Prueba del espejo.
Un macaco adulto asoma detrás de su reflejo,
cree haber visto un cuerpo
que no es el suyo.
Un bebé
necesitaría sus primeros 24 meses
para tener conciencia de sí.
Para ser
todo lo que esperan que sea.
Para ser
todo lo que dijeron que sería.
Sólo mantengo un pequeño espejo en el baño
lo uso
para encontrarme las heridas,
para mirarme envejecer
para curarme el salpullido
para quitarme la barba
que más bien parece
un lunar amorfo cubierto de pelos.
Cuando estoy de humor
pienso en dejarme los dos pelos del bigote y hacer comedia:
-¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, chato.
Cuando no estoy de humor,
y la mayor parte del tiempo
quiero asomarme detrás de mí reflejo
como un macaco
y encontrar lo que esperan que sea
en ese otro cuerpo
que no existe
que dijeron que sería.
¿Cuánto tiempo habré sostenido la mirada la primera vez frente al espejo?
Resulte
que sigo mirándome fijamente en el pasado
convencido
con mis 24 meses de edad
que es otro cuerpo con un punto rojo en la frente el que me mira
siendo que soy éste que se mira sin saberlo
que romperá en llanto
asustado por fallar
la prueba del espejo.