La vela que alumbra

Una leyenda reflexiva

La ventana de Alberto
El hendir de la ventana
2 min readNov 30, 2016

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Cuentan que un marajá — gran rey — muy rico de la India, había conseguido acumular fama de hombre sereno y desprendido. Y como tal, mostraba total indiferencia por las riquezas materiales del mundo, algo, por otra parte, muy inusual para un personaje de su rango.

Un súbdito de aquél hombre, movido por la curiosidad, quiso averiguar un día ese secreto del soberano que le hacía permanecer inmune a lo material, sin dejarse deslumbrar por el oro ni tampoco ser embaucado por el oropel de las joyas y los lujos excesivos.

Y así, se presentó delante del marajá para preguntarle:

- Majestad, ¿Cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual, como usted lo hace, en medio de tanta y tanta riqueza?

El rey respondió: — ¡Velas! — .

- No entiendo majestad — replicó el súbdito — .

- Te revelaré el secreto si para comprender la magnitud de mi riqueza recorres entero mi palacio.

Pero deberás llevar una vela encendida mientras paseas por todas las estancias, y si esa vela se apagase, te decapitaré.

Al término de la prueba-paseo, el rey preguntó al hombre aún nervioso por la experiencia:

- ¿Qué piensas de mis riquezas?

Y el súbdito, trémulo, respondió:

- No vi nada majestad. Solo me preocupé de que la llama no se apagara.

El rey finalmente sentenció:

- Ese es mi secreto. Estoy tan centrado, tan enfocado y tan ocupado avivando mi llama interior, que las riquezas externas no me interesan. El sosiego te lo da aquello en lo que pones el acento, nunca lo olvides. Si te centras en la paz, paz tendrás. Si vas en busca de lo material, solo sentirás la angustia de poseer aquello que aún no tienes.

Fin

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