La Democracia

Antonio Molleda
El Circulo
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3 min readJun 10, 2019
Joaquín Salvador Lavado Tejón: QUINO

No voy a dar mi opinión acerca de lo que pienso sobre La Democracia, sino solamente lo que los teóricos políticos dicen que es La Democracia.

Comenzaremos por la justificación democrática del poder político, que es esencialmente legalista, esto es, está basada en la idea legal de un contrato, o al menos así era lo que pensaban los teóricos hasta no hace mucho. En efecto, los modernos demócratas han desechado por incierta la idea del contrato social y han propuesto en cambio que la democracia se basa en el consentimiento del pueblo, el cual, una vez que se ha expresado a través del proceso del sufragio, se obliga a sí mismo a obedecer al gobierno que ha elegido.

Detrás del punto de vista democrático está la hipótesis de que el poder y el derecho a ejercitar el poder (valga la redundancia) pertenecen al pueblo, aunque en algunas teorías el pueblo se refiere a un conglomerado de individuos, y en otras, a una entidad colectiva.

La teoría democrática no sólo especifica que el pueblo debe gobernarse a sí mismo, sino además que el propósito del gobierno es el bien del pueblo.

Las ideas que siguen resultan centrales para lo que puede llamarse una teoría democrática clásica:

1. Supremacía del pueblo.

2. El consentimiento de los gobernados como base de la legitimidad.

3. El imperio de la ley: métodos pacíficos para resolver los conflictos.

4. La existencia de un bien común o un interés público.

5. El valor del individuo como ciudadano racional y moralmente activo.

6. Iguales derechos civiles para todos los individuos.

No todas estas ideas están conectadas lógicamente, pero a medida que se fue desarrollando la teoría democrática en el curso de la historia, han quedado integradas dentro de una teoría unificada.

Creo que éste no es el lugar ni tampoco es el momento para desarrollar una historia del ideal democrático pero, en cualquier caso, es importante saber apreciar el movimiento que se ha registrado desde las concepciones elitistas de la democracia con un sufragio limitado a los ideales igualitarios del siglo XIX, y el retorno, en el XX, a las concepciones restringidas, elitistas, que arrojan dudas acerca de la capacidad del pueblo para participar en política.

El término democracia no es en absoluto claro sino que presenta muchos problemas. Se utiliza para describir los sistemas políticos de los estados Unidos, de la Unión Europea, de parte de Hispanoamérica, del bloque comunista y de los estados unipartidarios de África, lo cual da una idea de la amplitud de su referente. Las razones que explican este uso peculiar se harían claras si considerásemos las diversas teorías sobre la democracia, cosa que no haremos aquí. Cada ideología que proclama la virtud de la democracia toma elementos de la teoría democrática más compatible con sus propios ideales diferenciados y los incorpora. Por lo tanto, cada ideología considera la democracia de manera diferente.

En términos generales, y sólo a título de crítica, a nosotros nos parece que La Democracia, las democracias que conocemos, distan mucho de lo que entendemos por ideal democrático, porque, en principio, no han sido capaces de crear las condiciones necesarias para que se dé una paz en el mundo, y una prosperidad clara y sostenida para tod@s.

Muchos teóricos políticos se lamentan (Bryce, Schumpeter, Bottomore, Goodwin…) por la ausencia de la buena voluntad, el espíritu público y la cooperación entre los ciudadanos democráticos. Consideran que la democracia ha sido degradada (yo me considero entre ellos) hasta el punto de ser para las personas nada más que un medio de procurar beneficios materiales y ya no un fin en sí misma. Estos teóricos proponen una descripción realista y procesal de la democracia como una competición entre los líderes para obtener los votos populares.

Pero estas críticas, y esto sí que es una lástima, no cuestionan en realidad los ideales individualistas de la democracia, la ciudadanía y la participación, pese a que muestran que estos ideales son inadecuados en cuanto a su realización concreta.

Para terminar, sólo añadiremos, que en la actualidad hay dos teorías rivales acerca de la democracia: la elitista y la pluralista. Algún día hablaremos de ellas, algún día.

©Antonio Molleda

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