Un año de El Chamán: el nuevo lugar favorito de las bandas en Bogotá

Se cumple la primera vuelta al sol de uno de los escenarios más claves en la reciente movida alternativa capitalina.

Juan Antonio Carulla
El Enemigo
6 min readJul 23, 2019

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Encarta 98 / Foto por Juan Diego Barrera (@baland

Abrir un lugar de música en vivo en Bogotá no es tarea fácil. En los últimos años hemos visto cerrar las puertas de varios de los escenarios más cruciales de la movida alternativa en la capital, bien sea por falta de permisos, vecinos furiosos o, en el peor de los casos, la quiebra. Recordamos con mucho cariño lugares como Casa 969, Latora4Brazos, Auditorio Lumiere, La Real, Metal Garage, la primera sede de Casa ZEB o el icónico restaurante chino abandonado rebautizado como Relámpago, entre muchos otros.

A mediados del 2018, sin embargo, nace El Chamán. Un lugar estrecho, casi comparable con un corredor ancho, paredes de ladrillo, una puerta de espejos, un par de afiches de Mac DeMarco, Soft Hair y Fleet Foxes y un neón chamánico que alumbra la tarima. Ubicado en la 57 con 9, este acogedor lugar se ha convertido en la segunda casa de muchos nuevos artistas de la ciudad, recibiendo presentaciones irrepetibles de El Ombligo, Hermanos Menores, w.y.k., La Curaduría, Quemarlo Todo Por Error, Búha2030, Andrés Guerrero, Stallone, Cerrero, La Sonora Mazurén y la lista sigue.

Y no es de extrañarse: el trato hacia las bandas es justo, el sonido es bueno, el andén de enfrente es lo suficientemente amplio para “afueriar” con tranquilidad y la pola es barata. ¿Qué más pedir? Las luces rojas que iluminan ese particular pedazo de andén en Chapinero parecen no querer apagarse nunca. El Chamán llegó para quedarse.

Manuela Echeverri y Tomás García son los fundadores y responsables detrás de este sitio que, sin querer queriendo, se ha convertido en uno de las fichas claves en la vida nocturna bogotana. Hablamos con Manuela al respecto:

Primero lo primero, cuéntame en qué estaban ustedes antes de montar El Chamán, en qué estaban trabajando, qué estaba pasando en sus vidas antes de tomar la decisión de montar este foro.

Tomás estaba haciendo música para publicidad y yo estaba trabajando como Label Manager Anglo en Sony Music. Ambos estábamos un poco frustrados porque nos sentíamos alejados del arte y de la música que nos gusta. Desde la universidad siempre habíamos querido crear un espacio musical/cultural que tuviera un impacto en la sociedad, y sentíamos que ya se estaba acercando el momento para hacerlo realidad. En ese entonces ya nos encontrábamos poco a poco aterrizando ideas, buscando inspiración, referencias, etc…

¿Cómo fue esa lluvia de ideas? ¿En qué pensaron? ¿Tenían como referentes otros lugares de Bogotá?

En cuanto a la estética, la idea surge tras un viaje a Londres que realizamos en el 2017. En este viaje nos concentramos mucho en visitar diferentes bares, venues, incluso zonas de la ciudad, para obtener diferentes referencias y fuentes de inspiración. Finalmente terminamos enamorándonos de Shoreditch, la nueva zona de interés de los jóvenes creativos de Londres. Una zona con una estética industrial, estructuras de ladrillo y fábricas abandonadas, paredes desgastadas, pero que los jóvenes han rescatado con street art, diseño, bares, restaurantes y tiendas vintage, rincones únicos. Shoreditch es un lugar en el que logras ver la perfección en la imperfección, un lugar demasiado cool y lindo entre todo su caos. Por eso buscamos un lugar/zona que nos transmitiera esta misma energía en nuestra ciudad, Chapinero. Y consecuentemente, un local en el que pudiéramos traducir esta estética industrial londinense.

w.y.k. / Foto por Juan Diego Barrera

En cuanto al concepto musical, nos dimos cuenta de que siempre nos quejábamos de lo mismo. Nos sentíamos inconformes con la oferta nocturna de la ciudad, al sentir que estaba muy segmentada. Es decir, si queríamos ir a bailar electrónica teníamos que ir a un sitio, si queríamos ir a bailar o oír música caribeña teníamos que ir a otro, si queríamos ver algún concierto de indie teníamos que ir a otro. ¿Por qué no podíamos tener todo lo que nos gustaba en un mismo espacio? ¿Por qué nos teníamos que cerrar a un sólo género? Definitivamente eso era algo que íbamos a atacar con El Chamán. Queríamos romper con los estereotipos de género, pensar en sólo música, buena música, música de calidad sin importar el género.

