MC Ari y El Arkeólogo presentan ‘El Sinsonte’, un disco de boom bap serio

El rapero cartagenero se juntó con el productor y beatmaker de Medellín para presentar un trabajo maduro que balancea la esperanza y la crítica con las reflexiones personales de Ari

Santiago Cembrano
El Enemigo
16 min readAug 4, 2019

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Foto de José Carrillo

Volvió a escuchar la canción para evitar que le ganara la emoción. A la segunda oída, le seguía pareciendo una chimba de tema. Ay, jueputa, qué chimba volver a escuchar a un man de la costa rapear así serio con letras las hijueputas con beats así de ese carácter, pensó entonces El Arkeólogo sobre la canción (que luego se llamaría “Respira”) que le había mandado MC Ari sobre un beat suyo. Así surgió la relación entre el beatmaker y productor de Medellín (también conocido como Gambeta, líder de Alcolirykoz) y el veterano rapero cartagenero; sus frutos: El Sinsonte, el nuevo álbum de ambos.

El puente que los conectó lo hizo Yury Sunshine — rapero barranquillero que conformó Siniestras Conspiraciones junto con Fat One — y eso le dio confianza al Arkeólogo para venderle un beat a Ari aún sin haberlo escuchado. Recuerda que no tenía expectativas y por eso se emocionó cuando escuchó en la canción que Ari le mandó a un rapero veterano y con experiencia. La contundencia de “Respira” fue la mejor presentación posible: “Quiero trabajar con la gente que me gusta lo que hace y tengo algo que aportarles; y con los que ven en mí algo importante. Lo que yo escuché de Ari, jefe, me convenció”, me cuenta El Arkeólogo vía una nota de voz de WhatsApp.

Ese voto de confianza de El Arkeólogo para Ari los impulsó. Como lo cuenta el cartagenero, “hicimos otro tema, empezaron a tener más aceptación y planeamos un EP. No nos conocíamos, todo había sido por correspondencia. Pero al ver lo que pasó con ‘Antologías’ y luego de que nos conocimos en Medellín, yo le propuse hacer un disco largo. Yo tenía escritas muchas canciones y él me dijo Ari, vamos pa’ esa”. Viajó a Medellín y estuvieron varios días seleccionando instrumentales y dándole forma al proyecto. Y entonces llegó la hora de ponerle nombre al disco: “Se iba a llamar Puro Bacalao, como la canción del disco, pero a la semana Kase.O anunció su canción ‘Bacalao’. Y retrocedimos, porque nadie iba a pensar que nosotros lo pensamos primero”. Entonces le pusieron El Sinsonte.

El sinsonte, un ave que habita las áreas bajas y secas de las regiones Caribe y Andina y los Llanos Orientales, no destaca por su atractivo plumaje, sino por su canto. Ari — un hombre serio y sobrio — se identificó con esta característica, con la perseverancia del animal. Se sintió cómodo planteándose como un sinsonte: “Era un nombre puro, rara vez se escucha el disco de un rapero con el nombre de un pájaro”, dice sobre el título del álbum de 16 canciones. Sucede a discos como El Soñador, Memorias de la Lluvia, El Dramaturgo y Fotografías. Ari lleva rapeando desde el siglo pasado, aún si no había sido visible para la escena de rap de ciudades como Medellín y Bogotá. Por eso este disco lleva como slogan esperanza contra esperanza, una frase que aparece en el libro bíblico del Génesis. “Es como cuando sobre una espera se te acumula otra. Esperando contra todos los pronósticos, en fe, hacia adelante. El Sinsonte es un canto a la perseverancia”, argumenta Ari.

Así como el sinsonte, este álbum es sobrio y serio, sin extravagancias ni adornos innecesarios. La voz de Ari es profunda y comanda respeto y encaja bien sobre las instrumentales de alta factura de El Arkeólogo. Gran parte de las creencias que Ari enuncia en el disco son vértebras de su gran columna principal: el cristianismo. Pero no es un disco de rap cristiano que predica, sino un disco de rap hecho por un rapero cristiano. Es decir, su público no son las iglesias. Dios es la gran inspiración en la vida de Ari y también lo es de El Sinsonte.

Para comprender mejor todo el proceso de creación del disco, les mandé preguntas a ambos protagonistas por WhatsApp y ellos me respondieron con notas de audio. Acá va lo que me respondieron.

Foto de Amilkar Córdoba

Ari, ¿cómo fue contar con el apoyo de El Arkeólogo en los beats para El Sinsonte? ¿Qué sientes que le aportó al disco y cómo fue trabajar con él?

