su escuela y lo envían a una para niños con atención especial. Renuente al cambio, el niño pronto encuentra un nuevo amigo sentado en una silla de ruedas. Hedus será el primero del equipo secreto de los Especiales en anunciarle que no siempre es malo ser diferente.

De acuerdo están también sus amigos Yend «Ritmo», un niño ciego que sueña con ser músico; Lippa, una niña sorda a la cual llaman «Cuatrojos» por su curiosidad infinita, ya que no usa espejuelos y Otti «Multipropósitos», otra niña sordomuda que escribe las aventuras del grupo en una libreta para luego narrarlas en una novela.

Giselle Lucía Navarro con uno de sus libros para niños, ¿Qué nombre tiene tu casa?

En Un niño perfecto, Giselle Lucía no recalca las discapacidades de sus personajes. Tampoco pretende invisibilizarlas y, en ocasiones, Hedus tendrá que esperar debajo de una escalera o regañarán a Yend por demorarse en llegar a casa y preocupar a sus padres. La autora simplemente anuncia a los niños que estas discapacidades, no por hacer más difícil la vida, apartan de ella a quienes las padecen.

«En las escuelas comunes solo te enseñan asignaturas básicas y al final todos salen hablando y conociendo lo mismo, pero aquí es diferente. No hay dos niños parecidos. Todos nos apoyamos y admiramos», explica Hedus a Tamer, quien pronto será conocido entre ellos como «el Perfecto» por su increíble habilidad para fabricar objetos.

Quien creó el mapa para la intriga detectivesca de la novela es la joven escritora habanera Giselle Lucía Navarro, también autora de los libros infantiles El circo de los asombros (Editorial Gente Nueva, 2019), ¿Qué nombre tiene tu casa? (Premio Pinos Nuevos, 2019) y La Comarca Silvestre (Ediciones Loynaz, 2021). La licenciada en Instituto Superior de Diseño también es poeta, diseñadora y gestora cultural.

Como pequeños Sherlock Holmes se mueven los niños de esta historia, cada nueva pista los acerca al final en un lenguaje simple y, a la vez, filosófico. En este relato no habrá un asesino al final del misterio, siquiera un rastro de crímenes por descubrir. Las pisadas en el fango son el camino hacia la empatía.

La pregunta constante del equipo de los Especiales es quién habrá creado esos malditos Estándares que los hacen desdichados a todos, tanto padres como hijos. Tamer y los Especiales lo descubrirán en una mansión abandonada con un nuevo encargo de parte de un contratador secreto que les paga con caramelos y patines: encontrar quién ha robado el buzón de felicitaciones de la Oficina de Quejas y Sugerencias.

Un buzón que, está de más decir, una trabajadora de la misma oficina extrañaba muchísimo. Su nombre es señora Ecuánime y es la madre de Tamer, quien quizás encontrará nuevas maneras de ser feliz una vez el mundo sea más diverso; como le sucedió a su hijo al conocer a otros niños que no necesitaban ser convencionalmente perfectos.

--

--