¿Quién carajos es Raquel?

Juan Diego Barrera Sandoval
El Enemigo
Published in
12 min readNov 30, 2023

“Paseo en carro a la costa” es uno de los mejores discos del indie colombiano del 2023. Esta es la historia de su autora.

Fotografía de Daniela Hernández (@lentecito)

Raquel Tamayo sabe un secreto que la mayoría de intelectuales pretenciosos ignora: que las pequeñas y dulces canciones son mucho más que solo eso. O, más bien, que hay un poder de máquina del tiempo en esa sencillez.

Esa magia es la que transmite Paseo en carro a la costa, su disco debut. Son nueve canciones que suman poco más de 35 minutos de rock, bedroom pop y baladas que beben del sonido de artistas como Las Ligas Menores o Phoebe Bridgers. A medida que se recorren esas carreteras de sonidos dulces, se ven por la ventana de la mente unas imágenes líricas construídas con delicadas repeticiones, y se escucha como motor una interpretación sentida y cuidadosa, capaz de traer al corazón de quien escucha un día de sol, un recuerdo enterrado en la arena o una escena de película que le partió el corazón hace años.

En esta octava entrega de la serie “¿Quién carajos es tu artista emergente favorito?”, hablamos con Raquel acerca del viaje hacia la música y hacia su sonido, así como sobre la experiencia de crecer y florecer como adulta, como música y como cineasta, cuando se está predominantemente rodeada por mujeres.

Fotografía de Daniela Hernández (@lentecito)

Tras escribir, publicar y tocar tu disco, “Paseo en carro a la costa”, ¿qué significan para ti los viajes así?

“El último paseo que hice con mis amigos fue para tocar en Bucaramanga. Hay algo en cambiar de espacio tan conscientemente y viendo el paso del tiempo y el territorio. A medida que uno va creciendo, los viajes dejan de ser una cuestión identitaria. Cambian los pesos de la espera, el plan o el mareo. Siendo adulta, veo que me conmueve saber qué fronteras estoy pasando, identificar los ríos, decididamente cambiar de lugar y saber cuánto tiempo tarda. Nada de eso es posible en un vuelo.

En la pausa y en forzosamente tener que dedicarse solo a moverse, cantar, comer o dormir, se me ocurren muchas cosas. Es un estado muy potente. No he ido a la costa con mis amigos, pero tenemos ganas de ir en carro a tocar por allá pronto. Yo no volví nunca a hacer un viaje así, y este disco se trata de una despedida a la infancia en la que sí lo hacía. Está dedicado a la sensación que tenía al hacerlo. La captura y me permitirá abrazarla por siempre.

Portada de “Paseo en carro a la costa”, ilustrada por Mange (@norangsaek_)

Como soy cineasta, hice un documental llamado “Mancha” sobre mi hermana menor. Es el último rayo de infancia de ella. No se trata de eso, pero la cogí en el último poquito de felicidad e inocencia absoluta. Al otro año ya se volvió darks, se hizo el mullet, se volvió bruja y tarotista… mejor dicho, jaja. Me pareció increíble entender la posibilidad de meter en un frasco esos momentos del tiempo de las personas. Eso intenta este disco.

¿De dónde vienes y cuándo naciste?

“Cumplo años el 12 de mayo y tengo 24. Soy la mayor de cuatro hermanas y todavía vivo con ellas. Es muy definitivo para quien soy el hecho de ser la hermana mayor de todas esas niñas. También vivo con mis papás, mi perrita y mis gatas. Puras mujeres y mi papá en Envigado (parte del área metropolitana de Medellín, Antioquia)”.

¿Cómo empezó tu camino en la música?

“He estado en coros navideños con mi familia desde pequeña. Pero, antes de aprender a cantar, empecé tocando batería en el colegio desde los ocho años. Ese es el instrumento que más me gusta y en el que más tiempo llevo.

Inconscientemente, quizás, lo que más me llamaba era esa imagen mental de una niña chiquita destrozando una batería, jaja. La rudeza, siendo una niña tan tranquila y callada, me permitía dejar todas mis emociones ahí.

La agarré porque estaba en clases de canto y, cada vez que mis papás se demoraban en recogerme, ponía Radio Tiempo (emisora de Medellín) y remedaba el ritmo de lo que ponían. Eso me permitió ir cogiéndole el tiro a los tiempos.