Referentes en Bogotá, a nivel de curaduría musical y público, creo que principalmente sería una mezcla entre Latora4brazos y Matik Matik. Ahora, a nivel estético, Espacio Odeón, Cervecería Lateral y Restaurante Madre, todos espacios que buscan rescatar la belleza en la ruina.

¿Cómo encontraron el sitio de El Chamán y por qué le dieron ese nombre?

Bueno, encontramos el sitio, como te dije, empezando por buscar una zona en Bogotá que nos transmitiera ese “hermoso caos” de Shoreditch en Bogotá. Así llegamos a Chapinero Central. Y de ahí en adelante nos pasamos como 2 meses caminándonos todos los rincones de la zona, visitando locales y por algún motivo, este local escondido en una esquina de lo que antes era un bazuquero, ornamentada por esa obra de arte gigante de Guache, nos llamó. La verdad fue pura energía y conexión con el lugar desde el día uno.

El Chamán…. Jajajaja es una larga historia, psicodélica…. En fin, se nos ocurrió que El Chamán sería el medio a través el cual las personas pudieran liberar/sanar sus almas, encontrarse con ellos mismos, viajando por diferentes mundos o dimensiones, en este caso a través de los poderes de la música y las experiencias diferenciales, como lo hacen los chamanes en las tribus.

Antes de El Chamán, ¿tenían experiencia con eventos o con foros de música en vivo?

Cero experiencia en venues, bares, nada. A la guerra, aprendiendo sobre la marcha, cagándola mucho también, y asesorándonos con amigos y conocidos. En eventos musicales, sí. Tuve la oportunidad de trabajar en Páramo antes de Sony, y en Sony también realizábamos muchos eventos. Además, Tomás es un gran productor.

Palo ‘e Corozo / Foto por Geraldine Montenegro

Ya ha pasado un año y El Chamán se ha convertido en una segunda casa para muchos artistas y uno de los sitios más claves en la movida alternativa de Bogotá. ¿Cómo han vivido ese proceso? ¿Qué ven en las nuevas bandas y el nuevo público?

La verdad todo se nos ha pasado demasiado rápido, volando, no hemos sentido el tiempo, no podemos creer que ya llevemos un año y no sabemos en qué momento logramos tener este impacto. Creo que en verdad todo es el resultado de tener una buena energía, sobre todo hacia los artistas, sin importar si son grandes o pequeños. Creo que al ser músicos Tomás y yo, hemos logrado ponernos en sus zapatos, acercarnos a ellos y tratar de entender sus necesidades, para ser un espacio más amigable para los artistas. Creemos que esa es una de las cosas que más hacían falta y que ha sido un factor diferencial. Cada vez hay propuestas más variadas y más arriesgadas que de pronto no han podido tener suficiente visibilidad porque no han logrado llegar a otros venues, precisamente por una curaduría un poco sesgada. Pero creemos que hay mucho arte y mucho talento joven, que solamente tienen que organizarse y aprender a administrarse mejor.

En cuanto al público, todavía nos falta un largo camino por recorrer, pero sobre todo en generaciones jóvenes estamos viendo cada vez más gente dispuesta a pagar la entrada para ver a sus bandas o artistas favoritos. No consumen dentro del bar, jajaja, pero pagan la entrada, y eso es un indicio de que las generaciones jóvenes están siendo más conscientes sobre la profesión artística y tienen una apreciación genuina por el arte.

¿Cuál es el futuro de el chamán de aquí a un año?

Crecer. Como sea vamos a crecer.

El Chamán estará celebrando su primer aniversario el viernes 26 y sábado 27 de julio con un cartel de lujo: ha$lopablito, Felipe Gordon, Elkin Robinson, Barbaroja, Muchacho Berraco, DJ Bebé y El Mejor Amigo. Toda la información aquí y aquí.

Tomás y Manuela en El Chamán

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