The imitation game
Una biopic que conmueve pero no incomoda
Primero la “polémica”: The imitation game, candidata a mejor película, y que fue una de las grandes ganadoras en el festival internacional de cine de Toronto donde, contra todos los pronósticos, obtuvo el premio del público, no se llevará la deseada y preciada estatuilla en los Óscar.
Años atrás, películas como El discurso del reyy 12 años de esclavitud tuvieron una trayectoria idéntica: primero Toronto, después el Óscar. Es comidilla de pasillos que las biopics inglesas que conmueven y no incomodan son las favoritas de la Academia, pero me atrevo a arriesgar que este año no será así. En otras palabras, The imitation game no va a ganar el Óscar a mejor película.
Ahora, la película
The imitation game está basada en la biografía “Alan Turing: The Enigma”, sobre la vida del matemático y criptógrafo Alan Turing, una de las personas que hizo posible la derrota del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Alan Mathison Turing fue un matemático, lógico, criptógrafo y filósofo británico considerado uno de los padres de la computación que trabajó, durante la Segunda Guerra, para descifrar los códigos nazis, en particular, los de la máquina Enigma. Tras la guerra diseñó uno de los primeros computadores electrónicos programables digitales. La carrera de Turing se vio truncada súbitamente después de ser procesado por homosexual y sometido a un proceso de castración química. Deprimido y en soledad, terminó suicidándose dos años después.
The imitation game narrará, bajo el rigor de oportunos flashbacks y elipsis, momentos destacados del Alan Turing niño y del Turing investigador, y su arduo trabajo por llevar adelante la máquina que develó los códigos de Enigma. El desarrollo de su personalidad quedará relegado a ciertos momentos de pedantería y obsesión sin desarrollar en profundidad aspectos centrales del personaje. En los momentos donde el guión hace agua, Benedict Cumberbach lo completa con una actuación de una densidad avasallante.
El director
Morten Tyldum debuta en el cine en inglés con The imitation game, su cuarto film, sin embargo este director de origen noruego y licenciado en la School of Visual Arts de Nueva York ya ha recibido la bendición de la crítica por films como Buddy (2003) y Head Hunters (2011). La entrada a la industria del cine internacional se sustenta en intérpretes de peso como Benedict Cumberbatch, Keira Knightley y Matthew Goode.
El actor británico Benedict Cumberbatch (Sherlock, August: Osage County, Star Trek) da vida a Alan Turing y realiza un trabajo que sirve más para consolidar su breve pero creciente trayectoria y para posicionase como uno de los actores más importantes de la década.
Por qué no va a ganar el Oscar
Los principales problemas de The Imitation Game radican en que se le ven los hilos. Cada momento de tensión, cada quiebre decisivo y cada situación límite está encorsetada a tal punto que la resolución, en lugar de verse como una liberación tensional, termina siendo preanunciada y por ende perdiendo el efecto que busca.
Por otra parte, el film no pretende explicar al detalle todo y deja jugar la imaginación de los espectadores. Pero, paradójicamente, hay momentos en los que se explica demasiado, y el relato toma un matiz burdo y extraño sencillamente porque ese no es el tono que domina en la película.
Así y todo, The Imitation Game es una película entretenida, con momentos difíciles bien logrados y que busca eludir el mote de película bélica, de acción o de espionaje. También hay que destacar que va un paso más allá al abordar la discriminación y la homofobia que termina acabando con la vida del prestigioso Alan Turing. Sobre el final, unas letras blancas que se recortan sobre una escena que narra la quema de documentación informan que “después de un año de terapia hormonal obligada por el gobierno, Alan Turing se suicidó el 7 de junio de 1954. Tenía 41 años”. El 24 de diciembre de 2013, la reina Isabel II de Inglaterra promulgó el edicto por el que se exoneró oficialmente al matemático, quedando anulados todos los cargos en su contra.
Como ya se dijo, a pesar de ser uno de los formatos favoritos de la academia, y vale la reiteración, una biopic que emociona pero que no incomoda, tenemos la certeza de que no va a ganar porque compite con La teoría del todo, otra biopic que, aunque no es objeto de este artículo, podemos decir que está mejor lograda.
Este artículo fue publicado originalmente en La cueva de chauvet http://bit.ly/1D9v3h7