“DUEÑO Y SEÑOR DE LA NBA”

Javier Lluch
El Circo Ambulante
Published in
7 min readMar 23, 2016

Stephen Curry cumplió hace una semana 28 años. El base de los Warriors atraviesa el momento más dulce de su carrera e incluso se le empieza a comparar con los mejores jugadores de la historia, pero llegar hasta ahí le ha llevado su tiempo.

Wardell Stephen Curry II, más conocido como Stephen Curry, nació en Akron, una ciudad del Estado de Ohio antes conocida por su industria de neumáticos y que ahora es famosa por haber visto nacer a dos de los más grandes jugadores de baloncesto de todos los tiempos. El otro es curiosamente LeBron James, su antecesor y rival. Los dos nacieron incluso en el mismo hospital. Stephen es hijo de deportistas de élite: su madre, Sonya Curry, la abuela mas sexy de la NBA para algunos, fue jugadora de volleyball y su padre, Wardell Stephen “Dell Curry”, fue también jugador de la NBA durante 16 temporadas. Sus hijos no podían ser menos, no solo el mayor de los Curry es profesional. Su hermano Seth juega en Sacramento Kings y la menor, Sydel, es jugadora de volleyball como su madre. Stephen creció en una cancha de baloncesto viendo jugar a su padre, su mentor y del que ha heredado esa fantástica muñeca, además de su nombre y el dorsal 30.

El pequeño Stephen disfrutando de un partido en brazos de su padre

Curry disfruta ahora de su séptima temporada en la NBA, pero algunos le conocieron hace dos días, como aquel que dice. ¿Dónde ha estado todo este tiempo? Sus inicios en la mejor liga de baloncesto del mundo fueron prometedores pero nada descabellados. Participó en dos ocasiones en el Rising Star Challenge (2010, 2011), más conocido como el partido de los novatos, pero nunca obtuvo el reconocimiento a mejor rookie que sí lograron en su día leyendas como Abdul-Jabbar o Jordan, o grandes estrellas de hoy en día como Durant o James. En la temporada 11–12 Golden State apuesta fuerte por un joven Curry, traspasando al base titular a Milwaukee a cambio de un pívot, el australiano Andrew Bogut. Cosas del destino, los dos jugadores se lesionan esa misma campaña. En ese momento el catastrofismo se apoderó de la bahía de San Francisco, nadie podía esperar lo que sucedería años más tarde. Curry tiene que pasar por quirófano, los problemas en su tobillo a punto están de poner freno a su prometedora carrera; ese año solo pudo disputar 26 partidos. En sus primeros años en comparación con leyendas de la NBA Stephen vuelve a salir mal parado. A diferencia de ellos, el base de Golden State no tuvo la ascensión meteórica de otros como Magic Johnson o Shaquille O’Neal, algo que también le sucedió a Kobe Bryant, a quien le costó alcanzar su máximo nivel.

Stephen trabajó duro y volvió más fuerte que nunca de aquella lesión, mejoró sus estadísticas en todas las facetas del juego y la estrategia de la franquicia californiana empezaba a dar réditos. Tras cinco temporadas los del Oracle conseguían meterse en Playoffs. A partir de la 13–14, empezábamos a ver al mejor Curry. Escribía su nombre junto al de las estrellas de la liga con su primera elección para el All-star y era seleccionado en el segundo quinteto ideal de la NBA. Ese mismo verano se proclamaba campeón del mundo con su selección. La temporada pasada fue la de su consagración. A la sexta. Nunca es tarde (a fin de cuentas, tenía entonces 27 años). No había quien lo parase, sus jugadas inverosímiles y sus canastas de videojuego desataron la Currymanía, fue llamado por segunda vez al All-star y nombrado MVP de la temporada regular. A pesar de eso, Steph tuvo que aguantar las críticas de muchos: sus detractores veían a James Harden, con sus 28,6 puntos por partido, como merecedor del premio a mejor jugador de la temporada.

Llegaron las finales y para colmo, Curry no fue el jugador decisivo que había sido durante la temporada regular, o eso decían, porque promedió 28 puntos por partido en los Playoffs. No fue suficiente, el MVP de las finales fue para su compañero Andre Iguodala y “Dellavedova había sido capaz de frenar a Curry”. De cualquier modo, los de Oackland levantaron el título y de esa manera Stephen se hacía con su primer anillo. Este año la historia podría repetirse, el único equipo que parece capacitado para hacer sombra a los de Steve Kerr es San Antonio Spurs. Los Warriors van camino de mejorar el récord de victorias de los Bulls de la 95–96, establecido en 72 con tan solo 10 derrotas; Golden State en este momento tiene un récord de 63–7. Y el máximo responsable de esto no es otro que Don Stephen, como si hubiese absorbido el talento de alguna leyenda del pasado como ocurre con los Monsters de Space Jam. Hace cosas que nunca antes se habían visto, auténticas barbaridades; si lo de la temporada pasada fue bueno, en esta está rizando el rizo. Ha vuelto a ser All-star por tercera vez consecutiva y su segundo MVP está al caer.

