El “Sol Moderno” de Andrés Guerrero

Eduardo Santos Galeano
El Enemigo
Published in
6 min readJun 7, 2019

Aprovechando el lanzamiento del soleado sencillo que irá en su tercer LP, hablamos con el cantautor pastuso que de a pocos se está haciendo un nombre en la alternativa capitalina.

A lo largo de este primer semestre se ha vuelto cada vez más recurrente el nombre de Andrés Guerrero en los carteles de los toques de la alternativa local. Un artista oriundo de las resistentes tierras pastusas que tras más de cuatro años de estudio y creación en Argentina y Brasil, hizo las maletas de vuelta hace algunos meses con una cantidad de música a sus espaldas y la intención firme de materializar las ideas que traía de sus viajes desde Bogotá.

Lo primero que surgió de esta nueva étapa fue “Sobre mi montaña”, una canción contemplativa cargada de sintetizadores y un motivo groovero acompañada por una letra que circula entre la naturaleza y la espiritualidad. Un track en el que también fueron evidentes los guiños a la vieja y la nueva escuela del rock argento.

Ahora, atravesado por la influencia de Brasil, el otro país que lo acogió en los últimos años, publicó “Sol Moderno”, un tema parte cantado en portugués que literalmente se siente como el sol pegando en la cara. “La canción es una manifestación muy clara de nuestro poder creador y avasallador que hace que nos paremos y afrontemos todo eso que nos dice “Pará y matate”. La parca puede ser sutil o muy enfática, depende del lugar en el que la dejas sentarse”, dice Andrés, que reconoce la influencia de artistas como Vinicius de Moraes, Caetano, Chico Buarque, Gonzaguinha, Gilberto Gil o Raul Seixas.

Para entender un poco más acerca de su camino recorrido y con un tercer disco que está pronto a salir a la luz, tuvimos una breve charla con Andrés, un artista relativamente nuevo para la escena que ha tenido una acogida importante en el corto tiempo que lleva desde su regreso.

Aunque te conozcamos desde el lanzamiento de “Sobre mi montaña”, un tu carrera ya tienes dos discos y un EP editados. ¿Cómo ha sido ese recorrido que te ha traído hasta este momento en la capital?
Pues “Sobre mi montaña” fue lo primero que lancé conscientemente desde que volví. Yo me fui mucho tiempo de Colombia y obviamente me esfumé de cualquier tipo de circuito que haya podido armar previamente. Mis discos previos a lo que estoy lanzando ahora, fueron muy accidentados. Te podría decir que no tuvieron planeación a nivel de difusión y ese tipo de cosas. El primero Desde el lugar en donde todo pasa es un disco súper introspectivo, que igual amo y ha atravesado a muchas personas, pero que nunca tuvo lanzamiento ni nada porque literalmente surgió en una tarde y lo grabé yo mismo. Decidí llamarlo disco después de un tiempo largo de tener las canciones ahí regadas en Youtube. El segundo que es Rinotopía I, llevó un tiempo larguísimo de concepción entre los viajes y mi residencia en Buenos Aires. También tuvo todo un proceso de gestación y producción enorme, y justo cuando llegó el momento de lanzarlo, lo que era una banda se desarmó y además justo ahí decidí volver a Colombia. Entonces ya te podrás imaginar lo explotado que estaba reiniciando una vida de más de 4 años afuera para volver que no me dio para llegar y meterle la ficha; recién ahora están teniendo algo de enganche esas canciones del 2017. Entonces en términos musicales ha sido raro por tanta voladera; recién en el 2018 decidí aterrizar y producir todo lo que está en las libretas y cuadernos.

En cuanto a recorrido en sí, ha sido una total locura. Haber habitado tantos lugares, tan distintos, con tantas cosas diferentes; haber armado vida en Brasil y en Argentina fue muy glorioso y duro a la vez. Pero principalmente haber transformado tanto mi concepción sobre el universo ha sido maravilloso, a veces putamente fuerte, pero en el balance final todo el recorrido es asombroso y mágico.