Eventualmente, fue suficiente para meterme a la banda del colegio, donde era muy buena: tocábamos jazz, salsa, góspel… Me gané premios y todo. Era la niña nerd de la batería en el colegio. Lo he dejado un montón y no lo estudie rigurosamente, aunque estuve a punto de hacero. Eso sí, sigue siendo muy importante para mí”.

Además de ser líder, cantante y guitarrista de su proyecto, Raquel toca batería en Buenas Noches Sol. Esa banda también publicó su disco debut este año.

“Solo hasta los quince empecé a cantar. Fue cuando empecé a escuchar la música que me gustaba y empecé descubrir una identidad musical. Las niñas que aprendían canto a mí al rededor tenían voces muy góspel, muy out there. Yo siempre he sido mucho más contenida”.

Fotogrfía de J. Sebastian H Ricarde (jsricarde)

Alguna vez me dijeron “ah, pues, si canta, cante a ver”, retándome. Me pusieron a cantar Radioactive de Imagine Dragons, jajaja.

El profesor me decía “pues, tienes que sacar más fuerza”, y yo era como “pues, ¿y por qué quisiera cantar así?”. Entendí de una que yo también cabía, la chimba, y tenía que encontrar mi forma.

Más adelante agarré la guitarra en la iglesia a la que van mis papás, que tiene música toda extraña: es casi toda muy española y eso hace que uno coja mucha cancha y suelte la mano, porque tienes que seguirle el paso muy rápido a quien está liderando. Un tiempo después, aprendí a tocar ukulele”.

¿Qué música se escuchaba en tu casa mientras ibas creciendo?

“Julieta Venegas, La Oreja de Van Gogh, Bebe (la artista española), Taylor Swift o Lorde. Eran favoritas mías y de mis hermanas. Para nosotras siempre ha sido muy especial cantar en el carro. Todavía pasa que nos montamos, ponemos canciones y cantamos desgarradoramente. Todas ellas aman cantar y aman la música.

También han sido muy importantes para nosotras y para mi mamá los musicales. Por mi papá nos llegó mucha música española, como el Mediterráneo de Joan Manuel Serrat”.

En estas entrevistas suelo encontrar un momento en el que el gusto familiar es dejado de lado por un proceso de independización y desmarque. Parece que en tu caso no fuera así…

“Cuando yo empecé a tener un gusto individual, lo pasé inmediatamente al resto como hermana mayor. Sin culpa, se convirtió en algo compartido. Claro, eventualmente eso paró, cada una tuvo su desarrollo musical, y me pareció precioso.

Pero yo sí tengo un momento coming of age que encaja en lo que dices, y es el origen del disco. La primera canción que terminé de escribir en la vida es la que le da título al álbum: Paseo en carro a la costa. Surgió del último viaje a la playa que hice con toda mi familia, incluidas mis primas — todas menores también. Fuimos a Tolú (Sucre), cuando yo tenía catorce.

Yo ya no me sentía con ganas de estar allá con ellos por la pura fase identitaria de desmarcarme. Acompañaba a mercar a mi papá y después me encerraba en el carro con aire acondicionado, con suéter cuello de tortuga puesto, a escuchar Pure Heroine de Lorde. Quería tener y sentir frío en medio de la costa. Tenía toda esta actitud de “no soy como las otras chicas”. Me incomodaba mucho ver los cambios en mis primas, en mis hermanas y en mí.

Fotografía de Daniela Hernández (@lentecito)

Yo estudié cine, así que sí he escrito diálogos, escenas y piezas musicales por mucho tiempo. Pero no podía con las canciones hasta que me enfrenté a estas emociones tan aisladas y específicas. A finales de 2020 pude concretar”.

Sé que eres muy fan de Greta Gerwig y es evidente en tus letras. ¿Por qué te decantaste por estudiar lo audiovisual y en dónde?

“Hace un año me gradué de la Universidad de Antioquia. Estaba muy indecisa entre la música y el cine, pero yo no sabía nada de teoría musical y sabía que iba a necesitar mucho trecho para llegar a un nivel en el cual pudiera sentirme cómoda. El amor por el cine y la televisión siempre han estado ahí en paralelo, así que me decidí con mucha emoción.

Ese amor nace de las series infantiles. Me gusta mucho la estética de lo hecho a mano. El último videoclip que hice, parte mucho de Pinky dinky doo o Charly y Lola como referencias: apuestas por el collage y lo coloreado. Mi trabajo de grado es de hecho una oda a ese estilo.