El base americano ha sorprendido a propios y extraños, cuando todo parecía preparado para que comenzase el reinado de Kevin Durant, llamado a ser el sucesor de LeBron, apareció la figura de Stephen Curry. Pocos eran capaces de imaginar que ese jugador bajito (para la NBA) con poco físico llegaría a ser lo que hoy es y la gente al ver la exhibición de cada noche se pregunta: ¿cómo se ha convertido en este extraterrestre? ¿Qué ha cambiado? Una de las respuestas la encontramos en su equipo. Golden State ha pasado de ser un equipo perdedor que llevaba 40 años sin ganar el anillo a ser es favorito para ganarlo cada año. Todo es felicidad alrededor de Curry y el buen rollo reina en el vestuario del equipo de la Fiebre del Oro. La confianza y la seguridad que tienen en ellos mismos les hace imparables. Sus compañeros le hacen mejor y viceversa. Un proyecto que está funcionando a las mil maravillas, en el que no había grandes nombres, que apostaba por la juventud y por algún veterano curtido en mil batallas que aportase la experiencia necesaria. Un equipo que sabe perfectamente a lo que juega y que explota su mayor baza, el tiro exterior con especialistas como Klay Thompson, el último ganador del concurso de triples que precisamente le disputó el título a nuestro protagonista, ganador del concurso un año atrás. Ambos conforman la pareja de francotiradores más temible de la liga y son conocidos como los Splash Brothers. Por supuesto, Stephen Curry experimenta también una evolución en su juego. Es un base moderno que no destaca por su visión de juego como los bases de antaño pero que marca la diferencia con el tiro, con su depurado Sweep & Sway (técnica de lanzamiento en el que los pies van hacia delante y los hombros hacia atrás). Sus porcentajes desde más allá de la línea de 3 desde sus inicios en la Universidad de Davidson, Carolina del Norte, han sido notorios y su peor marca es un 42% de acierto, nada mal, pero además la madurez experimentada en su juego en los últimos tiempos le hace ser un tirador más fiable, le permite dominar los momentos del partido y asumir la responsabilidad del lanzamiento cuando toca. Tiene plena confianza en sí mismo -celebra los tiros antes de que entren- y quizás ésta sea la clave su tremendo salto cualitativo. Actualmente su media anotadora está en 30,3 (7,5 más que el año pasado). Pero lo más llamativo de todo es su acierto desde 9 metros, ¡mete el 48% de los tiros desde su casa! y ya se ha convertido en algo casi habitual verle anotar sobre la bocina y decidir partidos con estas canastas lejanas. Además su velocidad y dominio del bote le permiten fabricar tiros de la nada. Todas sus cualidades se exhiben en sus calentamientos, que ya son parte del espectáculo en los partidos de los Warriors. La gente se presenta en el pabellón una hora antes para ver el ritual pre-partido del 30.

Ésta es la carrera de Stephen Curry, un diamante en bruto pulido con mimohasta convertirse en la joya de la corona. Sus tres temporadas en los Wildcats de Davidson le valieron para ser escogido en el séptimo puesto del draft por detrás de jugadores como Blake Griffin, James Harden o Ricky Rubio. Allí hizo grandes cosas entre las que destaca el récord de jugador con más triples anotados en una temporada, récord que repitió en 2013 pero esta vez en la máxima categoría de América y que ha mejorado ya en dos ocasiones más, el último esta temporada sin haber concluido todavía -a día de hoy lleva ya 336-. Éste es solo uno de los múltiples récords que acumula desde detrás de la línea de 7,25.

Curry dominando el balón por delante de James

Según los expertos, a los 28 se ha alcanzado la madurez. “Es la época de la vida en la que se presenta el mayor rendimiento en la actividad”. Aplicada esta definición al juego, ésta sería la descripción perfecta del estado de forma actual del base de los Golden State Warriors. Se ha convertido en el dueño y señor de la NBA derrocando al Rey LeBron, al que no le ha quedado otra que rendirse a sus pies y así lo hizo saber en un tweet en el que decía: “¡Para ya, tío! ¡es increíble! ¡Nunca antes había visto a nadie como Stephen Curry en la historia del baloncesto!”, y algunos se atreven incluso a compararle con la Leyenda, Michael Jordan. Para la ESPN, Curry es ya el cuarto mejor base de la historia pero nadie sabe donde esta el techo de este chico ni cuanto tiempo durará su idilio con la canasta.

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