¿Qué es el amor?

Huberth Canahui
El hendir de la ventana
3 min readMay 29, 2018

¿Sabe usted algo del amor?

Tres veces dichoso es aquel que ha recibido la revelación del AMOR: ¿Qué es el amor?, ¡Qué extraño y desconocido es el amor en éste mundo en que vivimos! Hablamos de él de mil maneras. Los poetas se inspiran con un sinfín de rimas y prosas. Los maestros de la música le cantan al amor llenando sus pentagramas de notas dulces y melodiosas. Los pintores plasman en sus lienzos las figuras de colores que sintetizan el amor que perdura en la penumbra de los tiempos y los escultores hacen la figura de la Diosa del Amor en mármol blanco simbolizando así el amor eterno.

El resto de los humanos lo buscamos con un afán tesonero, porque tenemos el presentimiento que en el amor está la esencia de la eterna felicidad. Pero, ¡Qué mentalidad la nuestra! no comprendemos el amor, ignoramos sus leyes, su verdadero valor intrínseco, falseamos su concepto, no tenemos siquiera la idea de sus verdaderas tendencias, de su genuino carácter, de su secreto sublime y su riquísimo término. El amor no deja de ser desconocido, vive, se manifiesta, se da, se recibe y algo más.

Nosotros los humanos lo falsificamos todo, porque nuestro espíritu de mentira, lo que más se opone al amor es el egoísmo. Para todos amar es gozar, no con el goce puro y desinteresado que es la esencia misma del amor, sino con el placer egoísta y mezquino que caracteriza al interés. Por lo regular casi siempre nos formamos del amor un concepto falso, creemos con una fe ciega que el amor consiste sobre todo en recibir, sintiendo en nuestra alma la avidez egoísta de recibir consuelo, recibir gozo, placer, sentir en nuestro corazón impresiones suaves y sensibles, humanas que por una ilusión psicológica confundimos con el amor. Y como todo lo humano, cuando se disipan esas ilusiones, móviles o fugaces, creemos haber perdido todo, sin vigor y sin esperanza, llorando la irreparable pérdida del amor.

¡No! El amor no consiste únicamente en recibir, y menos en recibir consuelos y dulzuras. El amor recibe sin duda alguna cuando viene de las manos del Ser que ama, para él, la calidad de los dones nada significa, gozo o penas, sonrisas y lágrimas, vida o muerte todo le es igual, con tal que vengan de unas manos tiernas y amadas. El verdadero amor consiste en dar y recibir, es flujo y reflujo de dones y de vida que no cesa ni descansa hasta que los seres que se aman se vuelven uno solo. Pero más que recibir, el amor consiste esencialmente en DAR; recibe porque la reciprocidad es su complemento y perfección, da porque es amor; recibe porque es amado, da porque ama.

El amor es sufrido, es benigno. El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia; más goza de la verdad… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. EL amor nunca deja de ser.

Yo, sueño con un amor así, que no pueda perderse, que no se acabe jamás. Un amor que aunque sujeto a las vicisitudes de la vida esconda en sus entrañas el fulgor de la eternidad suprema, un amor que en cada beso contenga el cielo y consigo la luz divina de la gloria. Que en cada palabra sea la única, la suprema, la eterna palabra del amor. Por eso el amor debe ser benigno, sufrido, sin envidia.

Quién encuentre el amor como yo lo deseo, será bienaventurado, porque ha encontrado la verdadera felicidad.

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Huberth Canahui
El hendir de la ventana

23 años, Guatemalteco que lee, escribe y piensa mientras lidia con su adicción al café.