Braulio Polanco
El Ego Crítico
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8 min readMar 10, 2017

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Fuente: Elio Casale / Montaje: El Ego Media.

Venezuela ya no está para chistecitos, afirma una gran parte de la población. En la otra cara de la moneda estamos los que creemos que sí, y nos resteamos en colectivos como El Chigüire Bipolar para tratar de seguir manteniendo el ánimo en un país que parece no cansarse de tocar fondo.

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Vivimos una época difícil, tiempos en los que el humorista Luis Chataing, quien siempre se negó a irse del país por no querer entregarlo a manos de 40 malandros, se vio en la necesidad de emigrar para intentar darle a sus hijos un futuro mejor.

Tiempos en los que Laureano Márquez, que durante años invitó a sus seguidores a través de sus monólogos a quedarse para luchar por un futuro mejor, expresa que ya no sabe cómo hacernos reír y le insinúa a la juventud que lo mejor es marcharse.

No obstante, el Chigüire sigue allí: aportando titulares jocosos que le sacan carcajadas al colectivo. Elio Casale, fundador y escritor de este portal de noticias satíricas, nos afirma que esto ocurre porquemantenemos el humor en medio de la metralla, porque sabemos que algo mejor a esta mierda es posible. Y agrega con seguridad que: “Lo contrario a eso sería rendirse, y eso sí que no”.

1. Laureano Márquez ha dicho que él ya no hace reír, sino llorar. ¿Cuál es el secreto para que El Chigüire Bipolar mantenga el humor en medio de tanta mierda?

E: Imagino que es porque el Chigüire es un animal acostumbrado a hacer pipí y pupú en el charquito donde vive. Laureano es bueno, un cerebro demasiado brillante, por decir lo menos; cuando él te hace llorar es de risa. Lo que ocurre es que el tipo de humor que él maneja (y el cual, me gustaría creer, manejamos también nosotros) te obliga a abrir los ojos y ahí es donde terminas llorando. Bien sea porque te das cuenta de la situación en la que estamos metidos, o porque te entra algún sucito en el ojo; pero el humor que te hace pensar es nuestro favorito. Mantenemos el humor en medio de la metralla porque sabemos que algo mejor a esta mierda es posible. Lo contrario sería rendirse, y eso sí que no.

2. ¿Nos harán llorar algún día?

E: ¡Quién sabe! Depende de Hidrocapital y sus cortes de agua.

Fuente: Elio Casale / Montaje: El Ego Media.

3. ¿Vale la pena seguir haciendo lo que hacen, aunque nada cambie?

E: ¡Claro que sí! No me atrevo a hablar por todos los del equipo, pero estoy casi seguro que ellos al igual que yo, se divierten haciendo al Chigüire. Yo me divierto muchísimo, más que el primer día. Y además le agradezco muchísimo al Chigüire por ser una gran vitrina y por permitirme pulir cosas que de otro modo probablemente no haría. Lo que falla con tu pregunta es creer que nada ha cambiado. Sí ha habido un cambio, para peor; y eso se convierte en combustible para seguir adelante, porque — una vez más lo digo — estoy convencido que es posible tener algo distinto a esta mierda. A mí me disgusta un poco esa particularidad tan nuestra de siempre creernos merecedores de todo lo mejor, muchas veces sin trabajar por eso; ¡pero es que esta mierda que tenemos ahorita no se la merece nadie!

4. ¿Se consideran simples provocadores, o hay alguna intención detrás de sus textos satíricos?

E: El Chigüire es un colectivo, y detrás de cada idea hay tantas intenciones como personas colaboraron en ella. En el Chigüire confluyen, y han confluido, humoristas, aspirantes a humoristas, profesionales de distintas calañas e incluso hasta personas serias. Cada uno de ellos tendrá su intención. A mí me gusta que cada nota de El Chigüire haga un link a la noticia real que la generó, me gusta creer que al menos ofreciéndote eso damos no sólo referencia al chiste, sino que cubrimos un poco el vacío que dejan los medios convencionales con la autocensura. Pero el problema de eso es que el lector tiene que esforzarse si quiere saber un poco más; si no hace click, eso muere ahí. Hoy en día las cadenas de Whatsapp se han convertido en la fuente principal de noticias para mucha gente en Venezuela, y eso es preocupante. Imagino que cada uno de mis compañeros tendrá sus propios motivos: a mí por lo menos me mueve eso que te digo. Y burlarme de la gente que nos gobierna, de los que nos metieron en este embrollo. Ahí sí me mueve una cosa bien punk, de mostrar a nuestros políticos como lo que son: unos mediocres impresentables. Esa es la única venganza que nos queda a nosotros, los pendejos. Poder reír al darse cuenta que el rey está desnudo.

5. ¿El Chigüire Bipolar ha tenido más éxito en tiempos de Maduro, o de Chávez?

