‘Las dudas siempre se desvanecen cuando escucho un beat que me engancha’: Juaninacka

El rapero español, pieza fundacional de la escena de Sevilla, habló con El Enemigo sobre su nuevo álbum ‘Caballo Negro’, producido por el chileno Frainstrumentos.

Santiago Cembrano
El Enemigo
12 min readSep 2, 2019

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Foto de Sebarockinn

Estuve por varios minutos intentando encontrar un inicio digno para esta entrevista con Juaninacka, una figura esencial en el rap español del siglo XXI y, en particular, en el desarrollo del rap sevillano. Podría citar una frase contundente de su nuevo disco, quizás, como “excéntrico confeso: hago un rap excelso que nace de la excepción no del exceso”; también pensé en citar lo que otros raperos han dicho de él y sus canciones, como cuando ToteKing dijo que con Juaninacka al lado aprende hasta el más torpe; consideré mencionar que cada vez aprecio más un estilo como el de Juaninacka: sosegado y reflexivo, adulto, que permite ver al interior de la mente de un hombre que exprime su cerebro y sus experiencias para traducirlas en barras; al final no supe cómo hacerlo, y escribí todos los inicios posibles en este.

El punto es que Juaninacka presentó hace unas semanas un nuevo álbum: Caballo Negro. Producido por el chileno Frainstrumentos, se suma a un grueso historial del Juani, compuesto por discos notables como Hellboyz (2011) y Caleidoscopio (2004), además de su trabajo con la agrupación La Alta Escuela. Su trayectoria lo ha configurado como un referente innegable si se va a hablar de rap en España y de su crecimiento a inicios de siglo. Juaninacka es un exponente que destaca por su autenticidad y por su enfoque profundo en las letras, cuya potencia surge más de la fuerza de las ideas que plantean que de otros recursos efectistas, condimentos que sobran por la solidez de la receta que este MC cocina.

Por su parte, Caballo Negro es sobrio y no deja lugar para el exceso ni la extravagancia: sin gritar, ni acelerarse, ni forzar la voz, el Juani va desglosando sus pensamientos a lo largo de 13 tracks. El color de los beats es serio, sin ser sombrío, e indica que esto no es para juegos ni efectos especiales, sino para decir verdades, analizarse y al entorno, rapear hacia dentro más que hacia afuera.

Dardos certeros y justos que brotan desde la pluma de Juaninacka les caen a las desgracias del sistema en el que vivimos, desigual y opresor; también comenta que va mejorando conforme envejece y que, alejado de las tendencias, hace esto para los amantes de la mierda de antes; reflexiona sobre cómo pocos han aportado tanto a nuestra lengua como Miguel de Cervantes y, aún así, él murió pobre. Estas y más cápsulas de ideas punzantes conforman los temas de los que el MC español, de 41 años, rapea en Caballo Negro.

El resultado de la unión entre Juaninacka y Frainstrumentos es pues un álbum que resalta la pausa ante la prisa con la que va el mundo. Por un lado, los rapeos son calmados — y no por ello menos firmes — , con un flow lento que hace que cada palabra pese más y que cada idea impacte con mayor fuerza; por otro lado, porque esas ideas se demuestran como fruto de un análisis juicioso, de un rapero que piensa bien antes de hablar y que cuando habla puede hacerlo con seguridad y convicción precisamente por ello. Caballo Negro, entonces, plantea una conversación estimulante con un apasionado por el rap, quien encontró en esta música su mejor herramienta para comunicar todo lo que tiene por decir.

Le escribí, entonces, a Juaninacka para hablar de cómo surgió su vínculo con Frainstrumentos y Caballo Negro, cómo va mejorando a medida que envejece, sus críticas a las tendencias y su relación con la cultura gringa que permea el rap. Por Telegram le mandé varias preguntas y él me contestó con sus respuestas respectivas. Transcribo acá la conversación.

Foto de Sebarockinn

¿Cómo has estado? ¿Cómo vives ahora, a qué te dedicas? ¿Vives del rap, trabajas?

