Beijing a pedales
En un año, Beijing ha sufrido una revolución: las bicicletas están por todas partes. Ofo y Mobike, dos startups de bicicletas compartidas, se han encargada de poblar todo el país, y sobre todo Beijing, de bicicletas amarillas y naranjas, respectivamente. Su modelo de negocios parecería ingenuo: ofrecen bicicletas que puedes desbloquear usando una aplicación de tu celular y las puedes dejar donde quieras. El precio es bastante barato, un plan mensual puede costar menos de 1 dólar y el depósito que debes hacer para entrar al programa es de menos de 50 dólares. Ofo y Mobike han hecho que personas que no sabían manejar bicicletas se animen a aprender por lo conveniente que es moverse en dos ruedas en Beijing. Ambas empresas ya están valorizadas en más de mil millones de dólares.
Me he topado con estas bicicletas en todas partes, pero no me he animado a usarlas porque no monto bicicleta. Aunque si fuera a pasar más tiempo en esta ciudad y tuviera que moverme bastante, quizás me animaría a aprender. Esta fiebre por las bicicletas muestra también el espíritu de emprendimiento en China: cientos de startups buscan ser el siguiente unicornio, cotizar en la bolsa u obtener una oferta de compra de Alibaba, Tencent o NetEase. Los emprendedores chinos toman más riesgos que los occidentales y tienen la ventaja de no lidiar con la burocracia que existe y que debe ser seguida en Occidente. En China, la informalidad es parte del ADN de los emprendedores y han sabido sacarle provecho a ello.
Estos días he explorado más la ciudad. Sin ir aún a los lugares más emblemáticos de Beijing, he caminado por hutongs (aquellas pequeñas callecitas en complejos de casas de una planta), buscado restaurantes y bares en lugares inexplicables y sin ninguna señalización y caminado por calles llenas de tiendas. Hoy también estuve en un centro comercial famoso por la venta de réplicas de marcas famosas. Lo más inexplicable fue ver fotos en las paredes de presidentes y ex presidentes visitando la galería.
La comida en Beijing es bastante variada. Se puede encontra comida de todas las regiones de China y en general es bastante buena. Eso sí, siempre he tenido suerte de estar acompañado de gente que vive acá y que sabe a dónde ir y qué pedir. La mayoría de amigos que han visitado en Beijing me comentaban lo mal que se come acá pero creo que solo fue por no estar bien acompañado.
También aproveché para visitar una tienda de Xiaomi, una marca que se ha convertido en mi favorita. No solo ofrece productos con un excelente diseño sino que sus precios son muy bajos.
Eso ha sido todo por estos días en Beijing.
El miércoles viajo a Shanghai.