Ari: El apoyo de El Arkeólogo fue fundamental en varios sentidos. Primero, porque él se involucró en el disco. Si tú me dejas a mí escoger los ritmos, mi preferencia siempre es rapear sobre instrumentales melancólicas y al principio escogía los beats que tenían pianos tristes o cosas así. Él se involucró en el disco al punto que tuvo voto en las decisiones de los ritmos para que el disco — a pesar de que yo tengo un estilo específico — sonara lo más variado posible dentro de lo que es. Ese fue su apoyo, no solo produciendo el disco sino dando dirección, metiéndose en el proceso. Fue fundamental.

En otro aspecto: el respaldo que él tiene como productor ha sido clave para mí también. Mucha gente que no sabe que yo rapeo hace dos décadas, por ejemplo, que tengo seis discos en la calle, se enteraron cuando él puso su voto de confianza en mí. El rap se mueve a base de respeto, por lo menos en la esfera en la que todavía nosotros estamos. Entonces todo el respaldo que él tenía se ha venido a mi favor. Finalmente, ha sido fundamental porque El Arke saca lo mejor de mí. Hace unos ritmos que me inspiran, tenía rato que no me sentía tan inspirado al escuchar instrumentales.

Lo contraproducente para mí ha sido que ha puesto la vara alta, de manera que otros productores han empezado a enviarme ritmos y siento que no están a la altura de lo que él ha hecho. Él sacó lo mejor de mí, dejamos canciones por fuera. Incluso había la confianza para que me dijera Ari, este rapeo está muy parecido a este otro, cambia esto. Entonces no fue solo un beatmaker, sino que se involucró en el proceso creativo.

Arkeólogo, ¿Cómo te va con ese rol de productor en sentido estricto y de guía en los procesos creativos de otros artistas? ¿Es un papel que te gustaría explorar más?

El Arkeólogo: A mí me soya estar en los procesos creativos. Siento que ya estoy en eso, no creo que sea algo que luego haré: lo estoy haciendo ya, en el presente. En Alcolirykoz funciona así, la parte creativa pasa por mí. Me gusta mucho eso, sentarme a decirle a Ari que no podemos hacer un álbum en el que todos los beats sean de pianos porque te gustan mucho, así estilo Mobb Deep. Entonces yo pienso en cuál puede ser el fuerte del man, qué beats le pueden favorecer. Incluso hablarle de las intenciones de las cosas, como parce, esta intención que tiene este tema es muy inocente para la intención que tiene el beat. Uno intenta equilibrar. Me gusta mucho esa parte. Siento que también puedo tener en la cabeza cosas que otros no, y las aporto.

Ari, acabas el intro “Plegarias” dándote la bendición. Creo que es un gesto poderoso para iniciar un álbum ¿Qué significa eso en esa canción para ti? ¿Cuál es el papel de Dios y la religión en El Sinsonte y en tu música?

Ari: Los reformadores protestantes tenían una frase: Coram Deo, o sea de cara a Dios. No solo en la música sino en todo lo que yo soy, existo porque Dios me creó. Eso le da propósito a mi vida y define todo lo que yo soy, mi identidad. Desde ahí es que yo me expreso, desde ahí entiendo mi familia, mis estudios, el amor, los valores, el Evangelio. Dios es el fundamento de mi vida. Existo para él y vivo delante de él. Todo lo que hago, lo que digo, lo que pienso, está en el marco de lo que yo creo que Dios quiere de mí.

Es una manera fuerte de iniciar el álbum. Entiendo que es atrevido en el contexto en el que hablo, porque nunca he hecho música para la Iglesia. Conozco el escepticismo de algunos raperos. Entonces también es desafiante: no escondo mi identidad. Me recuerdo a mí mismo quién soy. Es como decir si te gusta mi rap, quiero que sepas de dónde vienen los latidos de ese rap, por qué estoy vivo.

Arkeólogo, ustedes viven distinto y son muy distintos, aún si también tienen varios elementos de cómo ven la vida en común ¿Cómo equilibraron esas visiones de cada uno para hacer un producto coherente?

El Arkeólogo: Sí somos muy distintos por él ser religioso y yo todo lo contrario, pero nos une el respeto: el que nos tenemos entre los dos y el que le tenemos a las cosas que admiramos. A mí me gustó mucho y respeté mucho que siendo un man religioso y tal escuchara el rap que yo escucho como Apollo Brown y Roc Marciano. Teníamos cosas en común y le disgustan muchas cosas que a mí también: hablando de la música, de la incoherencia en el discurso de muchos raperos. En eso coincidimos demasiado. Entonces hace que lo que tengamos de diferencia no sea tan grande ni tan abismal. Ahí se encuentra el equilibrio, somos muy parecidos en el rap. Así él se acueste a las 8 de la noche y yo a las 3 am, él prácticamente no bebe y yo… ¿Sí me entendés? Estamos en extremos en eso, pero a la hora del rap somos de la misma época en distintas ciudades. Nos conecta la escuela.

