¿Quién carajos es Oblivion’s Mighty Trash?

¿Y por qué su basura huele tan bien?

Juan Diego Barrera Sandoval
El Enemigo
10 min readApr 13, 2023

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En la víspera de la anterior edición del Pool Party, el evento de rap emergente liderado por Caillou, invité a Oblivion’s Mighty Trash por unas polas. Sería su segundo show en la capital. El nacido en Bello — acuario, 2003 , aproximados 1.83, abundante pelo crespo y sonrisa generosa— llegó de Medellín a mi ciudad, dejó las maletas, subió con sus panas a mi casa y juntos bajamos a un chuzo cercano pocos cigarros después.

Este texto es su entrada en esta serie de notas biográficas de El Enemigo. Nos enfocamos en los caminos que tus artistas emergentes favoritos han recorrido para dar con su música y sonido.

Fotografía de Mariana Pérez.

Antes de entrevistarlo, recordé nuestro primer encuentro, en plena calle de una borracha Medellín, cuando recién había salido “Medallo Bullies”, el primer sencillo que cruzó la frontera antioqueña hacia Bogotá. Un año y unos meses después, con un EP, un disco y muchos temas sueltos encima, la poderosa basura de Juan Sebastián Álvarez Sierra tiene al underground de ambas ciudades haciendo su mejor cara de que huele feo. Terrible. Podrido.

Quizás es por su sensibilidad para jazzear un beat, sus sentidos versos para los parceros de vida mientras aún estén aquí o su interpretación como de que “está en un vuelo que está a punto de estallar” de rabia, de risa. El punto es que en Medellín o en Bogotá, en donde lo inviten a tocar o en tus speakers, mueve fibras. Aunque temas parchados, sus canciones se sienten urgentes, ineludibles, y en escena transforma a su audiencia en eufóricos que se las saben todas y las cantan a gritos subiendo y bajando la mano, como pude comprobar al otro día de nuestra charla.

Con el tiempo, la basura de nuestras casas se acumula, su olor se intensifica y llegan las moscas. Pero todas las señales sugieren que la que está en la caneca de Oblivion, cargada de recuerdos y beats de alta alcurnia, parece más encaminada al destino de un buen vino.

Póngale play a esto y sóyese su historia.

“No me soya la playa” está en el disco debút de Oblivion, LO-POCALYPSE LOOPS (2022)

¿Cómo te describirías hace 10 años?

O: Muy hiperactivo. Era un poco más juicioso que ahora pero tan hablador como siempre.

¿Qué recuerdas que se escuchaba en tu casa cuando tenías esa edad?

O: Música latina en general. Yo soy hijo único y vivo con mis papás. Cada uno tira por su lado pero en resumen es música latina: mi papá salsa y folklore; mi mamá rock argentino.

¿Cuándo sientes tú que empezaste a hacer escucha activa de la música? A verla como algo más allá de contextos familiares o de fondo…

O: La escucha activa empezó con el rap. Desde pequeño, por mis primos, llegué a eso. Pero desde 2018–2019 con esta nueva ola de rap de Medellín dejé de escucharlo de fondo y dije “jueputa, qué chimba esta vuelta, nea”.

Mis primos siempre fueron muy escuela clásica de Medellín: Esk-lones, Caña Brava… Nunca fueron artistas, solo oyentes. En este momento estudian y trabajan, no tengo mucha idea de en qué y realmente no somos tan cercanos hoy en día, pero cada vez que nos vemos me preguntan cómo va la vuelta.

¿Cuándo decides empezar a rapear?

Último tema del “Todos tienen que comer”, de Crudo Means Raw (MBZ, 2016).

O: La primera vez que escuché Todos tienen que comer (Crudo Means Raw, 2016), de arriba abajo, cero skips. Ese fue el primer momento en el que dije “nea, ¿qué es esto?”. “Hubiera” es de los pocos temas de rap que me han hecho llorar de forma muy sentimental. Después de haber escuchado esa mierda entendí el rap no sólo como una música sino literalmente como relatos, algunos de ellos con una enseñanza. Ahí entendí que hay gente que en temas de rap te da cátedras y vos las aceptás porque te las dicen de unas maneras en las que nadie más te las va a decir. Yo escuché “Hubiera”, me regué y dije “yo quiero rapear”.

¿Y la producción cuándo llegó?

O: Empecé solo desde el principio en mi casita, con el afán de hacer lo mío. Iba escribiendo, escuchando música y haciendo instrumentales. Cuando quise empezar a hacer rap pensé, primero, en lo chimba que es que un rapero sea beatmaker; segundo, nea, en que a mí me gusta la música, sean letras o sean sonidos, y el hecho de crear usando el sampling — que para mí es como la base del hip-hop — me rayó. Cuando uno le coge amor a la vuelta se empieza a instruir, y se da cuenta de que eso lleva mero camello detrás. Es un mundo el hijueputa en el que arranqué por puro YouTube y ya me fui solito de ahí pa’ allá.

