LA DESNATURALIZACIÓN DEL SER

Fredo Velázquez PhD
El Circulo
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3 min readMay 6, 2019

Todo indica que la gran mayoría de los seres humanos, desde el periodo paleolítico, y más puntualmente, a partir de la era axial (era durante la cual surgió la misma línea de pensamiento en cuatro regiones diferentes del mundo: China, India, Oriente Medio y el Occidente), se han dedicado a desnaturalizarse.

¿Qué quiere decir esto?… ¡pues que los inteligentísimos seres humanos!, han dado prioridad, a lo largo de sus vidas, a ciertas “necesidades” que en realidad ¡no necesitan! para coexistir ni con su propia raza ni con el resto de las manifestaciones de este orbe; menos aún para rezumar y exteriorizar sus virtudes, talentos y artistía.

En algún punto de la historia, el Homo sapiens se hizo consciente del “yo”, es decir, de sí mismo, y por ende, de su temporalidad, sus limitaciones y del pesado condicionamiento que hasta cierto punto puede llegar a trastornarlo, por lo que, ¡oh desgracia!, su anhelo existencial se volvió la salvación de ese “yo”, o sea, afianzarse psicológicamente a algo que los liberara de dichas “imperfecciones” humanas y les brindara eterna continuidad. Y en este sentido, como ya se mencionó, podemos percatarnos sobremanera de dicha obsesión humana durante el periodo axial: en oriente con los filósofos chinos como Chuang-Tse y Confucio, en la India con la religión védica, el hinduismo y filósofos como Nagarjuna, en Oriente Medio con el mazdeísmo, Zoroastro y los inicios del monoteísmo, y en Occidente con personajes como Heráclito y el auge de la filosofía griega.

Sin embargo, después de tanta espiritualidad, filosofía, dialéctica, creatividad, circo, entelequias, siglos y vidas enteras desperdiciadas en su anhelo de salvarse, ¿cómo se encuentra hoy la especie que tanto ha envanecido el “conocimiento” y la “verdad”? ¿Es más sabia, acaso anda en sintonía con el movimiento de la vida, es más ligero su andar, ha logrado sonreír al destino, los han visto libres y despreocupados?… No hace falta responder, en las preguntas hay casi una afirmación: ¡La humanidad no se ha salvado de nada! Mucho menos de lo que la obliga a “necesitar” salvarse: su desnaturalizada imaginación. Nuestra especie sobrevive en su fase por excelencia de atonía con la vida, ingeniando cada vez más sedantes inmateriales para poder vivir en “paz”.

Al ir en contra del movimiento natural, simplemente es imposible poder evolucionar, la humanidad es el flagrante ejemplo de esto, a pesar de su acervo milenario de horizontes, respuestas y espiritualidad, ¡se encuentra estancada!… en el mismo lugar. ¡Han volteado mucho la mirada hacia “arriba”, pero nuestras vidas solo pueden interactuar aquí, con lo de “abajo”!

Nuestra naturalidad yace en el ecosistema que nos alberga y en el potencial de nuestro organismo, y una mente que ha captado esto, es una mente que explota sus inherentes talentos y virtudes al interactuar y vivir sabiamente enfocándose en “lo que es”, en lo real, en lo palmario y manifiesto. No obstante la distorsión y desnaturalización de la persona ocurren cuando en la mente se enraíza la manía de intentar salvar al “ente” que cree coordina al organismo, es decir, el “yo”. Al anhelar darle continuidad a esa fantasmagórica idea, que no es más que un cúmulo de pensamientos, no solo se puede llegar a desaprovechar la vida misma y las posibilidades del organismo, sino que se vive siendo animado por un mundo de fantasía en el cual, una vez dentro, la gente se vuelve (en la mayoría de los casos) incurable, ¡y no existe rehabilitación para los incurables!, ni siquiera la simple beldad de la armonía de este planeta los ha podido hacer reflexionar.

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Fredo Velázquez PhD
El Circulo

Irreverentes, polémicas, divertidas y filosóficas reflexiones.