También me acuerdo mucho de un musical irlandés que vi de chiquita que se llama Once. Es de John Carney, el mismo director de Sing Street y Begin Again, que son grandes obras musicales sobre la música en sí misma que replican esa lógica del hazlo-tú-mismo.

Estudiando aprendí que esa estética hace parte de una corriente que se llama mumblecore y me hice fanática.

De allí salió Greta [Gerwig], que era la musa de ese movimiento: hacían películas sin plata, en un apartamento, a punta de improvisación y ejercicios de escritura conjuntos. Inocentemente, crearon una escuela de escritura partiendo de decir “ay, no vamos a escribir nada” e improvisando sobre situaciones. Desde la rebeldía en contra de la forma se volvieron muy buenos en la forma. Toda mi carrera investigué sobre ellos y su cine.

Luego uno va desarrollando su cinefilia, ¿no? Jaja. Me gustan mucho las películas de Edward Yang. Hay una directora argentina que tiene solo 25 años y ya dos películas que me encantan. Se llama Sol Berruezo [Pichon-Riviére]. Si yo hiciera una película sería como las de ella. Una se llama “Mamá, mamá, mamá” y otra “Nuestros días más felices”. Hermosas, 100% las recomiendo. Quisiera conocer a Sol y hacerle lamúsica a sus películas algún día.

Hoy en día escribo para y he trabajado en cortos propios y de amigos. De hecho estoy terminando uno. Me gustaría estudiar musicalización para cine: unir ambas cosas y explorar una parte de la música que amo, que es el ambient. Lo he hecho para algunos cortos y me encanta”.

El videoclip de “Verde artificial”, estrenado hace un año, fue presentado el pasado viernes 24 de noviembre en el festival Miradas, en el MAMM (Museo de Arte Moderno de Medellín). Los videos de “película” y “flores de colores” también han sido dirigidos por Raquel, y el video que está terminando saldrá en enero y será de apoyo para otra canción. Además, ha trabajado, musicalizando varios cortos. Ha dirigido dos: “Mancha” (documental) y “Macarena” (ficción). Un tercer trabajo, “Los años del conejo” está por terminarse e iniciará su camino hacia el circuito de festivales.

Hablando de artistas que han influido en tu sonido, cuéntame sobre tu relación con Ev, que produjo la mayoría de los temas de “Paseo en carro a la costa”.

“Nos conocimos jugando stop en la pandemia por videollamada, jajaja. Era viernes en la noche y ese era nuestro equivalente a salir a parchar. Ella estudió unos semestres en la universidad donde mi hermana estudió canto, así que sabía quién era y la había escuchado, pero hasta ahí. Jugando, descubrimos que éramos casi vecinas, y empezamos a parchar. En algún evento tocamos juntas y ya hasta mi amiga Maria Brillito — que me maquilla y stylea, así como a Ana María Vahos y más — trabajó con ella.

En esta foto de @nadiencasa, aparecen, de izquierda a derecha, Maria Clara Assis en el teclado, Evelyn Delgado (Ev) en la guitarra, Raquel y Juan José Valencia en el bajo. La actual banda en vivo de Raquel se completa con Alejandro Campero, que estaba detrás en la batería.

La verdad yo estaba sufriendo al inicio del disco. El productor de película y flores de colores, que fueron los primeros dos temas, era el profesor de música de mi colegio [Vladimir Henao]. Eso hacía que hubiera una relación muy vertical siempre. Si bien yo le agradezco todo y aprendí mucho, quería otra cosa.

Para Verde artificial trabajé con Dontia — colaborador frecuente de Oblivion’s Mighty Trash. Con él quería hacer algo aislado, que desarrollara un sonido por debajo del que ya teníamos muy montado para el en vivo.

Pero con Ev llevábamos mucho tiempo hablando sobre la industria, sobre ser mujeres artistas, sobre la enorme cantidad de tiempo que había pasado desde que tenía estas canciones listas y mi desespero por no haberlas materializado. Un día, ella fue a verme a un show. Al bajarme, me acerqué queriendo decirle que me produjera una canción; ella se acercó queriendo decirme lo mismo; ambas fuimos como “ ¡ay, sí, bueno!” y nos abrazamos. La primera canción que hicimos fue paseo en carro a la costa y conectamos un montón, así que seguimos con todo el resto del álbum.

