El amor, la comida y una rara forma de felicidad

mariano vazquez
El garito de Mareano V. 
3 min readFeb 7, 2017

Una copa helada navega frente a nuestras narices y la voz en off que acompaña ese movimento reflexiona sobre el pésimo trabajo que hizo la pubertad. Acto seguido vemos a Josh (la voz en off) y a Claire enfrentados con el sundae luciéndose entre ellos. Claire toma la palabra.

– Josh, quiero hablarte de algo…
Ante la negativa de él, Claire remata:
– Creo que deberíamos separarnos -y continúa-, además sos gay.

La escena iniciática de Please Like Me ofrece una muestra concentrada de aquello que vamos a poder ver en las tres (de cuatro) temporadas de esta serie australiana que Netflix tiene disponibles en su sitio. Abrupta y vertiginosa, con altísimas dosis de humor ácido y sin pretensiones ni grandes mensajes morales o éticos, Please Like Me aborda, con una profundidad risueña, distintos tópicos que la sociedad acepta, pero no sin dificultades ni incomodidades. Así, la serie divaga entre temas como la homosexulidad, el aborto, el suicidio y, por supuesto, la felicidad.

Si bien Josh (Josh Thomas) es el personaje principal y la serie gira en torno a sus desventuras, el otro dialógico de la historia es su único amigo Tom (Thomas Ward). Ambos viven en una modesta casa en los suburbios de Australia que se presenta como el escenario por excelencia de su cotidianidad. A ellos se le suman Claire (la ex de Josh) y Niamh (la novia/exnovia de Tom). Juntos atraviesan esos años nebulosos entre la adolescencia y la adultez que, como bien se verá reflejado en el padre de Josh, no es una cuestión de edad, ni un estado mental, sino algo que aparece sólo por momentos.

Josh desanda, episodio a episodio, un camino que es motorizado principalmente por el redescubrimiento de su sexualidad y lo atraviesa formando un terceto atípico con Tom y Claire. Por fuera de este núcleo duro encontramos a Niamh componiendo el personaje más estereotipado de la serie pero que a su vez resulta un contrapeso esencial cuando la historia pierde fuerza. Dos personajes más que orbitan alrededor del protagonista son su padre, quien no se puede vincular emocionalmente con su Josh y reduce todo a tareas y mandatos, y su madre (Rose), quien trata de reorganizar su vida tras un intento de suicidio.

La serie maneja unos contrapuntos muy interesantes que, aunque parecen golpes de efecto de manual, resultan bien logrados gracias a las estupendas actuaciones y a un guión que se nota puntillosamente elaborado. Estos momentos que nos empujan de la risa a la incomodidad penden de las irrisorias situaciones que atraviesan los personajes y descolocan al espectador provocando una leve y pasajera punzada en el estómago. La mayoría de los capítulos inicia con la preparación de una comida que suele dar nombre al episodio. Aunque esta comida suele ser accesoria, en varios episodios se convierte en el telón de fondo donde se pueden atenazar los momentos más importantes de toda la historia.

La primera temporada de Please Like Me, escrita por Josh Thomas, es acaso la mejor lograda de las tres que pueden verse en Netflix. La variedad de tópicos y personajes mantienen un balance justo que coquetea con el melodrama, pero que conoce los límites con claridad. Los problemas de hechura aparecen en la segunda temporada, con la incorporación de nuevos personajes que, aunque no desentonan con la historia, aportan confusión y caos en detrimento de la narración. Por último podemos decir que, si bien la tercera temporada repunta y sus personajes se consolidan, se siente un tufillo a refrito que sobrevuela los diálogos y los chistes. Para destacar, podemos nombrar a dos de los personajes más entrañables: por un lado encontramos a Arnold, quien pasa sus días entre el hospital psiquiátrico y los brazos de Josh, y por el otro a Mae, la honestísima segunda esposa del papá de Josh.

Please Like Me ofrece una pátina minimalista que se compone de ternura, amor, fracasos, incomodidades y, por sobre todas las cosas, de esperanza. Así, dotada de una realidad por momentos ineludiblemente cruda, ofrece una rara forma de felicidad que sabe mejor si es acompañada por los deliciosos platos que Josh prepara, episodio tras episodio, junto a sus amigos y su familia.

Publicada originalmente en La Cueva de Chauvet

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