Descubren el remedio contra la soledad

Un estudio revela que dejar de pensar tanto en uno mismo es la mejor forma de romper el círculo vicioso de una persona solitaria

La ventana de Alberto
El hendir de la ventana
2 min readJun 21, 2017

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Por Vicente Fernández

La soledad se ha convertido en una auténtica epidemia. Un estudio realizado durante más de diez años por John Cacioppo, investigador de la Universidad de Chicago, ha revelado que tan solo en Estados Unidos una de cada cuatro personas se siente sola. En los casos más graves, esa situación va ligada a problemas emocionales como la depresión. Pero, ¿Hay alguna forma de poner remedio a esa situación?

Cacioppo, que lleva años estudiando este tema, ha realizado otra investigación que pone de relieve que la soledad es en realidad un mecanismo adaptativo de nuestra especie, que fue muy valioso en el pasado, pero que actualmente se ha convertido en un problema más que en una ayuda.

Según el investigador, una de las consecuencias de la soledad es que las personas que la sufren tienden a estar más pendientes de sí mismas y de lo que les ocurre a ellas, volviéndose más indiferentes hacia lo que le sucede al resto. Lo que provoca que esas personas se vayan aislando cada vez más. En definitiva, se trata de un círculo vicioso.

Pero, tal y como explica Cacioppo, en el pasado cuando un individuo quedaba aislado, ese “egoísmo” — por llamarlo de alguna manera — , ese mirar solo por sí mismo, era el mecanismo que le permitía sobrevivir, al estar más pendiente de sus necesidades y de su salud. El problema es que el mundo en el que nos movemos ha cambiado de forma radical, y ese mecanismo que originariamente nos ayudaba, ahora se vuelve contra nosotros y nos empuja a un círculo vicioso en el que acabamos ahogándonos en esa soledad de la que en realidad querríamos salir.

Por eso, para John Cacioppo, desarrolló un modelo predictivo que le permitía conocer con exactitud el grado de “egoísmo” que mostraría una persona al cabo de un año de soledad no deseada y, en consecuencia, en cuanto habría aumentado su aislamiento.

La conclusión para el investigador está clara. Pensar demasiado en nosotros mismos y en lo que nos ocurre, solo contribuye a reforzar esa sensación de aislamiento. Y la única forma de romperla es focalizar nuestra mirada y nuestro interés en el mundo que nos rodea.

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