E: Como todo termómetro de la realidad, ha tenido sus picos y sus puntos muertos. Cuando hay elecciones (*suspiro* cuando habían elecciones, ¡qué tiempos aquellos!), cuando no se sabía nada de la salud de Chávez, cuando las protestas estudiantiles, cuando la escena política se pone particularmente tensa, siempre registramos un buen número de visitas y/o interacciones. Pero siempre después de unas elecciones, o cuando hay saturación de política, o cuando el país entra como en punto neutro, o cuando la oposición la caga y el ánimo de la gente decae, el movimiento web se deprime también. Lo que sí me he dado cuenta es que en todo este tiempo el uso de redes sociales ha ido cambiando. Algunas suben y otras bajan. Por ejemplo, Instagram antes era prácticamente marginal para nosotros, y ahora siempre hay un intercambio notable en los posts que ponemos ahí.

Fuente: Elio Casale / Montaje: El Ego Media.

6. Luis Chataing dejó de hacer radio tras 25 años, porque se vio obligado a emigrar. ¿Algún integrante del Chigüire ha dejado el staff por algo similar?

E: El Chigüire ha pasado por varias etapas. Su primera etapa, la “näive”, era cuando era todo más artesanal, más rupestre. Éramos un blog en blogspot. Luego vino el renacentismo, Isla Presidencial y esas cosas. Ahorita estamos como en una etapa postmoderna loca, de esas en las que pones un pupú en el suelo y todo el mundo lo aplaude, y luego haces una cosa que pensabas que era excelente y nadie la comprende. En cada una de estas etapas se ha ido subiendo y bajando gente, cada quien fue dejando su aporte y tuvo sus buenos y malos momentos. Algunos salieron del grupo porque se cansaron, otros porque se dedicaron a otras cosas, otros porque se mudaron y otros uno no sabe si están o no están. Eso sí: antes yo era el único que estaba afuera; ahora somos varios en esa situación.

7. Vives en el exterior. ¿Esto no te complica a la hora de aportar ideas sobre notas con respecto a Venezuela?

E: Vivo en el exterior, pero nunca me he desconectado. Aunque uno no esté presente, ese país también es de uno, y en Venezuela están mis padres, mi hermano, mi familia, mis amigos (los que aún no se han ido, al menos) y tengo esta necesidad enferma de saber en todo momento por lo que están pasando. Así que me mantengo empapado de lo que pasa allá, el lugar donde nací y crecí, así como trato también de hacerlo con la tierra que me acogió. Obviamente hay cosas con las que sí pierdo un poco la conexión, como los precios, los nombres de los artistas o los edificios. Muchas veces en las “reuniones” de producción del Chigüire, o cuando escribo algún texto y me aparece una de estas dudas, tengo que preguntar aparte quién es fulano o cuánto cuesta tal cosa. Pero el panorama general lo tengo cubierto, gracias a las redes sociales. Siempre he pensado que Twitter es, para mí, el periódico hecho a mi medida, el que me gustaría leer; y por los momentos mi Twitter tiene un cuerpo dedicado a noticias de Venezuela y otro a noticias de aquí (Florida).

8. A pesar de que algunos exponentes del humor han decidido en estos tiempos enfocarse netamente en la política, El Chigüire no ha dejado de parodiar la cotidianidad del venezolano. ¿Por qué?

E: Porque nuestra política y nuestra cotidianidad van unidas para siempre de la mano. Nuestros políticos son muestra en carne y hueso de nuestra cotidianidad. En ningún otro país uno ve a diputados o ministros con esa pinta, con franelas percudidas y monos con la liga vencida, como si en vez de haber ido a debatir leyes y políticas a una Asamblea hubieran ido a una panadería a comprar una caja de Belmont. Para entender que alguien así sea diputado, o que alguien como Maduro pueda ser presidente, hay que entender nuestra cotidianidad de la A a la Z.

Fuente: Elio Casale / Montaje: El Ego Media.

9. ¿Es rentable la página o solo la mantienen por amor al arte?

E: Nada más con la historia que tiene, el tráfico que genera y lo fuerte que ha calado el nombre “Chigüire Bipolar” en el país, debería serlo. Pero hay mucha resistencia en los anunciantes a asociar su marca con algo tan político. Así que estamos como la mayoría de quienes tienen abierto un negocio en Venezuela: apostando a tiempos mejores. Aguantando ahí. Genera algo, pero nunca lo que debería estar produciendo.

10. ¿Desaparecerán cuando llegue la democracia (si es que llega)?

E: No sé qué va a ser más difícil, recuperar la democracia o que el Chigüire desaparezca. Pero no les va a ser tan fácil librarse de El Chigüire, se los prometo.

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Elio: ¡Ahora que lo dices, por fin entiendo la causa de eso! Con razón no puedo salir a la calle sin tener alrededor ese culero gritando. Bajo a botar la basura, un culero. Voy a llevar al chamo al colegio, un culero. Me asomo debajo de la cama buscando una media perdida, un culero. ¡Es desesperante! Maldito Chigüire, jamás le perdonaré eso.

Elio Casale es un comunicador venezolano egresado de la Universidad Católica Andrés Bello, que fundó El Chigüire Bipolar en el 2007 junto a Juan Andrés Ravell y Oswaldo Graziani. Ha trabajado como productor creativo para las empresas A&E, AXN Latin America, Sony Entertainment Television y Viewsuales, donde labora actualmente. En estos momentos reside en Aventura, Florida.

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