Creo que uno de los fenómenos más interesantes que hemos tenido en este primer semestre del año ha sido la llegada de artistas de Pasto como tú, Buha 2030 y Las Luces a todo este movimiento independiente local. ¿Por qué crees que todo se ha dado para que lleguen en bloque? ¿Cómo te ha acogido la escena?
Pues es muy loco que me digas que hemos llegado de Pasto porque yo no vivo en Pasto desde hace 12 años y no voy hace más de un año. Entonces no sé si es que justamente haya una corriente “pastusa” armando cosas en la capital. Desde hace tiempo que los radares artísticos vienen con la atención puesta en las locuras de ese lugar hermoso y desquiciado llamado Pasto, pero no por exotismo sino porque hay bandas o artistas que están haciendo el trabajo para visibilizarse, sin importar su procedencia. No es por declararme no pastuso, pero no considero que haga parte de algo que viene de allá. Estoy instalado en Bogotá hace mucho tiempo. Pasa que en los círculos de amigos uno termina referenciando personas, por eso dos de los integrantes de Búha hacen parte de mi banda Las Luces. A Gabriela y a Camilo los conocí por amigos en común y los invité a tocar porque son unos músicos de la re puta madre, así como invité a Carlos o a Ari que no nacieron en Pasto y que igual son músicos que me recomendaron por ser altos músicos. Justo me topé que cuando armé la banda estaban grabando lo de Búha, entonces más que un movimiento armado conscientemente es una coyuntura de músicos que incendiamos día a día esa idea barata de que “tu arte no te sostiene, te toca chisguear o ser profesor” y estamos en esa batalla interior, porque sabemos que tenemos cosas tremendas para ofrecer.

Con respecto a la escena muy bien. En muy poco tiempo de calendario, he podido habitar lugares muy poderosos. Muchos de los músicos que más admiro se han vuelto amigos y he compartido escenario con ellos. La movida crece y me asombra mucho lo que el público me entrega de vuelta. Realmente mi música le causa unas cosas impresionantes a la gente y eso es lo que más me estalla el corazón.
Los meses recientes han sido muy generosos: shows llenos, invitaciones a festivales y comentarios muy pero muuuuuy positivos.

Uno de los aspectos más notables que he encontrado en tus últimos lanzamientos es esa fuerte influencia lírica y musical de grandes argentinos como Fito Páez o Charly García. ¿Qué tan importante es esa vieja escuela del rock argentino en tu música?
El rock argentino y la música del cono sur en general está siempre presente porque es una de las músicas que más me ha transformado e influenciado en mi vida. No sólo por las letras sino por la convicción artística de sus figuras: Luis, Charly, Fito, Miguel Abuelo, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Eduardo Mateo, Cerati, y ahora Usted Señálemelo o Marilina Bertoldi, crean desde lugares tan vastos que terminan influenciando y cambiando todo lo que tocan. Me he encontrado con comentarios de “Te crees argentino” y antes me afectaba, ahora me cago de risa porque ya me quité ese lastre de la nacionalidad. Es como si a una persona blanca que le pinta hacer son cubano le dijeras “te crees negro” y es una total barbaridad. Ahora, yo no estoy pensando en hacer rock argentino en onda copia, pero si es muy notorio que me atraviesa, así como me atraviesa -y queda muy bien referenciado en este lanzamiento- la música popular brasilera, el soul, el hip hop y el trip hop.

Tanto en “Sobre mi montaña” como en “Sol Moderno” se escuchan esos motivos soleados y ensoñadores con el uso constante de sintetizadores. ¿Esa será la línea de este tercer álbum que se viene?
Sí, el nuevo álbum es justamente mi aparición ya no solo como compositor o intérprete, sino también como productor total de mi música. Me enganché con los sintes desde el EP del anterior año Todas Las Lunas y ahora no quiero parar. Me saqué un toque todo el tema del rockero básico -aunque en vivo y con banda estas canciones explotan- para hacer cosas más viajeras en el sonido y no tanto en los intérpretes como pasó en Rinotopía I que es más un viaje de rock progresivo y músicos virtuosos onda los 70s. Ahora me meto a mover un delay por 2 horas hasta que me cuadre y estoy más enfocado en que el tema me guste e inyectarle a cada uno elementos que no se escuchan a primera instancia, elementos muy sutiles u ocultos. Eso será Pineal, un álbum que verá la luz en la segunda mitad de este año.

Escuchen “Sol Moderno” aquí abajo:

--

--