Una nueva historia — Capítulo 8

Vera Ricerca
El juego del paquete
5 min readSep 9, 2021

Hay algo que todavía no le conté a Agustín. Una situación que sería una prueba de fuego a nuestra relación. Más que haber ido a un asado familiar a menos de dos meses de estar saliendo? Si, más aún.

A fines de noviembre* hago una gran fiesta gran con cuatro amigas más que todas cumplimos 40 así que hacemos un festejo porque “Cumplimos 200!”

Por un lado pienso en decírselo más sobre la hora pero al mismo tiempo siento que si todo va bien y es un evento importante para mí, debería avisarle con anticipación.

Mientras nos sentamos en una mesa en la vereda de un lugarcito tipo rotisería cerca de casa me animo al tema:

— No te conté algo, a fin de noviembre hacemos fiesta de cumple con las chicas para celebrar nuestros 40.

— ¿Fiesta fiesta??? Que buenooo

— Si, es en un bar grande que lo cierran para nosotras, con DJ y todo.

— Esaaa

— ¿Querés venir?

— Y si, claro!

— Si querés podés invitar un amigo, digo porque no conocés a nadie y yo no voy a estar todo el tiempo con vos.

— Después veo, no hay problema.

— Yo voy a ir temprano con las chicas a preparar algunas cosas, vos si querés podés venir conmigo o venir más tarde

(Ay-Verita,-pasaste-de-no-saber-si-decirle-a-tirarle-toda-la-organización-encima!)

— ok, lo tengo en cuenta, ¿y hace cuánto que están organizando esto?

— Desde febrero, jajaja

— Jajaja, lo suponía. Me imagino una situación similar con mis amigos y no hay manera de que ninguno se ponga las pilas con algo así hasta dos semanas antes.

Listo, todo es fácil con Agustín.

Igual mi trauma de hombres ghosteadores aparece por la ventana y me dice: ojo que quizás a último momento no va, o algo así.

Creo que cada día la pasamos mejor juntos, nos vamos conociendo los gustos, el pasado, los deseos. Somos cada día un poco más parte de la vida del otro.

Cuando apenas nos habíamos conocido le dije jodiendo que si algún día quería que seamos novios me tenía que preguntar formalmente “Querés ser mi novia?”. Si, ya sé, una machiruleada de mi parte pero que como nunca me pasó, creo que algún día quería saber qué se siente estar ante esa pregunta.

Soy de las que piensan que no hay necesidad de títulos o papeles para que una relación funcione, pero como estoy acostumbrada a estar con hombres a los que les importa mucho menos que a mí los títulos y papeles … no estaría mal ver qué se siente estar en un vínculo con límites claros y nombres concretos.

Pasan las semanas y entramos en el ritmo de vernos todos los fines de semana y algún día suelto en la semana. Me gusta esto de compartir rutina y también mantener nuestros varios momentos de soledad. Lo siento como el mejor equilibrio.

Es miércoles y le digo si quiere que mañana nos veamos. Me dice que no puede porque ya arregló con los chicos de la oficina para ir a tomar algo cuando salen de trabajar.

El jueves me pongo el pijama tipo 19:30 con planes de cocinar algo y mirar una serie.

A las 20:15 hs. me llama Agustín y me dice si quiero encontrarme con él por Belgrano, que sus compañeros ya se fueron y él quiere tomar algo más y que quiere verme.

Creo que ni siquiera lo dudo y le digo que si, que me cambio y voy.

Cuando me subo al auto me pica la cabeza el pájaro loco reclamador y me dice: por qué saliste corriendo a verlo si tenías otros planes (y supuestamente él también), otra vez sos la Vera siempre disponible?

Muevo los rulos y el pájaro parece haberse ido.

Llego a la esquina en la que quedamos encontrarnos y Agustín está agarrado al poste que indica el nombre de la calle. Al verme sonríe y abre los brazos para envolverme con ellos.

Cuando lo abrazo siento el olor a alcohol que emana. Empezamos a caminar y un poquito se tambalea. Le digo si no quiere que vayamos a un bar que está a varias cuadras, que vamos en el auto.

Subimos y empieza a decir pavadas de borracho y yo me vuelvo a preguntar por qué vine, pero esta vez se lo digo a él mientras pongo primera con una presión excesiva.

Él se empieza a morir de risa y con su voz de cerveza me carga y empieza a hablar como si fuera yo:

— Verita Veritaaaaaa, para qué viniste a encontrarte con este chico que está así? Otra vez tan disponible Verita??? Así no hacés que te valoren!

Que bronca me da que ya me conozca tanto.

Me acaricia la cabeza mientras manejo y su humor me descontractura, me saca del laberinto de autocuestionamientos en el que estaba.

Bajamos a cuatro cuadras del bar y avanzamos muy lento por la calle, paramos cada cinco casas a besarnos o decirnos cosas lindas. En un momento nos poyamos en la puerta de una casa a besarnos y salió el dueño a sacar la basura, asustándose como corresponde ante la presencia de dos desconocidos.

— No se preocupe, somos dos adultos besándose bajo mutuo consentimiento.

Le dice Agustín muy seriamente y el dueño de casa y yo nos reímos por el comentario, tan simple como absurdo.

Seguimos caminando y por un momento voy unos pasos más adelante que él. Me agarra el brazo y me gira hacia él, me mira fijo y me doy cuenta que tiene los ojos vidriosos, pienso que es por el exceso de alcohol hasta que escucho:

— ¿Querés ser mi novia?

Me quedo un segundo paralizada y me doy cuenta que pongo cara de desconfiada.

Abre más los ojos como esperando respuesta.

— ¿Es joda? le digo poniendo en palabras lo que ya mostraba mi cara.

— No, es en serio, y aprovechá que así medio tomado me animé a decírtelo.

— Me empiezo a emocionar y veo que le cae una lágrima del ojo derecho. UNA LÁGRIMA, ME MUERO.

— Si, obvio que sí pero no te vas a arrepentir cuando se te pase el pedo no?

— No nena, te amo, no me voy a arrepentir!

Nos abrazamos fuerte, muy fuerte y nos vamos de la mano, novio y novia, a tomar un helado para celebrar que, a veces, estar disponible no está nada mal.


*No te olvides que este relato es de 2019.

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Vera Ricerca
El juego del paquete

Soy feliz a pesar de saber que en el mundo hay reptiles, medias sucias y mermelada cítrica. Escribo en el blog El Juego del Paquete. elblogdevera@gmail.com