Pues todo bien, gracias. Lo cierto es que estoy en un momento bastante equilibrado. Me dediqué en exclusiva al rap unos años, de 2004 a 2009, más o menos. A partir de ahí las cosas cambiaron y empecé a alternar la actividad artística con trabajos “normales”. Debido a mi forma de ser me viene bien no estar tan ahí. Las cosas han cambiado mucho en poco tiempo, soy una persona bastante reservada y celosa de su intimidad, y no disfrutó de la constante exposición que requiere promocionar y mantener una carrera musical. Diría que me siento cómodo manteniendo un perfil bajo.

¿Cómo es tu relación con el rap hoy? ¿Sigues siendo un estudiante de la cultura y de la música? Porque siento que varios raperos conforme se van haciendo mayores se van desconectando un poco. ¿Qué te gusta o qué escuchas hoy?

Estoy bastante al día de lo que sale, pero pocas cosas capturan mi atención más allá de la primera escucha. En mi adolescencia/juventud sí era un estudioso, un fanático. Ahora me es imposible estar al día de todo y tengo más cosas en las que ocupar mi tiempo, otras inquietudes, aunque la música sigue siendo lo primero, la verdad. Ten en cuenta que llevo obsesionado con el rap desde los 13 años y tengo 41, aparte, yo mismo lo hago, así que soy bastante exigente y tengo unos criterios muy definidos de lo que me gusta y lo que no. Oigo los clásicos y a la gente de Griselda, Roc Marciano, Denzel Curry, J Cole, Kendrick… la lista es grande en realidad. Y también mucho soul y algo de funk, sobre todo de los años 70 del siglo pasado, que descubrí gracias a mi empeño por saber qué artistas se sampleaban para crear los beats sobre los que solemos rapear, así llegué a James Brown, Al Green, Isley Brothers y un larguísimo etcétera.

Cuéntame cómo hiciste el disco: ¿Cómo fue el proceso de creación de Caballo Negro? ¿Cómo conociste a Frainstrumentos y por qué quisiste trabajar con él?

Me pasó su contacto mi buen Aerstame, de Movimiento Original. En ese momento Fray estaba preparando su disco Recortes y me quería invitar a salir en un tema. La química musical y personal surgió rápido y empezamos a hablar a menudo. Una cosa llevó a la otra y empezamos a preparar un trabajo conjunto, sin prisa, pero sin pausa, desde la distancia y dándole tiempo a los temas para que fueran cuajando. En casi dos años he oído más de cien beats, y he escrito, reescrito y borrado mucho material. No nos hemos dedicado al disco en exclusiva, ni mucho menos, pero ha estado siempre ahí y a principios de este año pudimos darle el empujón final, grabar material audiovisual y finalmente ha visto la luz. 13 temas de los que estamos bastante satisfechos, la verdad.

Dices en “Despedida y Cierre” que es “toda una ciencia mantener el estilo que te gusta realmente y seguir sacando música lejos de las tendencias”. ¿Por qué?

Esa frase resume lo que viene siendo mi relación con el rap en los últimos años, hacer las cosas tal y como las siento, aislándome en lo posible del ruido externo, que es mucho. No reniego de las tendencias, es necesaria la renovación, pero no me gustan las actitudes de fuera lo viejo, viva lo nuevo, de arreglar lo que no está roto, para mí todo tiene cabida y merece respeto. Con todo, lo entiendo, porque es natural que la gente más joven, en particular, reniegue de lo que había antes y quieran dejar su propia impronta. Ese camino también lo anduve hace años, ahora estoy en un punto en el que solo quiero disfrutar de mi contacto con la música y apreciar todo lo positivo que me llegue por esa vía.

Obviamente has sido crítico con tu entorno y con la sociedad antes, pero siento que eso destaca más fuertemente en este álbum. Digamos que eso destaca particularmente en tu verso en “Tiempo o Dinero”. ¿Cómo te paras hoy frente a lo que ves en Sevilla, en España y en el mundo?

Bueno, ahora tengo una perspectiva bastante más amplia y experimentada de las cosas que cuando empecé en la música, claro, ya que llevo unos cuantos años más dando tumbos por aquí. Dentro de que me falta mucho por vivir y comprender, creo que he aprendido a relativizar un poco, a ver las cosas con cierta perspectiva; ya no me enfado tanto si no que trato de entender por qué hacemos lo que hacemos, y las fuerzas tanto internas como externas que nos hacen comportarnos de tal o cual manera. Huyo de visiones simplistas, trato de empatizar y si emito una crítica o un juicio sobre algo intento que esté fundamentado en vivencias personales, en mi visión particular del asunto sin querer presentarlo nunca como La Verdad Absoluta, es solo mi verdad, lo que siento en ese momento. “Tiempo o Dinero” está escrito en ese contexto, aunque para mí el tema más crítico del trabajo es “Camina o Revienta”, porque refleja la realidad de mi entorno en particular, y de mi región en general tal como la siento yo.

