Contrastes entre Bogotá y Medellín y otras conclusiones del Día del Hip Hop Colombia

Este gran concierto mostró que cada vez más gente cree en el rap colombiano: el panorama es alentador y el nivel de raps cada vez más alto

Santiago Cembrano
El Enemigo
8 min readMay 29, 2019

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Realidad Mental rompiendo el escenario. Todas las fotos son de Juan Antonio Carulla.

Ya desde hace unos años que el rap es la música más importante del mundo. Ni siquiera son necesarios los argumentos, basta con mirar las listas de canciones famosas, la cultura pop, las marcas de ropa y las tendencias culturales: llenas de rap. En Colombia la música rap y el movimiento hip hop han experimentado un gran crecimiento a lo largo de la última década, y cada vez más personas se reúnen cada fin de semana para escuchar rap en vivo o reproducen las canciones desde sus casas o compran discos y camisetas o se identifican y enorgullecen con todo lo que está pasando con el rap colombiano.

Por eso era importante y notorio un evento como el del Día del Hip Hop Colombia, organizado por el Sello Pro. Ante el desarrollo de todo el ecosistema del rap, un concierto así representaba una ceremonia para celebrar y conmemorar todos los años que han pasado desde que llegó el rap a Colombia, toda la gente que ha luchado por él y todos lo que han llegado para amarlo, disfrutarlo y hacerlo. Así fue: el domingo 26 de mayo, en el Auditorio Mayor CUN, más de mil personas — creo, soy malo con esos cálculos a ojo — se reunieron para una tarde/noche de ocho horas de rap.

Como destacaron Gambeta (Alcolirykoz) y Zkirla, el maestro de ceremonias del evento, cada vez más gente le cree al rap, es la bonita de la fiesta. Por eso existe el género urbano, para que el reggaetón y otros géneros puedan beber del rap y su potencia. Por eso cada vez más marcas se interesan por acercarse al rap, un movimiento que se ha levantado solo. Por eso, también, hay que defender al rap, estar alerta de los que quieren usarlo ahora que sí es cool. En todo caso, fue emocionante asistir a este evento, presenciar momentos colectivos en los que todos los presentes levantábamos la mano con fuerza por el rap.

Da Steez Brothaz

A continuación comparto una gran conclusión principal y tres observaciones adicionales sobre lo que viví el domingo en el Día del Hip Hop Colombia.

Diferencias entre Bogotá y Medellín

El Día del Hip Hop Colombia mostró los contrastes estilísticos y de propósito entre el rap de Medellín y el de Bogotá, las dos ciudades que se han configurados como las dos cabezas de un país bicéfalo en cuanto a su rap. Por el lado de Bogotá, representaron Javier Katerman, Diana Avella, Da Steez Brothaz, La Fabrik Subterránea y Realidad Mental; por el lado de Medellín, Luis7Lunes y Vic Deal, Noiseferatu, Granuja y Alcolirykoz.

El rap de la capital mostró su lado más político: Diana Avella hizo énfasis en la identidad histórica del rap como música de migrantes, como arte periférico, como obra de quienes encuentran en el hip hop una suerte de territorio. Esto fue evidente en las letras de Avella, explícitamente políticas con consignas de revolución social. Esa visión del rap como herramienta política y de registro de las calles de Bogotá tuvo eco en las presentaciones de La Fabrik Subterránea y, particularmente, el veterano rapero Realidad Mental.

Realidad Mental cantó sus letras con, según el mismo admitió, mensajes positivos y de superación personal, relatando sus experiencias y retos, el dolor y la degradación social que ha visto y vivido, matizados por una conclusión optimista que plantea que es posible salir adelante pese a las dificultades que un país como Colombia plantea. La sinceridad extrema, el impacto social y la identificación del movimiento del hip hop con las periferias geográficas y sociales parecerían ser los pilares del rap bogotano.

El rap de Medellín, en cambio, exhibió un enfoque más personal, hacia las vivencias y pensamientos cotidianos de cada MC, sin necesariamente preocuparse por transmitir un mensaje o usar la música como combustible para impulsar cambios hacia la igualdad social. Como lo dijo Luis7Lunes en uno de sus rapeos, no busca cambiar la vida de nadie, sino que la suya no se estanque. Este enfoque introspectivo — que también aplica para Granuja y Noiseferatu — permite una exploración estética que desemboca en el punchline, esa línea ingeniosa y contundente que cierra un compás.

Luis7Lunes

Entre punchlines y juegos de palabras, los MCs de Medellín fueron relatando su relación con el rap y sus pensamientos, disímiles entre sí. Se tocaron temas como la relación entre el basket y el rap y las influencias a partir de las cuales aprendieron de rap, pasando por alusiones y referencias a la marihuana, fiestas, mujeres, etc. El ethos del rap de Medellín sería, pues, que se puede hablar de lo que sea, de los temas más banales o de las reflexiones más profundas: lo importante es sorprender con el uso del lenguaje, con la métrica, con el rap. Es decir, lo que importa es rapear bien. El rap se valida en cuanto es rap, no por sus posibles impactos en la sociedad.

