Es tiempo de primavera
En este tiempo de primavera, tiempo donde reside el corazón de la juventud y donde habita el espíritu de la ilusión y del porvenir. Teatro de risas y lágrimas. Lecho donde se nace y se muere a cada instante. En este tiempo de primavera, repito, entretengo la vida mirando el horizonte. Un horizonte borrado o, por lo menos, oscurecido entre los intereses particulares de quienes no han sabido superar sus complejos ni han intentado adaptarse a los tiempos que corren.
Personajes que la Historia marcará con un estigma y las gentes recordarán lo sucedido como una larga pesadilla que el destino nos enseñó para que no olvidemos nunca nuestra condición, que también es la suya.
Reyezuelos de Baratarias, engalanados de falsos poderes y circunstancias particulares, anclados en una época lejana, incluso ficticia y que a fuer de imaginársela una y otra vez como si de un auténtico reino se tratase, piensan que son intocables y que todo ello es verdad.
Pero el horizonte, ese horizonte que ahora miro y que todos los días surge por el este…; ese horizonte, que es el mismo para todos y que nos marca la Historia, no se puede someter ni controlar.
© Antonio Molleda