“Respira, estás huyendo de nada. Son fantasmas que expiran, que viven bajo de la almohada. Se irán cuando escuches esta tonada y entre el halo que mana de la alborada en la mañana”, rapeas en “Respira”, Ari. ¿Cuál es el efecto que te gustaría que tuviera tu rap en los que te escuchan? ¿Rapear para ti también te ayuda para lidiar con esos fantasmas?

Ari: Cuando yo rapeo, me expreso. Expreso mis pensamientos, mis sentimientos. Si lo que escribo puede dar esperanza a alguien que quiere suicidarse, que está desanimado, que luego quiere escribirme Ari, ven acá, tú estás hablando de Dios, háblame un poco de esas cosas, me parece maravilloso. Pero tengo que ser honesto, no escribo pensando en cuál va a ser el efecto de mis palabras. Sé que tengo que ser más responsable en eso. Pero me gustaría que la gente piense en las palabras detrás de las palabras, en las implicaciones de lo que digo. Generar preguntas. Y me pasa, la gente se me acerca. Al principio hay cierta prevención, piensan este man es un cristianoide. Pero me preguntan sobre cosas y eso me gusta mucho, que mis canciones generen preguntas.

Y por supuesto que rapear me ayuda a lidiar con esos fantasmas, brother. Yo no crecí en un convento de monjas, no he sido cristiano toda mi vida, no conocí el rap siendo cristiano. Estuve en la calle mucho tiempo que no quiero contar ahora. Rapear es un catalizador, a veces las cosas que aconsejo a otros en mi rap son las que yo necesito. Es como si de mis propias heridas, de esas cicatrices, del bálsamo con el que Dios me ha curado, rapeo para otros también. Es un ejercicio hacia afuera y hacia adentro.

Foto de José Carrillo

Aunque yo no soy religioso, aprecio mucho que El Sinsonte tenga una perspectiva clara y defienda sus ideas, pienso que un disco así le da diversidad al rap colombiano. Arkeólogo, ¿Cómo sientes tu ese aporte desde la letra y desde lo que cuenta Ari en El Sinsonte?

El Arkeólogo: Jefe, eso es de lo que más me gusta de Ari. Que siendo un man religioso no está empeliculado en predicarle a todo el mundo, sino que está haciendo rap y es capaz de separar esas cosas y hacer que el rap de él tenga esa coherencia. Le puede gustar a cualquier persona, desde el más ateo hasta alguien de otra religión.

Yo creo que el aporte de Ari también es su estilo, su manera de contar las cosas, como vive en Cartagena. Estábamos bombardeados de Medellín, Bogotá y por los lados Cali. Ahora que hay rap en Pasto, Bucaramanga en todos lados, Ari viene a poner una cuota que extrañábamos: un man de Cartagena. Y así con su estilo serio y con sus letras profundas y tal; cuando a la gente le dicen Cartagena, por el estereotipo, se suele esperar algo muy distinto.

A mí me parece que aporta eso, que sí son letras competitivas, pero no en el mismo estilo del resto. Si habla de amor lo hace a su manera. Tiene su manera personal de contar sus historias. Ese es el aporte de Ari: que no está tan contaminado de otros raps, como de España, entonces siento que se conserva muy él en lo que hace.

Ari, “Responsables” es una canción dura y crítica frente a la irresponsabilidad de los raperos que se jactan y se comparan con Pablo Escobar y que en general usan el narcotráfico como un recurso para adornar su música. La canción habla por sí misma, pero ¿cuál es esa responsabilidad que crees que tienen los artistas con sus letras? ¿Cuál crees que debe ser el balance entre la libertad de expresión y ser consciente del impacto negativo que algunas letras pueden tener en los que las escuchan?

Ari: Detrás de la palabra “responsabilidad” hay una premisa moral. Los humanos somos seres morales porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Somos responsables, nada de lo que hacemos queda en el aire. Otras personas hablarían del karma, o de que las acciones tienen consecuencias. Los artistas no están exentos de eso por ser artistas. El arte nunca estuvo aislado, los artistas reaccionan a su entorno. El arte no está separado del artista, no es abstracto; surge del artista, de lo que quiere dar. En ese orden de ideas, a veces da un poco de rabia que hay raperos que se ponen coronas, que son tenidos como estrellas de la rima y dicen barbaridades, cosas elementales. Es como ven acá, esos recursos están ridículos, ponle un poco de perspectiva a la cosa, piensa en la semántica del asunto. Es como rimar hoy me siento más rimador que Hitler y mataré más judíos que en el Holocausto Nazi con mis rimas.