“Mi manera de hacer esto envejece bien como Claudia Schiffer” dices en “Lugares Comunes” ¿Sientes que tu estilo — reflexivo, calmado, serio — te calza mejor ahora que eres mayor? ¿Cómo ha sido para ti el proceso de ir ‘envejeciendo’ en el rap a la vez que vas puliendo tu estilo?

Hace unos años estaba convencido de que ya estaba viejo para esto, como el futbolista que a sus 30 años ve como los canteranos de 18 llegan hambrientos, se comen el mundo y lo mandan a uno al banquillo. Cosa que sin duda hacen, porque este género es exigente y se alimenta de la juventud; en el fondo el rap es música hecha por jóvenes para jóvenes. Pero se da que los jóvenes de antes hemos madurado y seguimos teniendo la misma necesidad de expresarnos y alimentarnos con esta música, y muchos seguimos teniendo cosas que decir y las mismas ganas de escuchar, así que las dudas siempre se desvanecen cuando escucho un beat que me engancha y me siento inspirado. Mientras sienta eso, haré rap y lo compartiré con los que me siguen, para que sepan que estoy haciendo música nueva. Mi objetivo es tratar de crear algo auténtico, coherente con mi edad y mi forma de pensar.

En “Un Día Gris” hablas de que haces esto para amantes de la mierda de antes. Háblame de ese proceso: ¿Cuáles han sido las claves para mantener tu estilo y no sucumbir a las tendencias? ¿Crees que lo que haces se liga necesariamente con un estilo ‘de antes’?

Esa frase en concreto se entiende dentro del contexto del tema, un beat muy clásico, muy costa este de mediados de los 90, con sus trompetas y scratches, sus tres párrafos de 16 barras (o casi, el último tiene un poco menos).

Como te decía antes, no estoy en contra de las tendencias, pero sí de la falta de creatividad, de que todo suene igual y repetitivo. Soy consciente de lo que diré ahora va a sonar desfasado para muchos, pero es una sensación fuerte que tengo desde hace tiempo: cuando yo empecé en esto, cada grupo o colectivo tenía su propio estilo y la gente se esforzaba por sonar diferente y aportar su propio sonido. Había patrones que se repetían, claro, pero la gente luchaba por aportar algo único y era eso lo que los definía, la creatividad era enorme.

Eso se ha perdido: vivimos los tiempos del refrito, donde lo que mejor funciona es sonar igual que los demás, dárselo todo al oyente bien masticado. Demasiada gente tratando de parecerse a las cosas que se parecen entre sí, ¿sabes? Las claves para mantener tu estilo son, primero, tener uno propio, se puede imitar el de los demás, pero hasta cierto punto, hay que ser disciplinado y trabajar hasta que vas sonando a ti mismo. Una vez encuentras tu propio sonido, tu propia voz, hay que trabajar más y si el talento y la dedicación te acompaña, harás buenos temas y puede que hasta envejezcan bien con el paso de los años.

“Excéntrico confeso. Hago un rap excelso que nace de la excepción no del exceso” — El Verso Libre. Esta línea me pareció bella, pero me gustaría que explicaras más a qué te refieres: ¿Cómo entiendes tú esa excepción de la que sale tu rap en contraposición a los excesos que quizás son el lugar de origen del rap para otros?

Hablo de reflejar mi identidad y mi manera de entender la realidad en mis textos, en vez de hablar de lugares comunes típicos como lo que tengo, lo que gasto, en que me lo gasto, etc., que en lo personal me parecen temáticas aburridas, por repetitivas, y mediocres, por lo poco imaginativas y pro-sistema establecido que en realidad son.

En “Camina o Revienta” dices lo de “Hablamos la lengua de Cervantes y Cervantes murió pobre. Fama sin dinero es irrelevante”. ¿Qué crees que se puede aprender de esto? ¿Que es mejor buscar el dinero? ¿Que hay que apreciar a los que aportan a nuestra cultura cuando lo hacen y no después?

