Fidel en mi piel
Por Gabriela Romero
Estuve en el Centro Fidel Castro. Más que una visita, más que un recorrido, fue un reencuentro, con el niño, el joven, el revolucionario, con el líder histórico, el ser humano excepcional que es Fidel. Sí, así en presente, porque Fidel está allí, aquí, en toda Cuba, en mi corazón y mi mente.
No podría apenas explicar lo vivido, porque hay cosas que van más allá de palabras, escritas o dichas. Se trata de un sentimiento, de admiración y compromiso.
Es un lugar muy acogedor, sobrio, bello en su arquitectura, con áreas exteriores de exuberante vegetación vinculada al Comandante, con una jardinería vertical, horizontal, con plantas ahora jóvenes, pero que en un futuro no lejano se asemejarán a las de la Sierra Maestra. Hay una aureola mística que lo acompaña a uno todo el tiempo. Fidel está allí, se siente.
Guiada por un excelente comunicador, con el que interactué en las diferentes salas y locales, me adentré un poco más en la vida y obra del magno personaje, aunque en realidad, el lugar amerita muchas visitas más.
La Biblioteca y la Sala de Información, abiertas de martes a sábados, de 8.00 am a 4.00 pm, permiten no sólo la lectura, sino descargar libros, documentos, etc.
El Centro puede ser visitado con nuestros familiares y amigos. Su teléfono es 78330292.
Sin dudas, anduve por los gloriosos caminos de la Historia, de la mano de Fidel, que es lo mismo decir Cuba, porque Fidel es un país.
Viví momentos de mucha emoción, hubo sonrisas, lágrimas. A cada paso tres, palabras mágicas: conocer, querer y defender.
Sobre todo, algo no expresado verbalmente, pero que está en medio de mi pecho y en el de todos los agradecidos: el compromiso de cuidar para siempre la obra de infinito amor que nos legó: la Revolución Cubana.