No hay ni un poquito de sensibilidad, a veces. Creo en el libre discurso y precisamente por eso puedo expresar mi punto de vista. No estás obligado a creerme, pero eso no me condiciona a no expresarme. Creo que la libertad de los hombres debe ser usada para el mayor bien de las personas. A veces es ridículo: con tantos recursos y palabras por usar, la gente rima con cosas del Chapo y así con tanta naturalidad como si no entendieran cómo esos flagelos azotan las sociedades. Es una canción que puede ser incómoda, pero está bien, me reservo el derecho de expresar lo que creo.

Foto de Xuan Martínez

Ari, para mí, hay dos cabezas claras en el rap colombiano: Bogotá y Medellín ¿Cómo ves la escena en el Caribe y en Cartagena? ¿Qué significa para ti seguir publicando discos de rap como este desde Cartagena?

Ari: Eso es totalmente cierto, brother. Y en la Costa lo sabemos, no tenemos pretensiones de negar eso. Cembrano, te digo que en años anteriores yo era un activista del rap y organizaba festivales, trajimos por mucho tiempo a gente de afuera, hacíamos talleres. Hace mucho dejé eso. Hoy mi colaboración con la escena es hacer mi música, es lo mejor que puedo hacer, no rendirme.

Cartagena tiene su propio rap, su movimiento de negritudes. Lo que pasó en el sur del Bronx en Estados Unidos… Cartagena tiene su propio sur del Bronx. La champeta es la música del barrio acá, no el rap. Los pickups, con la gente que se visten como raperos y son de los lugares peligrosísimos de aquí, ya emergieron, son estrellas y ganan mucho dinero. No intentamos competir con ellos, no hay manera. Lo único que podemos hacer a los que nos gusta el rap es ser constantes. Y dentro de esa constancia publicar discos serios y organizados, como siempre hemos hecho. Eso ha ido — más allá de que le guste a la gente o no — dándome algo de respeto en algunas esferas importantes de acá. La gente dice como mira, es un señor y después de tanto tiempo sigue rapeando, siempre es organizado.

El movimiento como tal sigue pequeño, Cembrano. Sigue con pocos adeptos. Más gente escucha rap, pero no necesariamente son raperos. Mi aporte va a seguir siendo ese, seguir escribiendo y seguir grabando. Tú te has dado cuenta de que me ha sido más fácil tener cuatro o cinco fechas afuera que una en mi propia ciudad. Tenemos casi que tres meses tratando de cuadrar una fecha acá y se ha cancelado porque nadie es profeta en su propia tierra. Hasta ahorita parece que va a salir una fecha aquí. Cartagena tiene que aprender mucho de rap.

La última canción mía “La Tinta del Caribe” la hicimos también porque Gamba me decía bueno Ari, eso es una realidad, está bien. Pero no te quedes con eso. Se trata de crear tu público allí porque, ajá, tú eres de allí. Y no siempre vas a venir a tocar a Medellín. Trata de hacer algo que anime también a los costeños. Entonces es un esfuerzo para darle un espaldarazo al rap de la costa. Como decir hey, qué pasa con los escritores. Porque talento hay bastante, pero está disperso.

Arkeólogo, ¿fue importante para ti el hecho de que Ari fuera de Cartagena? Supongo que hacer un disco así también aporta a algo que sé que te parece importante: que haya rap serio en distintas plazas de Colombia, no solo en Medellín y Bogotá.

El Arkeólogo: Sí, jefe, uno de los motivos por los que yo le dije también a Ari meto en el proyecto, no importa que no haya billete ya para los beats. Eso no puede ser un impedimento. Ari me decía que no tenía plata pero quería camellar conmigo. Yo siempre lo he dicho, y se lo he dicho incluso a usted: yo vivo tan enamorado de esta vuelta que tengo el espectro abierto a no solo Medellín. Quiero mucho a la gente con la que camello, les tengo mucho respeto pero mientras más podamos ampliar esta vuelta, mejor. Y si me incluyen a mí o pueda estar en unos cuantos procesos, yo feliz.

