Sesión N° 1
Es inusual, pero hoy no traje lengua.
Si, no la traje.
Puedo quedarme callado.
Es una pregunta.
Es mi sesión.
Acomodo mi cabellera al costado de mis orejas.
Luego siento el nuevo tapizado del sillón.
Estoy cómodo.
No debería estarlo.
Puedo pedir prestado una lengua.
Es una afirmación.
Puedo demostrar que mi voz es otra.
Es que a veces me canso de la mía.
Tenes un vaso de agua?
Gracias, esta un poco de fría.
Me duelen los dientes.
Ahora vuelvo,
Con lentitud y un poco de torpeza.
Mi semana estuvo plagada de proezas.
Fue un sueño al final.
Deje abierta la jaula.
No se si estaba vacía o se vacío.
Tengo hambre.
Es una sensación.
Me gusta ese cuadro.
El que esta detrás de usted.
El tigre que se desarma.
Siempre me impresionan los ojos.
Pinta bien el que convierte a los ojos en observación.
Es un pensamiento.
Suelo evocar su cara cuando vuelvo en el tren.
En ese instante digo cosas que nunca se me ocurren aquí, en la jaula.
El otro día le relate a un vendedor de café toda mi semana.
Día por día.
El caminaba lento, con una rara renguera.
Narré mientras el vendía su bebida caliente.
“El lunes caluroso y húmedo, comenzó con una caminata por el parque con Emilia. Esa noche tuvimos mucho sexo, o el que se puede tener en un verano de este tipo”.
El sirvió tres cafés a una familia tipo.
“El martes mientras masticaba un pedazo de pan, me llamo mi madre y me conto algo que no recuerdo sobre un tío mío”.
El me empujo disimuladamente.
“Mi tío es un imbécil”
“No recuerdo el miércoles”
Me pidió que le compre un café.
Lo hice.
Mientras seguía diciéndole no se que cosa.
Me volqué el vaso en el cuello .
Farfulle insultos durante el momento en que se quemaba mi cuello.
Todas las personas dirigimos el estado atencional hacia el anden.
Una persona se había desvanecido mientras corría para subir a la formación.
El vendedor me sirvió otro café.
“El viernes te lo cuento la semana que viene”
Le dije y no me contestó.
Terminamos por hoy.