Estas no son camisas de fuerza que bloqueen la posibilidad de que un rapero de Bogotá escriba más hacia los ponches y que un MC de Medallo direccione su rap hacia un mensaje contundente para las calles de su ciudad. Pero sí me parecieron patrones explícitos que muestran las distintas formas de entender el rap y la diversidad de estilos y formas de abordar este arte. Entre el rap social y político y el rap más estético y de habilidades destaca Alcolirykoz, quienes logran combinar lo mejor de ambos estilos: canciones como “La Típica”, “Fruko y sus Presos” y, aunque no la cantaron, “Laura Ronda”, son historias barriales con una alta dosis de contenido social, pero que no descuidan el cómo, y logran ser ingeniosos y clavar ponche tras ponche para transmitir su mensaje. Ese equilibrio que han logrado me parece loable, y una de las claves de la calidad y éxito de su música.

Diana Avella

Centralización y género

Si entendemos el Día del Hip Hop Colombia como una representación de lo que pasa en el hip hop colombiano, surgen dos conclusiones respecto a la demografía del movimiento: sigue siendo predominantemente masculino y dividido entre Bogotá y Medellín. Diana Avella pidió un aplauso para las mujeres del hip hop colombiano, y Lianna fue ovacionada cuando fue mencionada por la MC, pero queda la pregunta: ¿Dónde están las mujeres? ¿Están pero no son suficientes? ¿Están pero no se les dan espacios y por eso no las vemos? ¿Como no hay mujeres en el rap entonces las niñas tampoco se animan a rapear? No tengo respuestas, solo dejo esas preguntas, con la convicción de que la diversidad de género fortalece cualquier disciplina o cultura, y el rap no es la excepción.

Respecto al tema geográfico, no hay que excavar mucho: el único artista que no era de Bogotá o Medellín fue MC Ari, de Cartagena. Las dos principales ciudades de Colombia tienen escenas de rap medianamente consolidadas, pero el siguiente paso debe ser ampliar esa fuerza a las demás ciudades colombianas. Diana Avella recordó, por ejemplo, los aportes de Siniestras Conspiraciones desde Barranquilla hace varios años, pero aun así resalta la necesidad de que Cali, Bucaramanga, Santa Marta y más ciudades tengan visibilidad y representación en la gran escena del rap nacional. Y no digo que no haya rap en estas ciudades, claro que lo hay, pero sí existe un desbalance que perjudica a la escena colombiana. Precisamente una de las fortalezas del rap de Estados Unidos han los distintos aportes que se hacen desde Nueva York y Los Ángeles, pero también desde Houston, Atlanta, Detroit, Chicago, etc.

La huella de Gambeta

Alcolirykoz

El Dia del Hip Hop Colombia fue una buena ocasión para entender el impacto que ha tenido Gambeta en el rap de acá: de las diez presentaciones del domingo, su huella estuvo en la mitad. Primero, con MC Ari, quien presentará El Sinsonte, su nuevo disco producido completamente por El Arkeologo (el alter ego de Gambeta cuando produce y hace beats) en los próximos meses; luego, con Luis7Lunes y Vic Deal: Vic ha rapeado sobre un beat de El Arke en “Cambio y Fuera”, de su disco De Ego Tripas, y Luis le agradece a Gambeta en “Roger Federer”, de El Armador del Sol; en el caso de Noiseferatu y Granuja, ambos han rapeado sobre beats de El Arke: el primero en “Centro de Acopio”, su colaboración con Anyone/Cualkiera y Granuja en repetidas ocasiones, como “Dando Vueltas” o “Los Cogió La Noche”. Gambeta, siempre que puede, resalta la importancia de ser agradecido y tener en cuenta la historia. Esta vez Alcolirykoz se encargó de recordar a los que abrieron el camino con un emotivo cover de La Etnnia. Hoy no le faltan flores a Gambeta ni a AZ, pero desde esta tribuna aprovecho para reconocer su impacto e influencia en el rap colombiano.

Aún falta pulir la logística y la producción de eventos

En el Día del Hip Hop Colombia, el sonido fue deficiente y los horarios no se respetaron. Por el eco que caracteriza al Auditorio Mayor CUN, las palabras que rapearon artistas como Javier Katerman y Diana Avella fueron, en su mayoría, incomprensibles. Además, varias veces fallaron los micrófonos y, aunque el público fue paciente, también manifestó su descontento con la calidad del sonido en un par de ocasiones. El sonido mejoró conforme la noche fue avanzando, pero incluso en sus mejores momentos seguía siendo insuficiente, se perdía elevándose entre el reverb del auditorio.

Por el lado de los horarios, que se publicaron apenas el mismo día del evento, el desorden fue evidente en tres hechos puntuales: primero, no se siguió la programación ni se cumplieron los horarios, que si existen es para algo; segundo, estos problemas logísticos hicieron que Noiseferatu tuviera que cortar su presentación antes de lo planeado, como se lo comunicó a un público decepcionado; finalmente, antes de que saliera a la tarima Da Steez Brothaz, las visuales mostraron el logo de Afterclass, el sello de Vic Deal, Luis7Lunes y Maco Maat, quienes ya estaban al lado del escenario, listos para salir a rapear. La confusión fue evidente.

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Santiago Cembrano
El Enemigo

Autor de ‘La Época del Rap de Acá’ y ‘Normas Rappa’ // Antropólogo. Escribo de rap, música y cultura.