Pillen esta joyita.

(En ese momento, Oblivion se voltea, pola en mano, por un segundo, y se fija brevemente en el televisor de la cigarrería. Luego, con una sonrisa…)

O: Estudié el proceso que hay detrás de un tema y todas las partes me parecieron increíbles. Tanto lo melódico como lo lírico. Yo quiero hacer rap en todo sentido.

El texto publicado en Shock como carta de presentación para sus “Apuestas Shock” del 2023 cuenta que el nombre artístico, Oblivion’s Mighty Trash, surgió del “Got stuck in oblivion, yeah, yeah” que canta Mac Miller en Self Care (2019), y de que “mi basura es legendaria”. Le pregunté entonces cuál fue el primer tema del que se sintió orgulloso.

Fotografía de Nicolás Medina.

O: La primera pista de la que me sentí orgulloso fue “Vibin’”, mi primer tema. Yo me demoré mucho rato en sacar un primer tema. Empecé a escribir desde mediados de 2019 e hice como dos pero no me gustaron — sin embargo, están en plataformas, para los curiosos — , se quedaron en la escritura. Dije “no, están suaves”.

Cae la pandemia en 2020, me queda tiempo de hacer música, escribí un tema y, uff, me gustó. Eso sí. Empecé con la letra, luego el beat. Dije, “¡uff qué chimba!”. Era la primera vez que sentía ese nivel de perfeccionamiento y confianza.

Pienso ahora que quizás en ese momento de orgullo fue la primera vez en la que se sintió Oblivion. Más allá de las historias de personajes y alter egos, ¿cuándo se hace un artista? ¿Cuándo nace como hacedor de una obra, más allá de su nacimiento como persona natural?

El primer tema del que Oblivion se sintió orgulloso fue “Vibin’”.

En ese entonces estaba en mi primer semestre de universidad. Entré primero a psicología en la UPB. Estaba desmotivado: yo definitivamente no puedo con esa vuelta de las clases virtuales. Estaba pasando todo ese güiro y yo estaba en la casa capando clases y mirando pa’l techo. Entonces empecé a escribir.

Era lo que me divertía: si no me parcho en la universidad me parcho a hacer música.

Fotografía de @__whoisdaniel_.

A las 2 de la mañana, la madrugada después de que terminé el beat, cogí mi PC viejo, los audífonos del celuco y lo grabé. Y al otro día lo saqué. Nea, y me sorprendió que un tema tan suave en cuanto a calidad, algo que yo sé que no es el mejor tema del rap del mundo ni es algo taaaaan chimba, a la gente le gustó. A los pocos que sabían que yo hacía cosas pero que no las había sacado les gustó tanto… mucha gente empezó a distinguir “ah, este man rapea”. Le tengo mucho cariño. Ese primer tema es un bebesito.

¿Pero es tu favorito?

O: “Low budget” es mi tema favorito. Es el único tema que a pesar de ser mío me parcho todo el tiempo, y al día de hoy me sigue representado. Amo ese tema con todo mi corazón.

Cuando lo saqué recién había conocido a quien ha sido siempre mi ingeniero de mezcla y toda esa vuelta. Ahí a estado desde siempre, güevon.

Este es el tema favorito de Oblivion.

Con él estaba empezando a permearme de más rap. En esa época yo estaba muy pegado a The Pharcyde, que yo creo es mi grupo favorito de hip-hop en inglés. Cuando los conocí me parecieron una locura.

Poco tiempo después de que me los mostrara me empezaron a sonar distinto porque, luego de dos días de escucharlos, me vi Mid-90s (dirigida por Jonah Hill, 2018). Esa película me marcó porque es como si estuviera hablando de mis panas. Es tal cual mis panas montando tabla en la calle como siempre. Yo iba a pillarlos en el Viva Skatepark de Envigado — él y uno de sus amigos se sonríen y dicen “caigan y pillen”—. Cuando empezaron a volverse tesos, yo dije “la chimba, quiero montar también”. No pude, no me dio el rigor.

Ahí empecé a encontrarle mucho más significado a las letras, a apreciar más los sonidos y sobre todo a relacionarlos a ambos con mis situaciones cotidianas. El rap se estaba convirtiendo en mi banda sonora.

Si vos escuchás “Low Budget”, verás que es eso: un tema hablando del parche, del día a día. Es un rap descomplicado, que es el que más me gusta a mí, pero con sus adornos de rapper, porque, ante todo, nea, hay que pagarle respeto a la vuelta que uno ama y uno no puede dejar de ser rapero ni porque le paguen pues. Yo vivo enamorado del rap todos los días pero ahí estaba con la fiebre alta al 100%. Desde ese tiempo para acá el rap lo es todo todos los días: ese tema me recuerda eso y que no he cambiado.

Después vino su EP, Tha non stop (2021), que si bien tiene algunos de sus mayores hits, como el ya mencionado “Medallo Bullies”, es una escucha menos contundente que su disco debút, que Juan Antonio reseñó en el video a continuación.

