Lachesisim: deseo por la claridad del desastre

Alba León Infante
El Caimán Barbudo
Published in
4 min readMay 12, 2022
Hotel Saratoga en La Habana tras la explosión del 6 de mayo

Ni héroes, ni víctimas, ni sobrevivientes. ¿Qué somos los demás?

El Diccionario de Dolores Oscuros es un compendio de palabras inventadas por John Koenig, diseñador, editor y artista gráfico, quien se dedicó a compilar un léxico de emociones y sentimientos que cualquiera podría experimentar pero aún no tienen nombre.

Entre ellas está Lachesism: el extraño deseo de ser golpeado por un desastre, sobrevivir a un accidente o perderlo todo en un incendio. Necesidad de una torcedura en el arco tranquilo de la vida que dé pie a la forja de una nueva personalidad flexible y fuerte y que deje atrás la estructura prefabricada y rígida que sostiene el vacío de nuestra existencia.

Es la palabra que me eludió mientras hacía estas fotos en los alrededores del Hotel Saratoga, cinco días después de que una explosión por una fuga de gas acabara con la rutina de esta parte de La Habana y enlutara a toda Cuba. Ahora, cuando ya la puedo escribir, la acompaña esta duda después del desastre: Ni héroes, ni víctimas, ni sobrevivientes. ¿Qué somos los demás?

Lachesisim: deseo por la claridad del desastre

por John Koenig

Por un millón de años hemos contemplado el cielo acurrucados en el miedo. Pero de algún modo todavía te encuentras a ti mismo tranquilo dentro de la tormenta, como si una parte de ti estuviera cansada de esperar, preguntando cuándo el mundo se desmoronará

Por el tiempo, por el destino, por la voluntad de los dioses, casi desafiándolos a concederles su deseo.

Pero realmente puedes desear todo lo que quieras porque la vida es un juego de suerte y cada día que pasa es lanzar otra vez la moneda.

No puedes evitar dar esta vida por sentada. Tus ojos se adaptan al color de las paredes y tus oídos se acompasan con el ruido, como si tu cuerpo tratara de filtrar el mundo tal como lo conoces. Y mientras tu cerebro se adormece tratando de sacudir tu complacencia, tu corazón no puede estar quieto y tu estómago tiene hambre de caos, con ganas de perseguir la tormenta y correr de cabeza dentro del fuego. Para ver a la sociedad destrozarse y encontrar lo que es realmente importante y ver todo lo demás desaparecer.

El apocalipsis es una de las más viejas fantasías que tenemos, pero no se trata de saltar hacia el final de la historia. Es un anhelo de revelación; una revelación de lo que ya sabemos pero no podemos ver. Que nada de esto está garantizado y no existe tal cosa como la “vida ordinaria”. Que nuestra civilización es solo un acuerdo que podría ser revocado en cualquier momento.

Debajo de nuestra reglas y peleas estamos atrapados juntos en un mismo planeta donde cualquier cosa podría ocurrir y dejarnos sin más opción que sobrevivir, construir un refugio y encontrarnos en la tormenta.

Incluso llegar al final del día debe sentirse como el milagro que es: una cascada de accidentes en serie que sencillamente suceden a su manera.

Pero pronto la tormenta pasará y el mundo continuará girando y vamos a seguir con nuestras vidas justo donde las dejamos sin más urgencia que antes. Después de todo, es solo la vida, no el fin del mundo.

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