Con él.

Sin duda amé, y sin duda estoy amando mejor.

Uno cuando se imagina al hombre perfecto no se imagina que lo conocerá, nunca imaginé que el día de hoy estaría tan feliz y ansiosa por pasar el resto de mi vida con él.

Día a día despierto rodeada de besos, y duermo rodeada por sus brazos. Reímos en la sala mientras hacemos algún baile ridículo, me mira como si fuera el premio del universo, y yo no puedo dejar de sentirme tan dichosa.

Me gusta besar su pecho y pensar que curo sus heridas, y el besa mi frente y cura las mías. Me llena de ternura, de cuidados. Y de vez en cuando nos retamos mientras jugamos Scrabble, Uno o una partida eterna de Monopoly.

Con él soy feliz, con él soy yo. Río, grito y no paro de hablar. Me gusta cuando corre tras de mí para atacarme con sus besos, me gusta cuando tiene algo que contarme que incluso me sigue al baño, y ahí afuera se queda contándome lo que trae en la mente, me gusta eso; que no paremos de hablar. Me gusta que es piadoso, que tiene toda la paciencia que el universo no me dio, y ese leve movimiento que hace en su ojo izquierdo cuando algo le desagrada.

Lo amo, y no puedo imaginar vivir con alguien más, envejecer, que nunca termine de contar mis pecas, vivir feliz con nuestros gatos y nuestra perrita.

Me gusta así, con defectos, con virtudes, me gusta la manera que devora libros o lee cómics, que me invita a exigir que se escuche mi voz, que es mi aliado, y muchas veces solamente aliado. Incluso cuando es despistado y olvida cosas, así me gusta, así lo amo.

Me gusta pensar que la vida me preparó para esto, y aún así tengo miedo de no estar preparada y estropearlo. ¿No les pasa que algo es tan bueno que temen que se arruine?

A mí pasado me queda mandar la mejor de las vibras, agradecerle por todo lo que me enseñó, sin ello no sería quién soy.

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El que a nacido para escribir, escribirá.
El hendir de la ventana

Escribo porque no sé morir de otra manera… Intento seguir muriendo entre mis letras, aunque esta vida me absorba y robe el alma.