Brian Bolland: su magia oscura
De la vanguardia al mainstream
Especial para 9paneles
Un dibujante contemporáneo para un arte de masas
El gran público lo conoce por la asociación indeleble con Alan Moore en La broma asesina (The Killing Joke,1988), obra reconocida con el Eisner para ambos artistas y cuya repercusión persiste en el siglo XXI: el tratamiento “Adulto”, inédito en la fecha de publicación del cómic, de la relación entre Guasón y Batman, basada en una espiral de rechazo y atracción mutua, permanece como una de las puertas de entrada al mundo gotamita.
Sin embargo, a sus 72 años y en plena majestad creativa, Brian Bolland es un artista cuya técnica supuso un necesario cambio de guardia en la industria norteamericana, acostumbrada a esquemas artísticos con 10 o más años de antigüedad.
Técnica oscura y ruinosa para ojos candorosos
Con el fotorrealismo como su aporte central al dibujo, brindó un aire de actualidad a sus composiciones (visto a la distancia aparenta suciedad, lo que es otro logro de su arte) que oscilan entre el interior de los fascículos y su expédito portadismo, cuyo ritmo y volumen compite con Alex Ross.
Junto a Dave Gibbons, de quien aprendió la regularidad del oficio en contraposición a su parsimonia inicial, comenzó en 2000 AD con encargos que fueron abriéndole paso a lo que sería uno de sus hitos: la creación estilística del Juez Dredd.
El personaje, un impartidor de justicia en un futuro cada vez más presente, contó con el talento del dibujante para definir la figura que hoy reconocen los lectores: la fisonomía abultada, de quijada prominente, los colores prototípicos azul, amarillo y rojo, las armas.
De su trabajo en 2000 AD, así como algunos extras en Future Shocks y otros fanzines, autenticos medios contraculturales de la época, el artista dio un salto cualitativo al llamar la atención de sus pares norteamericanos.
La vanguardia que cambió el tiempo
Brian Bolland es parte de la oleada británica que arribó a Norteamérica a finales de la década del 70. Junto a Dave Gibbons, Alan Moore, Grant Morrison, Neil Gaiman, entre otros autores, tomaron el escenario por sorpresa para transformar los héroes en figuras con motivaciones amplias, muchas de ellas a contracorriente de los valores promulgados durante años.
Vinculados a DC Comics bajo la responsabilidad de Lein Wein, editor en jefe, y con la suficiente manga ancha para remozar los títulos insignia de la editorial, hicieron historia al cerrar la Edad de Plata e inaugurar la contemporánea, oscura y densa, Edad de Bronce con trabajos borde, como la citada Broma asesina, Camelot 3000, Justice League Monthly, Action Comics, Tales of The Green Lantern Corps, entre otras series.
La década del ochenta fue el momento fulgurante de estos talentos, como bien ha sido descrita en Supergods, la biografía de Grant Morrison, quien trabajó junto a Brian Bolland durante su etapa de Animal Man. Más allá de las anécdotas relacionadas con su manera de trabajar (parsimoniosa, contactando directamente a los autores y editores) a Bolland debe atribuírsele, de manera indirecta, la creación de la línea adulta de DC Comics: Vertigo.
Pensada como refugio para las obras menos mainstream de la editorial, Vertigo fue el nicho en el que la experimentación de Bolland con su técnica fotorealista obtuvo la resonancia que lo sitúa como artista de culto. Allí ilustró e hizo portadas de más de 100 números entre Animal Man, Doom Patrol, que alternaba con trabajos para DC en las series regulares de Batman, Superman, entre otros.
Wonder Woman: un reto de los noventa, aún vigente
Otro hito fue su polémico abordaje de Wonder Woman en los noventa que, pese a ser recibido con extrañeza por los lectores, sigue siendo un acercamiento muy fiel a las ideas originales de William Marston: una heroína consciente de su femineidad, dispuesta a ponerse de tú a tú con sus colegas masculinos y, por supuesto, hipersexual.
Entre reconocimientos y libros conmemorativos por su trabajo, Brian Bolland ha seguido produciendo arte. Sonado es su aportación a Batman: Blanco y Negro, en el que dibujó y escribió su propia historia: un criminal en busca de la perfección cuyo leitmotif es el asesinato del encapotado.
Entregado al detalle, crudo y virtuoso en sus dibujos, Brian Bolland transformó la estética del cómic norteamericano con dos cojones: un renovador cuya obra sigue estando disponible para sus lectores en el lugar ideal, la estantería de cómics.
Originalmente publicada en 9paneles, sitio autogestionado para la divulgación del cómic.