Revolucionar, pero con responsabilidad
Por Alejandra Brito
“Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”, dijo Fidel en junio de 1961 en su discurso conocido como Palabras a los intelectuales. Hoy vale la pena ajustar esta máxima al contexto cubano actual, porque en muchas situaciones viene como anillo al dedo.
¿Qué estamos atravesando una situación difícil? Nadie lo pone en duda. Se puede ver en cada uno de los hogares cubanos, en el transporte público, en el abastecimiento de productos de primera necesidad…Sufre quien recibe el latigazo, no las manos que lo empuñan. Le cierran los caminos a Cuba, sin pensar un segundo en las cruentas consecuencias. O sí. A fin de cuentas, el objetivo es hacer daño.
Esas acciones nos empujan al sendero de las carencias. Tenemos derecho de manifestar nuestras inconformidades, ¿quién lo pone en duda? Uno de los más recientes ejemplos es el caso de las madres que se agruparon el viernes pasado en la Autopista Nacional, en el barrio Comodoro, de Arroyo Naranjo. Plantearon sus problemáticas, pero con la bandera cubana en las manos. Aclamaban a nuestro presidente, sin dejar de asirse al mástil de dignidad que representa la Revolución cubana.
A veces podemos no sentirnos conformes. Eso no quita la condición revolucionaria. Fue gracias a ese proceso que se construyeron las viviendas donde hoy residen esas familias y la progenie puede disfrutar de garantías impensables en otros países.
Si pudiera cuestionarse algo sería el hecho de colocar a los niños frente al tránsito, una muestra incuestionable de irresponsabilidad. En un lugar como Cuba, donde la protección de la infancia tiene un copioso respaldo legal, social y político, no caben tales comportamientos.
Pero expresar insatisfacciones no es contrarrevolucionario ni mucho menos. Aunque, si ya vamos a hacer, es bueno también ir pensando en soluciones, en cómo ayudar desde abajo al desarrollo de la comunidad. Desde la base también deben nacer alternativas para vencer los obstáculos que se nos imponen. No en vano allí yacen las raíces de nuestra idiosincrasia.
