Por un breve instante

Lorena Valenzuela Sousa
El desvelo tiene tu nombre
2 min readAug 30, 2017

Querido tú,

Hoy sentí ganas de escribirte. No porque te extraño, no vayamos a confundir una cosa por otra. Por lo menos no de nuevo. No quería escribirte para verte. No quería escribirte para ponerme en tu radar. Creo que solo quería hacerlo para sentir que podía, que eramos lo suficientemente adultos para soportarlo… para comprobar que todo y nada había cambiado.

Me tomó un momento convencerme de no hacerlo. Al final, ¿qué ganaría? Seríamos dos cordiales extraños, dándole la espalada al momento pasado, pero sintiendo sobre los hombros el peso de lo que quedó por decir, de las explicaciones por dar y las excusas por presentar. Pero, ¡manía esta de hablar por ti! Por un breve instante me obligo a recordar que eres un espíritu libre, que siempre has pensado lo que has querido. Y que por alguna razón nunca te has molestado en compartirlo. Si tan solo lo hubieses hecho, tal vez la historia sería distinta. Tal vez nos hubiésemos percatado de que no distaban tantos nuestros deseos, de que no eran tan distintas nuestras inquietudes y nuestros miedos.

Pero es un poco tarde para llorar por lo que se perdió, o más bien, por lo que nunca encontramos. La vida se ha encargado de colocarnos en el lugar donde debemos estar, y nuestras decisiones nos han llevado al punto neutro de una relación que no tiene nombre, ni definición, que no encaja en ningún concepto, y que al parecer no estaba destinada a encajar. Hoy sé que lo que quiero no puedo tenerlo contigo. No eras tú, por más que quise creer lo contrario. Hoy sé que lo que quise contigo no es lo que quiero, por mucho que disfruté el momento y me perdí en el suave refugio de tus besos.

Hoy sé que lo que tuve contigo es una feliz historia del pasado, y es tiempo ya de pasar la página hacia un nuevo capitulo sobre nosotros, pues por más explicaciones que busque, en nada influyen en el resultado final. Hoy sentí ganas de escribirte, de hablarte y de decirte que todo quedó en el pasado. Que no guardes tus actos y tus palabras por temor a lo que yo podría pensar, por miedo a lo que podría llegar a imaginar. Tus actos han sido palabras suficientes para definir tus intenciones.

Sentí ganas, pero al final, no lo hice. Solo espero que si en algún momento lo hago, entiendas el para que: Para que podamos movernos hacia adelante, preservando lo poco que queda de lo que pudo llegar a ser y transformar a estos dos extraños en dos espíritus que libremente disfrutan el placer de su amistad.

Siempre tuya,

Yo.-

Originally published at https://eldesvelotienetunombre.wordpress.com on August 30, 2017.

--

--