Por ello, y para centrarnos en su vida, le pregunté cómo ha sido la vida artística después de debutar su primer larga duración.

Con LO-POCALYPSE LOOPS (2022) ya me ha empezado a escuchar bastante gente, marica. Cuando uno va a sacar un proyecto uno tiene expectativas pero uff, marica, yo no pensé que eso se fuera a regar tanto. Yo feliz, papi, a pesar de que de vez en cuando hayan cosas que a uno lo malviajen. Que la gente sienta lo que digo no me lo quita nadie.

Ahorita ando estudiando mi primer semestre de comunicación social y periodismo. Este es mi tercer primer semestre, ¿lo podés creer? —se ríe.El segundo fue de producción musical en la EAS. Ahorita estoy en UPB de nuevo y melo, me gusta.

Fotografía de Nicolás Medina.

¿Qué viene ahora?

El EP ya está listo y sale en mayo. Estamos un combito y yo planenado un proyecto de colaboraciones muy chimba: boom bap, muy rapero sobre todo, como les gusta. Es con la banda del sur de Medellín, de la nueva: Isaac de Sucia Alianza, Salo — de nombre artístico Adam Walsh — , que es una nena que rapea increíble y siento yo que va a ser la referente femenina del rap. Y también la idea es sacar disco en diciembre.

¿Qué hay en la rotación?

En la rotación está SD Kong — un mordelón español lo más setenta hijueputa — , ILL Pequeño, Ergo Pro… Me sueño algún día hacer una mierda con esos chinos porque me parece que son lo más serio del pedazo, pues. Ando escuchando a los clásicos de ayer y hoy de Medellín, porque eso nunca ha salido de mi vida, a Zábaz, a Salito, al Isaac, Afterclass y Cream and Crime — que son las putas bestias y tienen absolutamente todo para romperla ¡solo es que saquen los hijueputas temas!

“Es de gratis / soy experto en malviajar el puto maestro del bad trip / No bajas mi moral buen trabajo pero casi / sí, mis temas en parlantes suenan lovely y me lo dijo Casi”

Cuando me despedí de Oblivion me quedé pensando en su relación con el rap de MBZ, que dominó con creces el sonido paisa durante buena parte de la segunda mitad de la década pasada. Lo que hay en LO-POCALYPSE LOOPS es evidentemente la semilla germinada de la frase más famosa atribuída a a la mamá de Crudo en “Benny Blanco”: “Haga rap sobre la vida y deje de hacer rap para raperos, mijo”. Lo competi está ahí, los skills y las referencias no faltan y sorprenden para alguien que lleva relativamente tan poco cultivándolos; pero Oblivion no la rompe por eso, sino por su transparencia.

La basura no miente, pues ahí queda depositado casi todo trazo de nuestro día a día, en especial de lo despreciable y lo mal oliente. La ira que saca en “Anarquía en Medellín” no es la que vi en ese chuzo charlando, pero sí la de quien en escena, en el Pool Party, hacía gritar barras de veneno hacia los tombos. Esa liberación de presión, que en el disco se anuncia desde “Bestiario” —que incluye metacomentario y todo por si no la cogió — , es lo que permite que quede espacio para el buen humor, para el skate, para los juegos de ideas sobre ricos y pobres de “Bastian Laurent”.

Pero cuando vuelvo sobre la idea de la barra de Crudo en “Benny Blanco”, me doy cuenta de que Oblivion no hace rap para la vida. Hace rap para la muerte de nuestro día a día. Cuenta sus pasos mientras se desintegran en el olvido; su música recuerda nuestra naturaleza prescindible, de basura. Recordar nuestra finitud no es otra cosa que valorar la cotidianidad como algo siempre decadente, incompleto, finito, y por lo tanto precioso. Una playa que no me soya pero aquí estamos, una cólera anárquica que domina capitales enteras pero que siempre puede ser disipada con la llamada de mamá, un bareto en el parque de skate con el “Kick, Push” de Lupe Fiasco de fondo, pero solo uno que mañana hay que estudiar o trabajar, así que hágalo valer.

Por eso dolió tanto “Hubiera”.

Fotografía de Mariana Pérez.

En “Puro Parcerito” cierra diciéndo: “En diciembre o en agosto / sin máscaras, sin costos / estamos sobrios o fiestos/ Hasta pa’ ser felices andamos pagando impuestos / Cambiamos de puesto para poder conversar / Parchamos perdiendo el tiempo, no lo queremos recuperar”.

La basura va para el mismo oblivion para el cuál vamos todos; pero la que Bastian deja a su paso va, si sigue confiando en su sonido y su visión, para los libros.

El 21 de abril sale “Looking Good”, producido por Dontia, quien también hizo la portada. Es el segundo sencillo del EP que saldrá en mayo.

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Juan Diego Barrera Sandoval
El Enemigo

Me dicen Bal. Editor de Newspresso. Colaborador frecuente de El Enemigo y Shock. Tarotista y politólogo.