Todos buscamos aprobación

“¿Esto está bien? ¿Esto es normal?”, nos oímos decir.

Piero Fiorio
El Circulo
6 min readMay 9, 2021

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El principio y el mecanismo de la aprobación

“It’s just myself talking to myself about myself”, fue lo que respondió el personaje Thomas Shelby una vez que le preguntaron si se encontraba bien. Es precisamente en estas conversaciones internas que, muchas veces, se nos presenta la duda y necesitamos de alguien/algo externo, i.e. que no sea “myself”, que traiga consigo el desenlace en cuestión.

Esto se da porque, desde el momento en que sabemos que pensamos, emergen infinitas posibilidades que nos generan una infinidad de sensaciones; dichas posibilidades y sensaciones son de todo tipo: tanto placenteras como desagradables, tanto contradictorias como coherentes, y hasta paradójicas. De esta manera, cuando juzgamos dichas posibilidades y sensaciones, irónicamente no logramos abarcar el rol del jurado, que por naturaleza debe dar su veredicto al asunto. Por lo tanto, precisamos de alguien/algo que (des)apruebe lo que estamos planteando.

Este proceso, el de someter a prueba la conformidad de algo, lo tenemos incorporado desde hace mucho tiempo. Cuando infantes, nuestros padres (o personas a cargo de nuestro desarrollo) tenían la voz de la verdad/de la razón, i.e. eran ellos quienes otorgaban toda veracidad o validez a nuestro mundo. Sin embargo, cuando crecemos, nos convertimos nosotros mismos en los responsables de nuestra vida.

Dicho proceso se manifiesta en algo tan simple cómo pedirle a un amigo su opinión antes de publicar una historia en Médium, hasta algo tan complejo como un discernimiento respecto a una decisión trascendental que debemos tomar.

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Aprobar colectivamente: cómo llegar a la convergencia

Cuando existe una interacción entre dos personas, puede ocurrir que los modelos mentales de cada uno se encuentren sesgados. Hay veces que los sesgos son tan diferentes que, incluso si las personas están objetivamente de acuerdo sobre el mismo punto, no pueden percatarse de ello. Esto conduce a una divergencia tal que imposibilita la comprensión mutua, la conexión interpersonal o la comunicación efectiva (todo lo cual, tiene diferentes consecuencias).

¿Quién o qué puede facilitar que persona A y persona B mínimamente tengan una noción de qué es lo que está sucediendo y, posteriormente, puedan expresar su aprobación con el asunto, conformando una visión común al respecto?

Una tercera persona, la llamaremos el testigo, capaz de observar dicha interacción desde otra perspectiva, desde la cual adquiere información que ninguna de las otras dos personas tiene. Luego, dependiendo del razonamiento y presentación de ideas del testigo, dicha información puede resultar convergente para persona A y persona B.

Lo que me resulta fascinante es que: el testigo no precisa ser una persona más per se (i.e. una persona física), sino una mirada más ampliada de las personas en cuestión. Es decir, cuando además de tener sus puntos de vista dirigidos linealmente del uno hacia el otro y viceversa, persona A y persona B consideran la poderosa perspectiva llamada nosotros.

Por ejemplo, una persona afirma: “Yo tengo la culpa”. Luego, la otra replica: “No, yo la tengo”. Entonces, aparece el eco que dice: “Nosotros tenemos la culpa”. De esta manera: el punto de vista o la perspectiva llamada nosotros, es el punto en donde se unieron los puntos de vista de persona A y persona B.

Fuente: Systems Thinking Course de Derek Cabrera.

Cuando buscamos aprobación… ¿Estamos buscando algo más?

Tal como en la relación y dinámica presentada entre persona A y persona B, cada uno de nosotros tiene una relación consigo mismo, cuya dinámica es la de mil voces interactuando entre sí, voces de distintos tonos, transmitiendo diferentes mensajes y hasta cargando con diversas intenciones.

Cuando interactuamos con otra persona (quien, como vimos en la sección anterior, puede ser un testigo no físico), hacemos nuestro esfuerzo por ordenar dichas voces y, finalmente, las expresamos con un fin. ¿Cuál fin?

