EL RETORNO DEL REY

Javier Lluch
El Circo Ambulante
Published in
5 min readMay 3, 2016
Rafa Nadal en el Open de Río 2016

Tras firmar su peor temporada como profesional el pasado año, Rafa Nadal parece haberse reencontrado con su mejor tenis en esta primavera.

Los problemas físicos han sido sus compañeros de viaje durante toda su carrera, su despliegue físico es uno de sus mejores atributos. Desde sus inicios ha llevado al límite a su cuerpo en un deporte que no da tregua, en el que a veces no hay ni 24 horas de margen entre un partido y otro. Sus rodillas han resultado ser las grandes damnificadas, por ello muchos auguraban que Rafa no aguantaría muchos años en el circuito profesional. En 2012 vivió su peor lesión, una lesión crónica en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda le hizo parar durante toda la segunda mitad de la temporada, antes de ello Nadal se había hecho con su séptimo Roland Garros a pesar de las molestias. El tenista español se sobrepuso a esta lesión y volvió más fuerte que nunca, realizando la mejor temporada de su vida, alzándose con 10 títulos. En 2014 aparecían nuevos problemas, tras ganar en Roland Garros por novena vez y fracasar en la hierba del All England Club, esta vez eran su muñeca derecha y su espalda la que decían: “basta”. Regresa en octubre para disputar tres torneos donde solo es capaz de sumar cuatro victorias, no estaba al 100%. En la recta final del año se somete a un tratamiento de células madre en la espalda y es operado del apéndice.

Por desgracia Rafa ha tenido que lidiar con las lesiones con más frecuencia de lo habitual en un deportista de élite pero este hecho no le ha impedido entrar en el olimpo del tenis pues su espíritu de sacrificio, paciencia y dedicación le han ayudado a superar estos obstáculos.

“[…] no era el físico lo que fallaba aunque algunos así lo creyeran, era algo psicológico y él mismo lo reconocía diciendo que tenía “una lesión mental”.”

Acostumbrados a ver a Rafa en esta tesitura una y mil veces nadie dudaba de que pronto se recuperaría y volvería a dar guerra por las pistas de todo el mundo, pero esta vez no fue así. O sí, Nadal superó sus dolencias y volvió en 2015 pero no era el mismo Nadal que habíamos visto antes. Ganaba partidos pero en las rondas decisivas de los torneos se cortocircuitaba. Parecía estar a un buen nivel cuando entonces se cruzaba en su camino un rival del Top 10 y se diluía. Llegó a caer a mediados de año hasta el puesto 10 de la clasificación ATP, su peor posición desde abril del 2005. Esta vez ya no era el físico lo que fallaba aunque algunos así lo creyeran, era algo psicológico y él mismo lo reconocía diciendo que tenía “una lesión mental”. Mal negocio cuando hablamos de tenis donde la cabeza tiene una importancia capital. El balance final de la temporada fue de 58–19, con tres títulos menores y cerrando el año en el puesto 5.

La gente como es normal se empezaba a preguntar si estábamos ante el final de Rafa Nadal. Desgraciadamente el peor momento del número uno español coincidía en el tiempo con el mejor momento de Novak Djokovic. El número uno es el que pone el listón y ese listón estaba muy alto para Rafa. El serbio parecía imbatible, lo que hacía difícil pensar que el español fuese capaz de volver a ganarle un partido al número uno mundial. Esta diferencia abismal entre ambos tenistas ha hecho que mucha gente deje de creer en Nadal, pero la realidad es que todos están lejos de Nole. A día de hoy el trono del tenis es inalcanzable para cualquiera, pero el tenista español ha mantenido siempre que el número uno no le preocupa y que le motiva más ganar torneos. Ahora tiene el reto añadido de derrotar al serbio con el que lleva tropezando ocho veces seguidas, lo que sería para el mallorquín como ganar un título.

“Tras derrotar a Wawrinka en cuartos de final declaraba que “era lo que necesitaba para recobrar la confianza” y parece que no mentía”.

Kei Nishikori en el Conde de Godó 2016

Nadal junto con su cuerpo técnico, capitaneado por su tío Toni, muy cuestionado durante esta etapa en la que los resultados no han salido como todo el mundo esperaba, se pusieron manos a la obra y prepararon a conciencia la nueva temporada. El nuevo año comenzaba como acabó el anterior, Djokovic volvía a ganar a Rafa en la primera final del año en Doha; fracaso en Australia, en el primer Grand Slam, cayendo en primera ronda frente a Verdasco. Decepción en la tierra batida de Sudamérica tanto en Buenos Aires como en Río de Janeiro. Vuelta a la pista dura y más derrotas, curiosamente ante Djokovic, en semifinales de Indian Wells y ante Dzumhur, en Miami, en un partido en el que el español tuvo que abandonar por problemas de mareos. Por lo que la única derrota a tener en cuenta era la que sufrió ante el número uno pero esta fue una derrota positiva, positiva sí. Hay que mirar el lado bueno de las cosas y Rafa seguro que extrajo cosas buenas de aquella semifinal en la que puso contra las cuerdas a Novak en el primer set. En Miami no se pudo sacar ninguna conclusión de su juego debido a sus ya mencionados problemas. Pero Rafa es de playa, le encanta el mediterráneo, se crió a sus orillas, empezó a jugar en la tierra batida de su Mallorca natal y si hay algún lugar que reúne las mismas condiciones es Montecarlo, y allí Rafa Nadal se siente como en casa, es uno de sus torneos fetiches y este año lo ha vuelto a demostrar conquistándolo por novena vez. Allí venció a los fantasmas del pasado y también a tres tenistas Top 10, dos años después volvía a ganar un Masters 1000 y se mostraba muy feliz. Tras derrotar a Wawrinka en cuartos de final declaraba que “era lo que necesitaba para recobrar la confianza” y parece que no mentía. Después vino el Conde de Godó en Barcelona y refrendó su buen momento, y con un tenis de altos vuelos se impuso en la final a otro Top 10 y maestro sobre polvo de ladrillo como es Kei Nishikori.

Estos dos triunfos consecutivos son señales que evidencian la recuperación del tenista balear. Aun queda camino por recorrer y cosas por hacer, y siendo realistas, la gente quiere verle ganar a Djokovic pero cada cosa tiene su momento y por ahora el nueve veces campeón de Roland Garros va en la dirección correcta. Ahora llega el tramo de la temporada que más le gusta que es la temporada de tierra batida. Todo parece indicar que los problemas han quedado atrás y que a partir de ahora se verá una versión de Nadal más parecida a la que maravilló a un país entero. Un país que ha anunciado recientemente que Rafa será el encargado de abanderar el equipo español en los Juegos Olímpicos de este verano en Río de Janeiro. Un deportista que representa a la perfección los valores del deporte, por su lucha, por su entrega y porque nunca se rinde y aunque muchos se empeñen en darle por muerto, Rafa siempre la devuelve.

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