el esquiafo

Impresiones imprecisas sobre The Slap

mariano vazquez
El garito de Mareano V. 

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Podemos pensar que el disparador de esta serie australiana es algo que, 40 años atrás, no hubiera significado nada; 20 años atrás, sólo hubiera sido un correctivo que habría despertado un sinnúmero de miradas reprobatorias, pero no confrontativas; y hoy en día, alguna discusión, pero no el tumulto que desata en The Slap.

Sin embargo, como escribimos en el primer renglón, el cachetazo es sólo el disparador de la vorágine de problemas que se desatan en la serie. Así, como la punta de una madeja de lana de la que se tira para tratar de desenredarla, The Slap es un entramado difícil de digerir, que se tensa cada vez más.

Cada uno de los ocho episodios lleva el nombre de ocho personajes que se vieron implicados directa o indirectamente en los sucesos desatados por el esquiafo.

En el plano narrativo son casi todas victorias. Esto es así porque cada episodio aporta una perspectiva nueva, no sólo por las vivencias de cada uno, sino por el clima que se construye en cada uno de ellos. Podemos pasar de la euforia de Héctor, a la victimización constante de Rosie o la turblenta y cambiante adolescencia de Richie.

Héctor es descendiente de griegos y su familia es primera generación de inmigrantes que llegaron a Melbourne, con una mano atrás y otra adelante, como le gustaba decir a nuestros abuelos y está casado con una australiana descendientes de africanos. Culturalmente cuenta con elementos que disponen una muy verosímil construcción de la historia, reforzada por la forma en la que se enlazan vínculos familiares, amistad, costumbres y corrección política.

Los destinos de la televisación global no condujeron a esta serie por los canales tradicionales. Es decir, sólo se consigue para descargar via torrent y no en muy buena calidad, pero, más allá de algunos vericuetos técnicos, podemos decir que The Slap, #GarpaMucho.

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