Flyer del evento en cuestión

Ella es mayor que yo, pero su adolescencia y mi preadolescencia musicales son muy similares. Cuando nos mostrábamos referentes, por más pequeños y desconocidos que fueran, eran cosas que la otra ya conocía o en las que coincidíamos por las mismas razones. Siempre ha sido un ejercicio muy desde la amistad: sesiones enteras de escuchar música que no se sienten como perder el tiempo sino como búsqueda conjunta, cuidadosa y especial. Terminar el disco con Ev es lo que tenía que pasar”.

Aparte de la mención suelta a la música de tu papá, toda tu vida está particularmente marcada por y rodeada de mujeres. La de todos lo está en mayor o menor medida, pero es especial que en este mundo, con sus variables estructurales patriarcales, haya vidas así de predominantemente orientadas por referencias femeninas. ¿Cómo crees que eso diferencia tu forma de ver?

“Yo pienso mucho en esas escritoras europeas de los 1800. Cuando veo cómo era su estructura familiar, o a propósito de cuáles escriben, veo que son muy similares a la mía. Mujercitas, Orgullo y prejuicio… este tipo de libros que eran autobiográficos tratan ambientes que permiten la ausencia de una presión masculina, de la idea de lo que se puede o no hacer, etc.

Agradezco mucho al destino ponerme a todas mis hermanas ahí para crecer y crear. Mi mamá es pintora y es súper creativa también. No sé cómo hubiera sido tener un hombre más acá porque ellas son y han sido siempre mis primeras espectadoras. A cada rato alguna dice “vengan, vengan, vengan, ¡creo que hice algo!”, y nos escuchamos de una manera que no creo que hubiera sido posible en otro entorno por la confianza y complicidad que nos permite para hacer y hablar.

La cosa con mis hermanas es así: la que me sigue estudió canto y lo hace increíble; la tercera, que es la que hace coros en Verde artificial, es beatmaker y tiene mucha habilidad e interés en la producción — creo que es la más fanática e investigativa — ; y la chiquita, que está en el colegio, canta espectacular. ¡Yo no sé qué vaya a ser ella! Le gusta de todo y lo hace muy bien”.

Fotografía de Daniela Hernández (@lentecito)

¿Venía de ahí esa actitud que tenías al aprender a cantar? Ese “mi voz cabe siendo mi voz y no otra”? ¿Hay artistas en particular que te hayan ayudado a fijarte en esta otra forma de interpretar?

“Totalmente. Además, a mí me gusta mucho el folk americano. Joni Mitchell fue una de las primeras que yo sentí cercana, porque las pop stars me encantan, pero sé que no soy así. Lo antiguo y añejo que se siente el sonido de Mitchell fueron claves para verme. Ella tiene mero rango, pero hay muchas canciones contenidas, de composición sencilla e íntima, que han marcado mucho la pauta”.

Cuéntame más sobre Ana, que es el nombre tu mamá pero también el de una canción clave en el disco.

“Esa canción no la escribí sino que fui una chismosa. Cogí una caja de poemas que mi mamá escribía cuando tenía mi edad. Escogí mis favoritos, los organicé, y esa es la letra.

[Medium no deja poner reels en el artículo, pero vean esta belleza de tributo a Ana que Raquel publicó en su Instagram]

Fue el último tema que grabé. Ese día no hice sino llorar. El último poema que usé son los versos finales: “te sentirás nombrada en mis palabras alguna vez / Ana, siempre igual, al derecho y al revés”. Yo leo eso y siento profundamente la voz de mi mamá, que se lo escribió a la nada. Yo decía “¿cómo va a ser posible que literalmente ese sentirse nombrada sea lo que estoy sintiendo ahora?”. La vida es charrísima. Escuchar lo que mi mamá tenía por decir y darle una cabida era necesario.

Esa canción, en el disco, es como si estuviera en el viaje en carro, me quedara dormida y me pasara al cuerpo de mi mamá, a lo que ella vivía. Esas voces fantasmales que se escuchan al fondo son de ella: es mi mamá con muchos efectos encima. Al ser una voz adulta, se siente como una conversación entre el pasado y el presente”.

Raquel se presenta a las 21:00 en la tarima de Boro Room por el Festival Converse Hermoso Ruido de Bogotá este sábado 2 de diciembre. Sígala en Instagram.

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Juan Diego Barrera Sandoval
El Enemigo

Me dicen Bal. Editor de Newspresso. Colaborador frecuente de El Enemigo y Shock. Tarotista y politólogo.