Universos Paralelos

Querido tú,

Tanto tiempo sin vernos que hasta se me había olvidado como me pone tenerte tan cerca. ¿Será qué eres consciente de los pensamientos que provocas? ¿De todas las veces que he intentado con todas mis fuerzas alejarme y no cometer la locura de probar y ver? Tú, el que despierta los deseos más primitivos y más dormidos, quien provoca mi tensión y la confunde con temor… o más bien, le pone el nombre correcto, pero por los motivos equivocados.

Tengo miedo, pero no de ti. Tengo miedo de mi cuando estás. Miedo de no poder detenerme, de no escuchar todas las señales a mi alrededor que dicen “cautela”… o peor aún, escucharlas e ignorarlas. Tengo miedo de renunciar a todo lo que me ha tomado años construir por un instante en el calor de tus besos, en el resguardo de tu abrazo… en la anestesia de tu intimidad.

Es que eso eres tú. Tan inconveniente. Tan inoportuno. Tan perfecto para este momento. Un momento donde mi mente está cansada de pensar, mi cuerpo está cansado de esperar y mi corazón está cansado de sentir. Poco tiene mi miedo que ver contigo, más allá de tu presencia, de tu disposición… de tus provocaciones. Sutiles, privadas, secretas entre tú y yo. Solo nosotros sabemos lo que significa una sonrisa, lo que guarda una mirada, lo que esconde un vistazo rápido al celular cuando estamos sentados a pocos metros de distancia.

Mi anhelo y yo necesitamos ponernos de acuerdo sobre ti. Porqué si lo descubrieras, si te dieras cuenta, seguro encontrarías la clave para hacerme sucumbir. Necesitas llevarte del aire tu perfume, que se me queda pegado con cada abrazo. Necesitas salir de mi mente y volver al lugar que legítimamente te corresponde, porque así tú lo escogiste. Necesitamos volver a la realidad de que, por mucho que sea el deseo, entre nosotros nada puede ser.

Necesito abandonar cualquier universo paralelo donde eres posible. Es tiempo ya de volver a tierra firme. ¿ O será que allí también eres real?