Los Buenos Días de LosPetitFellas

En el primer capítulo de su trilogía 777, el grupo bogotano experimenta con nuevos sonidos, hilándolos con la misma actitud de siempre.

Juan Antonio Carulla
El Enemigo
8 min readAug 31, 2020

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Foto por @elcarefruna

Las vendieron todas. Las setecientas setenta y siete (777) cajas de cereal, las vendieron todas. El 7 de junio, LosPetitFellas anunciaban la pre-venta de su nuevo disco Buenos Días, a forma de una particular caja de cereal. ¿El contenido?, piezas limitadas de merch de la banda como una tarjeta de membresía al Museo de la Testa, una camiseta edición especial, una copia física del álbum y una taza de cereal con cuchara, entre otros corotos. ¿El precio? Ciento setenta y ocho mil pesos (178.000). “Están locos, no las van a vender ni cagando”, comentábamos entre amigos. Y repito: las vendieron todas. Las setecientas setenta y siete (777) cajas de cereal, las vendieron todas. Bueno, tal vez no todas, sabemos que una copia fue regalada a Philippe Siegenthaler de Páramo, otra a Álvaro “El Profe” Valencia de Radiónica y otro par a TELEBIT, pero eso no le quita el mérito al quinteto rolo que logró convocar, una vez más, a su ejército de fieles seguidores para corresponderles sus locuras.

Y es que es un poco eso, ¿no? una suerte de ejército, de hinchas de club, casi, afiebrados a LosPetitFellas, dispuestos a darlo todo por la banda. Es justo ahí donde empiezo a distanciarme de su música. Las canciones de los Fellas parecen estar escritas por el público y para el público. Intencionalmente así, pues. Son canciones enérgicas, que evocan la celebración, que hablan de filas de conciertos y de aforos llenos. Parecen compuestas exclusivamente para los toques. Utilizan además, frases que luego acuñan como llamados a su público: “buenos días por la noche”, “rellenitos de jaleo” o “bendito sea el aforo”. La banda invita a ser parte de y eso no logra sino incomodarme.

Aún así, el año pasado los Fellas lanzaron dos canciones que me gustaron. Tres, de hecho, si contamos Trumbo, de Nicolai Fella como solista. Estos dos sencillos fueron Volveré Mamá y ¿Qué Nos Pasó?. Me gustaron porque se empezaban a distanciar de la hiperactividad de la banda, sonaban más enfocados, menos explosivos, más íntimos. Exploraban más el beat y no tanto el formato banda, dándole a ambos tracks una instrumentación más rapera donde Nicolai surfeaba mejor con sus rimas y cadencias. ¿Qué Nos Pasó?, además, explora el son cubano hacia el final de la canción, enfatizando su letra de despecho. ¿Es esta una nueva etapa de LosPetitFellas? Me pregunté. No sé, pero creo que van por buen camino.

Ese camino se vio materializado en 777: Buenos Días, su nuevo álbum y la primera entrega de una tripleta de discos que se publicarán con 7 meses de diferencia cada uno y cada uno conteniendo 7 canciones. Los títulos que le siguen serán A Quemarropa y República Independiente del F*cking Goce. Es en definitiva una nueva etapa. Una llena de numerología y exploración que pone sobre la mesa punk, beats a lo boogaloo, invitados especiales, arreglos de vientos certeros y canciones sobre aliens y abducciones.

Saco la bolsa de leche de la nevera, la caja de Chocapic de la despensa y la taza de la repisa. Sirvo el cereal (primero el cereal siempre, ojo con eso), la leche encima y dejo que la cuchara se sumerja en esa suerte de sopa. Son las 7 de la mañana, entro a trabajar a las 9 y empiezan los buenos días.

Los Buenos Días empiezan no tan buenos con Sin Miedo, sin duda la más floja del disco. No es la primera vez que los Fellas abordan el rock, es decir, codearse con el contexto rockero bogotano, sumado a la versatilidad de su formato como banda, los ha hecho driblar con la guitarra como punta de lanza en su sonido, pero esta canción está sencillamente mal ejecutada. En un intento de hacer una canción rockera (¿hasta punkera, tal vez?), la banda cae en clichés y detalles mal confeccionados que terminan en un corte que abre el disco de forma tremendamente incómoda. Con un coro a medio cocer y un riff muy estándar, Sin Miedo suena a un entrecruce de Doctor Krápula en los 2000s con The Prodigy en Invaders Must Die.

Afortunadamente en Sálvate Tú el disco despega. En total contraste con la introducción, esta es una canción cálida y cariñosa. Los arreglos de vientos le dan un carácter muy especial a la canción que logra, de repente, detener el tiempo y obligar al oyente a involucrarse con la banda. Es un buen momento para resaltar el protagonismo que se le da al saxofón, cosa que en anteriores momentos de la discografía Fella, pasaba un poco de agache o como mero refuerzo a la intempestiva orquestación del quinteto. Nicolai reflexiona sobre la vida misma y la muerte, de lo loco que es estar acá parado y de cómo tenemos que buscar salvarnos del afán del devenir. Sálvate Tú tiene buena onda, es un “tranquilx, todo va a estar bien”, que nunca cae mal.