  • En el fondo, esperamos obtener a cambio: escucha, en primer lugar, lo cual confirma que estamos haciendo ruido (i.e. que estamos vivos y tenemos una voz propia); interés, tal vez, en segundo lugar; comprensión, ojalá, por último.
  • En la superficie, lo que esperamos recibir es al menos un atisbo de retroalimentación que nos permita mínimamente validar lo que pensamos/sentimos/percibimos; desde ahí, se pueden resolver dudas o complementar ideas.
  • (Explicitar dichos fines al inicio de una conversación puede contribuir a balancear expectativas y tener una comunicación más efectiva).

Así pues, requerimos de un marco de referencias mediante el cual podamos categorizar las cosas. Esto es, un marco que distinga X de Y y viceversa (e.g.: valioso de inservible, locura de cordura) y determine si el tópico en cuestión está más cerca de X o de Y.

En definitiva, lo que estamos buscando cuando buscamos aprobación o una validación es, en realidad:

Un desenlace moral para nuestra narrativa interior.

¿Cabemos lo que está bien? ¿Cabemos en lo que es normal?
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Conclusiones

0. Nuestra narrativa interior, compuesta por numerosas y diversas voces, demanda un desenlace ante planteamientos morales (dudas, juicios).

1. Si logramos reconocer que las cosas sencillamente son en lugar de juzgarlas, podremos prescindir de dicho desenlace. En otras palabras, integraremos los grises y nos liberamos de la carga que podamos llegar a experimentar (e.g.: soledad, ansiedad, frustración, culpa).

2. Además, ¿según quién o qué tenemos que tener un desenlace? Presumiblemente, dicha necesidad viene de una búsqueda de conexiones lineales de causa y efecto. Sin embargo, las cosas normalmente no funcionan así. Por consiguiente, podríamos amigarnos un poco más con los finales abiertos y aprender a abrazar la incertidumbre y la complejidad.

3. Los cambios de perspectiva nos ayudarán, en efecto, a relacionarnos mejor con la incertidumbre y la complejidad, así como a llegar más fácilmente a un acuerdo. A este respecto, en toda conversación (interna o externa) es importante revisar cuál es el modelo mental que está condicionando la conversación (Modelo mental = Información + Razonamiento). Para ello, debemos preguntarnos: (i) ¿Qué elementos (ideas) estamos distinguiendo? (ii) ¿Cómo se organizan? I.e.: ¿Son parte de uno o más sistemas? (iii) ¿Cómo se relacionan entre sí? (iv) ¿Cuáles perspectivas podemos tomar? [Fuente: Systems Thinking].

4. En este sentido, el ejercicio de abstraernos nos permite adoptar nuevas perspectivas y convertirnos en el testigo que desenlaza la historia. Sin embargo, esta no es una tarea fácil, porque requiere de una despersonalización o de desidentificarse (es decir, implica trascender el ego).

5. Es fundamental tener un espacio personal, un yo, en el cual podamos encontrar la escucha y la comprensión que precisamos. Es un espacio sagrado, un espacio en dónde nos sentimos y nos sabemos hallados. Este espacio contiene a todas esas voces tan diversas y hasta contradictorias y paradójicas.

6. Por otro lado y contrariamente a los puntos 1 y 2, no siempre se puede prescindir de un desenlace. Además, (i) nos reconocemos en los demás, (ii) todos influimos los unos en los otros y (iii) nos necesitamos los unos a los otros. Dicho esto, qué valioso es ser parte de un ecosistema que nos ayude a colorear nuestra identidad, potenciándola. Entonces, te hago las siguientes preguntas:

6.1 ¿A quiénes les estás regalando tu tiempo? Ergo, tu vida misma (la cual, te recuerdo, no sabes cuándo terminará). ¿Son personas que te limitan o que te potencian? ¿Te tiran para abajo o te tiran para arriba? ¿Celebran tu vida y la vida contigo? ¿Te complementan con nuevas perspectivas?

6.2 ¿Cuál es tu influencia en el entorno? ¿Qué estás transmitiendo?

6.3 ¿Te vales de retroalimentación?

7. Por último, qué importante es poder ampliar nuestra mirada, hacia una más holística y también inclusiva. Esto posibilita la integración de nuevas perspectivas. ¡Vaya, cómo cambia la escena con nuevas perspectivas!

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Piero Fiorio
El Circulo

La realidad supera ampliamente a la ficción. Fascinado con la experiencia de vivir.