Lo que se puede aprender de esto es que la cultura y el éxito económico no suelen ir de la mano, al menos en la mayoría de los casos. La historia está llena de individuos que aportan nuevos relatos o interpretaciones de la realidad y la sociedad no los recompensa por ello, si no que los castiga o ignora. La fama y el reconocimiento están bien, pero acompañados de dinero te aportan un refuerzo que muchas veces es necesario para dedicarte en exclusiva a la creación artística, teniendo los medios necesarios para llevarla a otro nivel.

En “Estaba Escrito” te vas hacia atrás unos años y rapeas lo de “Recuerdo la época del hardcore. En Sevilla no había nada, pintábamos sin lienzo ni marco. Ahora hay de todo y algunos brillan. Nadan solos pero el resto se ahoga en el mismo charco”. Llévame en la máquina del tiempo 20 o 25 años atrás. ¿Qué recuerdas de esos inicios cuando tú y varios más estaban construyendo una escena de rap en Sevilla?

Nosotros no teníamos conciencia de estar construyendo o creando algo. Recuerdo el sentimiento de pertenencia y de comunidad cuando te relacionabas con desconocidos gracias a una pasión común por la cultura, expresada como rap, graffiti, baile… Era algo nuevo, que influyó a una minoría que no encontraba estímulos ni retos intelectuales o alternativos en el entorno que nos rodeaba. Nos aportó pensamiento crítico, nos hizo mirar fuera de nuestros pueblos, nuestros barrios, era una sensación de descubrimiento constante. Era como un camino rural por el que avanzabas despacio, que se ha llegado a convertir en una autovía de doble o triple sentido con arcenes grandes y muchos desvíos, lo cual está de puta madre y les pone las cosas más fáciles a los que transitan por ella. Pero claro, a mayor velocidad, más accidentes.

En “Despedida y Cierre” afirmas que lo que amas “es la cultura hip hop, no la Yankee”. ¿Por qué quisiste aclarar esto? ¿Crees que estas dos se confunden? ¿Eso puede ser perjudicial para el propio hip hop?

‌Sin duda que se confunden, y es natural, al fin y al cabo, el Hip Hop es una creación de los yankees, en este caso de yankees oprimidos, víctimas de la pobreza, de un sistema que idolatra al rico y cree que hacerse millonario es lo más importante que una persona puede hacer en su vida, y que esto justifica cualquier cosa que hagas para conseguirlo. Y yo no estoy de acuerdo con esa visión del mundo. No todo es así, claro, mucha gente difunde también otros mensajes, y suelen ser los exponentes más brillantes. Lo que creo es que puedes quedarte con lo que para mí es lo mejor, la parte creativa, cultural y musical del asunto, la que consiguió que fuera un movimiento internacional y adaptarla a tu vida y tus necesidades, a tu entorno.

Verás, no tengo claro al 100% qué actitudes pueden ser perjudiciales o no, me falta visión de conjunto. Tengo mi verdad, mis razones para pensar de una manera, pero no estoy en la mente de los demás. Hablando concretamente de rap, el rap es una herramienta de comunicación y no pertenece a nadie. ¿Quién soy yo — un tipo del sur de España que siempre ha tenido acceso a sanidad, educación y alimentos, que habla de cosas semi incomprensibles o directamente nada interesantes para muchos como filosofía, religión, cuestionamientos personales, etc. — para criticar o juzgar a gente que ha salido de la más absoluta miseria, que ha tenido una vida muy dura y le puede dar de comer a su familia gracias a canciones que contienen un mensaje lleno de tópicos sexistas, machistas y antisociales?

‌¿Y quiénes son ellos para criticarme o juzgarme a mí? Las cosas no son tan simples, pienso que hay que asumir que cada persona hace lo que puede, centrarnos en lo nuestro y si miramos hacia los lados, hacerlo con respeto.

Escucha acá Caballo Negro, el nuevo álbum de Juaninacka y Frainstrumentos

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Santiago Cembrano
El Enemigo

Autor de ‘La Época del Rap de Acá’ y ‘Normas Rappa’ // Antropólogo. Escribo de rap, música y cultura.