Portada del álbum

El disco sigue repuntando con Una de Dos junto a Goyo y Apache. La conversación que tienen la batería y el bajo da pie a un groove increíble que sumado a, nuevamente, los arreglos del saxofón, logra un carácter muy divertido y enérgico. Goyo y Apache son esenciales, sus voces carrasposas y de timbres tan particulares le añaden dinamismo y variedad a la canción y al disco en general. Esto en contraste con la forma de rapear y cantar de Nicolai, que es otra de las razones por las cuales uno se podría alejar de LosPetitFellas. No solo esto, sino que la estrofa de Goyo rescata los inicios raperos de la oriunda de Quibdó en ChocQuibTown:

Por ti me volví a enamorar,
Contigo yo puedo rapear
Y desde que te conocí,
Contigo no hace falta na’
Me traes loquita, fuera ‘e base
Pa’ los goles me diste los pases
Yo soy la dueña de los kilates
Vos sos la melodía y yo la base

Siguiendo un poco por la misma línea está Candela Muchacha. Su beat a ritmo de boogaloo me recuerda a algo que pudo haber hecho ChocQuibTown, Systema Solar, Esto es Eso o incluso Manu Chao. Es un gran sencillo que encanta a primera escucha: tiene buena onda, evoca sol y cervezas. Puede ser algo repetitiva en estructura y su letra no provoca nada, eso sí. Mi mayor queja es en la decisión de poner su versión remix como un bonus track. La voz de Mabiland le añade un ingrediente muy especial a la canción, dándole cadencia, ritmo y rimas que merecían ser parte del tracklist principal.

Hasta aquí todo bien: LosPetitFellas han mantenido mi atención. Me sentí lleno de luz en Sálvate Tú, me pusieron a cabecear con Una de Dos y me abrí una pola con Candela Muchacha. ¡Nada mal! Pero mi atención se vio desviada en Buenos Días. Esta es la clásica canción Fella, la clásica canción de motivación a su audiencia, de darse palmaditas en la espalda y decir “si se puede”. Y es que hay una cosa con la cual no compagino con los Fellas y es su forma de abordar estas temáticas. Por un lado, parecen escritas como listas de mercado:

La cama, la nana, la llama que expande mi ser y con la que acaloro,
A mi alrededor de honor y respeto que dan esos seres que adoro
La risa de apodo con todo y que siempre hay un lobo
Que acá nada es gratis repiten algunos, solo buscando acomodo.

Por el otro, el carácter de estos cortes más introspectivos, suenan más lastimeros que convincentes. Buenos Días es una canción que salto.

Continúa el disco con Guasábara que sirve como interludio, inspirada en las bandas de marchas fúnebres de New Orleans. Bacano que hayan abordado este formato tan específico: vientos y redoblante marcial. Le sobra el corte electrónico del final, que parece más bien un comercial de Spotify que un arreglo interesante.

Buenos son los días de este álbum, cerrando con De Dios o del Diablo junto a Lido Pimienta. ¿¡Qué onda!? Compuesta sobre las siete (otra vez, el 7) escalas modales de la música occidental y con una estructura dividida en pequeños bloques, los rolos y la barranquillera logran una canción que descoloca. Me atrevería a decir que es la canción más rara y experimental que han hecho en toda su carrera y lo aplaudo. Es hipnótica, envolvente, inesperada, alienígena. Hecha a corte y confección para la temática que nos exponen en la letra: los extraterrestres. Nicolai Fella y Lido Pimienta intercambian melodías y rimas describiendo abducciones, reptilianos, masones y otros planetas. Se burlan de lo patética que es la humanidad vista a los ojos de una civilización espacial:

Tenemos arte hay estupidez, porno, fútbol, vejez, re mala educación

Se muestran desilusionados:

De parte de Dios o del diablo, no sé quién tendrá la razón
No creo que los únicos seamos en nuestro nido de desilusión

Si bien una primera lectura de la canción puede ser la de la mera curiosidad de ambos artistas por la potencial vida en el espacio, una segunda lectura puede mostrarnos las preocupaciones de Lido Pimienta por la discriminación y el racismo a forma de alienación. Hacia el final de De Dios o del Diablo, habla sobre sentirse rechazada, sentir que no pertenece a este mundo y de no saber de dónde agarrarse. Se siente pues, alienada de la sociedad: es un bicho raro, un bicho de piel marrón, de piel negra. Finalmente decide escapar, irse a la selva e incluso a otro planeta.

Hoy yo vivo, también corro
Me voy a la selva, escapando de balas que llevan mi nombre
Por ser de piel marrón, por ser de piel negra
Me voy a otro planeta, mejor

La taza quedó únicamente con una mancha circular café y migajas húmedas de Chococrispis. Dejo los trastes en el lavaplatos y me sirvo un café. Listo el desayuno.

Me voy de 777: Buenos Días con una apreciación nueva de LosPetitFellas. Si bien los puntos bajos como Sin Miedo, Buenos Días o Guasábara me hacen cambiar la canción de inmediato y esa energía de hincha de fútbol sigue siendo la misma, lograron llamar mi atención con el resto de canciones. En esta nueva etapa están demostrando que pueden experimentar, que saben empalmar a diferentes intérpretes para sus canciones sin sonar forzados, que hay un interés por explorar nuevos formatos y construir arreglos más certeros. Vuelvo sin problema a canciones como Una de Dos o Sálvate Tú. Esperaré con paciencia sus próximas dos entregas de la trilogía.

Calificación: 6/10

Pueden ver la reseña en video acá:

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