Nueva narrativa: Soporte y contenido

Ernesto Martinez
El murmullo del librero
3 min readApr 25, 2016

--

A mediados del sigo XIX, la condesa Lovelace imaginaba el potencial de la máquina universal de Babbage (antecesora de las computadoras actuales) y escribía en sus Notas:

«Suponiendo, por ejemplo, que las relaciones fundamentales de los sonidos tonales en la ciencia de la armonía y de la composición musical fueran susceptibles de tal expresión y tales adaptaciones, la máquina podría componer elaboradas y científicas obras musicales de cualquier grado de complejidad.»

Era 1843 y ésta es tal vez una de las primeras veces que se menciona el potencial creativo escondido dentro de lo que en el siglo XX llamaríamos computadoras. 167 años después Steve Jobs, nos presenta el iPad e inicia una nueva era en la producción y consumo de contenidos.

Y empiezo con las máquinas, con el hardware, porque probablemente la explosión de nuevos medios y contenidos no habría sido posible sin ellas. Por supuesto los creadores, aquellos hombre y mujeres que abrazan una nueva tecnología y la convierten en un medio de expresión, son centrales en las nuevas narrativas. Son ellos quienes nos trajeron los CD-ROMs que apoyaron la enseñanza a finales del siglo XX junto con el crecimiento de páginas web interlazadas con historias y recursos audiovisuales. Los blogs de principio de siglo que abrieron las puertas a un sin fin de nuevos narradores. Poesía con banda de sonido incorporada, narraciones completas con enlaces que permiten profundizar el tema, la narración o incluso cambiar el final. El experimento en Twitter de recrear el 10º capítulo del Ulises de Joyce y finalmente, las apps que han abierto la posibilidad de que la nueva narrativa de soporte digital sea efectivamente portátil.

En mi condición de librero, estoy tentado a descartar estas nuevas narrativas como simples nuevos soportes. Estoy tentado también a recordar a los lectores que aún ahora en pleno siglo XXI, el contenido en forma de libro sigue siendo más relevante que en otros formatos, incluso en ficción.

Entiendo, sin embargo, que ésta seria una actitud miope. La difusión de dispositivos de lectura y consumo de contenidos (tabletas, teléfonos) le han quitado al libro de una de las principales características que lo hacían irremplazable, la portabilidad. Y eso hace que quienes crean contenido ya no están restringidos a letras y dibujos en papel. La disyuntiva ya no está entre crear un relato o hacer un juego, entre contar la historia o dibujarla, entre poner una nota al pie o solo publicar en la web.

Temo, sin embargo, que en la mayoría de los casos, esta nueva narrativa no abandona aún el nido de la experimentación. No vemos, salvo en el caso de los comics (o las novelas gráficas), que estas nuevas narrativas hayan llegado al público general.

A pesar de la calidad de gran parte de ellas, estas nuevas narrativas están aún “amarradas” a su soporte y eso limita su circulación. Tal vez la frase de McLuhan sea más relevante con las nuevas narrativas y el medio si sea el mensaje. Y ese sea también el principal obstáculo para su difusión.

--

--

Ernesto Martinez
El murmullo del librero

esposo, padre de familia, librero, entusiasta de la tecnología 3.0 y su intersección con los libros y el conocimiento.