SAN JUAN DE LA PEÑA: DONDE LA ROCA SE CONVIERTE EN TEMPLO.

Maklabi
ARQUEÓLOGA DE NOCHE
5 min readFeb 25, 2018

Cuando hablamos de una época en la que en la península ibérica convivían diferentes religiones y culturas, no debería de sorprendernos encontrar edificios de diferentes estilos arquitectónicos. San Juan de la peña es un buen ejemplo de ello. Podemos encontrar esta maravillosa muestra del románico a unos veinte kilómetros de la localidad de Jaca, cerca del pueblo de Santa Cruz de la Serós. Tal y como se puede apreciar en las imágenes, lo más llamativo del monasterio es su emplazamiento bajo una enorme peña. Es impresionante.

Aunque se cree que durante el siglo IX ya habitaban ermitaños en esta zona, hay que esperar hasta el año 920 para tener constancia escrita sobre este monasterio. En esos textos, se cita una construcción inicial de estilo mozárabe. Casi un siglo después, gracias a la aportación económica de varios reyes Navarros y Aragoneses, se amplía el edificio para crear el monasterio
románico que a día de hoy se puede visitar.

Imagen del conjunto del monasterio de San Juan de la Peña

LA HUELLA QUE DEJARON LOS MOZÁRABES

La iglesia que encontramos en la planta baja del edificio se considera la estructura más antigua del conjunto monástico. Esta modesta construcción es de estilo mozárabe. Esto significa que fue construida por cristianos de origen hispano-visigodo en tierras musulmanas. Si alguno se pregunta cómo puede ser que se construyera el monasterio en tierras musulmanas estando en Aragón, debe saber que en el año 714, tanto Zaragoza (Saraqusta) como Huesca (Wasqa), fueron conquistadas por los árabes, y que, antes que llegaran los musulmanes, Aragón estuvo en manos de los Visigodos.

Ya veis. Por estos paisajes se pasearon varias culturas, y muestra de ello es la mezcla de estilos de la primera iglesia de San Juan de la Peña. Se cree que la nave fue dividida en dos para albergar una comunidad mixta donde mujeres y hombres rezaban por separado. Lo más curioso es que los absidiolos (cabeceras de las iglesias) están tallados en la roca.

Las arcadas que han sobrevivido del claustro: la cara norte y oeste.

PERO SAN JUAN DE LA PEÑA ES SOBRE TODO ROMÁNICA

La arquitectura del conjunto monacal pertenece a los siglos XI y XII. La orientación del monasterio está condicionada por la apertura de la peña con lo que no mantiene el tradicional este-oeste de las iglesias románicas. Por la misma razón, las celdas, comedores, sala de concilios y demás espacios comunes se sitúan al lado izquierdo de la iglesia, aunque lo normal fuera construirlos alrededor del claustro. La iglesia de la parte superior tiene una sola nave con tres ábsides y la cabecera también está tallada en la roca.

Planta alta y baja del monasterio.

a) Primera planta
1.Masadería
2. Panteón real
3. Panteón de los nobles
4. Celdas, comedor y cocina.
5. Iglesia superior. Románica
6. Puerta mozárabe
7. Capilla de San Victorián
8. Claustro románico
9. Capilla de San Boto
b) Planta baja
10. Iglesia mozárabe
11. Sala de concilios

La segunda parte del conjunto románico es el claustro, actualmente a cielo abierto, construido junto a la iglesia como la tradición románica mandaba. Poco a llegado a nuestros días de este claustro pero lo poco que se tiene es realmente valioso. Hay dos razones que la hacen especial. La primera de ellas es que el pasillo del claustro no estuvo cubierta por ningún tejado o bóveda. Gracias a los restos del muro de la iglesia se sabe que el muro norte subía hasta contactar con la peña. De esta manera la arcada quedaría en el interior del edificio.

La segunda característica que engrandece este monumento son sus capiteles. En ellos trabajó la piedra el Maestro de Agüero durante la segunda mitad del siglo XII. Este artista anónimo tiene un trazo inconfundible y se le ha seguido la pista por edificios religiosos de Navarra y del norte de Aragón. Se reconoce a este artista sobre todo por la peculiar manera de tallar los personajes. Dibuja ojos muy saltones y desproporcionados.

Capiteles creados por el Maestro de Agüero. Imagen de la web www.jaca.com.

PERO… ¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?

El monasterio de San Juan de la Peña tiene un altísimo valor artístico. Debemos tener en cuenta que este monasterio es un fiel reflejo de las influencias artísticas que recibió el románico en la península, conviviendo en un solo monasterio muestras de arte asturiano, mozárabe y románico clásico europeo. Estos estilos fueron forjando el románico propio de Aragón. De la misma manera fueron clave en el estilo del monasterio, las idas y venidas de los peregrinos que realizaban el camino de santiago y los repobladores francos que se ubicaron en la zona. Este mestizaje de conocimiento hizo que las tendencias arquitectónicas francesas llegaran a la península, y generaran tendencias que se propagaron a su vez por Navarra y Castilla.

Pero sobre todo, no debemos olvidar, que aunque la localización de este monasterio fuera privilegiada, la razón por la que pudo permitirse restauraciones y grandes escuelas de tallistas, fue porque recibía los honores de las casas reales del entorno. Sancho el mayor de Navarra rehabilitó este monasterio y Sancho Ramírez lo amplió. Este monasterio tuvo tal importancia, que fue monasterio de referencia para el reino de Navarra y el reino de Aragón. Monarcas de ambos reinos fueron enterrados en el panteón del monasterio.

Cripta del monasterio donde están enterrados, entre otros, Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I junto con sus esposas. La imagen es de www.romanicoaragones.com

Gracias a esta posición privilegiada entre dos reinos es que el monasterio de San Juan de la Peña gozó de todos los caprichos artísticos de la época, hasta que uno de los incendios obligó a los monjes a construir y trasladarse a un nuevo monasterio a pocos kilómetros, quedando estas estructuras en el más profundo olvido hasta nuestros días. Afortunadamente los esfuerzos de la comunidad autónoma de Aragón han conseguido que el Monasterio de San Juan de la Peña sea uno de los espacios patrimoniales más visitados de Aragón y que los yacimientos arqueológicos del mismo aporten algo más de luz a una época injustamente olvidada.

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