Y que este man fuera de Cartagena me parecía importante y un atractivo para el rap de acá. Que haya un respiro y la gente diga bueno, acá está este man de Cartagena. Así pasó cuando empezaron a salir canciones como “Antologías”. Había comentarios de la gente diciendo que dónde estaba metido, que qué chimba. Y en un país como este — en el que cada ciudad parece un país porque somos muy distintos — que haya rap y podamos sentirnos todos en comunión y comunidad me parece muy chimba. Es importante que la vuelta amplíe y se crezca y que en cada ciudad uno sienta que la vuelta está creciendo y no se encasilló solo en dos ciudades.

Aroi, hay un par de beats drumless en el disco, ¿qué te llama la atención de ese color? ¿Qué más captura tu atención hoy en cuanto a sonidos y ritmos que te gustaría explorar?

Ari: En el drumless hay dos cosas que son importantes. Como el ritmo es solo una pequeña cortina, la atención queda sobre la voz. Permite que otras sensibilidades se sientan, porque no está esa batería ni todas esas cosas que rodean un beat. Pero eso exige de ti cierta pulcritud, porque tu voz va a ser el acompañamiento. Me gusta el drumless, lo disfruto, solo que no se puede hacer un disco solo de drumless, sería muy boring.

No tengo curiosidad por explorar otros sonidos. Me gusta el boom bap nuevo, si se puede decir así, como que el color que le dan no es tan acetato sino un poquitín electrónico. No conozco los términos técnicos, es para que me entiendas. A veces me gustan esas canciones en las que la mezcla de los sonidos suena un poquito más brillante, pero sigue siendo boom bap.

Arkeólogo, ¿Cómo describirías los beats de El Sinsonte? ¿De cuál estás orgulloso? ¿Me puedes llevar un poco detrás de cámaras a qué colores lograste pintar en este disco?

El Arkeólogo: Yo me he dado cuenta de algo cuando he camellado en distintos proyectos con distintas personas: cada uno encuentra los beats que le calzan en lo que yo hago. Yo nunca hago beats pensando en un artista o algo, solo tengo ciertos colores en los estilos de beats que hago que me gustan mucho y afortunadamente cazan en la gente con la que yo quiero camellar, ellos se encuentran ahí. Entonces los colores de El Sinsonte son muy Ari, muy rap, muy serios: no hay nada demasiado colorido ni extravagante. Encaja con su personalidad, un man serio, puesto en su sitio, sin adornos ni parafernalias ni nada de visajes. Es muy de ese estilo, de lo que a uno siempre le ha gustado de Mobb Deep, beats serios parar mirar feo y escuchar en el carro. No todos, pero sí es algo que la mayoría tienen en común.

Estoy orgulloso de varios beats. El primero en el que pienso es en el de “Antologías”, me parece que es un beat que cuando mezclaron y masterizaron el disco — a pesar de haber sido uno de los primeros temas que salió — lo volví a escuchar con una emoción la hijueputa y me sigue gustando mucho. Me gusta mucho el de “La última vida”, el de “Troya” y el de “Liga Senior”, hay varios.

A veces Ari se emocionaba de beats que yo tenía en Instagram y yo le decía no, ese no. Pille este otro. Como de “IV Gatos”, que era un beat que si yo no se lo recomiendo a Ari entonces él no lo escoge. Eso me pareció chimba, que había beats de los que yo le decía esto se puede rapear y a usted le calzaría una chimba. Yo hice la curaduría: no dejé que escogiera beats que medio le gustaban. Para “Liga Senior” escogió un beat que dijo que era brutal y que íbamos firmes. Y de las últimas veces que cayó a Medellín, cayó a mi casa y le mostré ese que quedó en la canción y el como ¿Y ese beat qué? ¿Se puede escoger? Y yo parce, si ese le gusta más que el que tenemos, ese puede ser para “Liga Senior”. Yo le decía parce, hasta que no se encuentre el beat que es, no nos vamos. Llegamos a cambiar algunos beats hasta tres veces mientras llegaba el que era. Eso es chimba.

Ari se terminó abriendo mucho más al final, venía cerrado. Él quería hacer lo que estaba en deuda, había dejado de hacer mucho tiempo rap. No de escribir sino de grabar. Y a lo mejor quería hacer solo el rap que le hacía falta, pero hace diez años atrás. Y ahora escuchando lo que uno escucha ahora y lo que uno hace, se puso más en contexto con la actualidad y pilló lo que se podía hacer.

Escucha acá El Sinsonte, el nuevo álbum de MC Ari y El Arkeólogo

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Santiago Cembrano
El Enemigo

Autor de ‘La Época del Rap de Acá’ y ‘Normas Rappa’ // Antropólogo. Escribo de rap, música y cultura.