Comprar sin sacar la billetera

Luis Wong
El País del Medio
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4 min readOct 17, 2017
Chaoyang, Beijing.

El desayuno en China no es estándar. A veces hay carne, otros días hay pollo, y de vez en cuando hay verduras. Hoy fue un día abundante: comí alitas de pollo, pato, una hamburguesa con trozos de chancho y verduras, un par de pasteles chinos llenos de chancho y un huevo frito. Si bien en Lima no suelo desayunar demasiado, en China espero el desayuno con ilusión.

En la sala donde desayuno hay unas tres mesas en círculo grandes y suelen haber unas tres o cuatro personas por mesa. Todas atentas a la comida y mirando de reojo el televisor con las noticias de la mañana y el reporte del clima. La chica que atiende el comedor ya conoce mi número de habitación de memoria: 605 (liu lin wu).

Desayuno copioso.

Mientras caminaba hacia la oficina en la que paso el resto del día, vi un camión de JD.com entregando paquetes. Esta compañía es una tienda de comercio electrónico que agrupa a marcas y se encarga del despacho. Según lo que me dicen, suelen entregar las cosas en menos de dos días sin recargo. El comercio electrónico en China es de otro planeta. Las bicicletas con mensajeros están por todas partes y se puede comprar lo que sea desde una aplicación de celular. Taobao, que conecta compradores con vendedores y que es parte de Alibaba es el mejor ejemplo de esta economía digital que le ha cambiado la cara a todo un país.

Antes de las diez de la mañana, en Beijing.

A la hora de comprar comida, sucede lo mismo. Basta abrir una aplicación (uso ele.me), elegir el restaurante, el plato y ordenarlo. A continuación aparecerá el trayecto del mensajero que nos está trayendo la comida en tiempo real, y en menos de treinta minutos se acercará un hombre corriendo en el piso en el que estemos para entregarnos una bolsa con comida y se irá corriendo hacia el siguiente cliente.

El repartidor llegó con unos veinte minutos de sobra.

La guerra de precios de las aplicaciones de comida hicieron que hace un par de años los precios fueran bastante bajos. Según me cuentan en la oficina, en esa época era posible comer por menos de 10 RMB (un poco más de un dólar). Hoy usé la aplicación dos veces y ambas compras me salieron por menos de 20 RMB cada una, gracias al descuento que me han dado por una semana por inscribirme a la app.

Por cierto, cuando digo que pago desde una aplicación, ni siquiera me refiero a que pongo los datos de mi tarjeta para hacer la compra. Ya todo está conectado con WeChat, una especie de WhatsApp chino que hace tiempo superó a su rival occidental. Con WeChat Pay solo tengo que aceptar el pago, poner mi clave y listo. WeChat Pay y Alipay son los dos sistemas de pago por celular más usados en China y han logrado una revolución financiera. Hoy todo el país paga con su celular.

Al final del día salí a caminar un rato. Pasé por unas tiendas de electrodomésticos y luego por una librería. Tengo una obsesión por los libros. Valoro a los libros como objetos y me es difícil pasar por una librería sin comprar un libro. En China, usando como excusa que estoy aprendiendo el idioma, compro libros para niños cada vez que puedo. Hoy compré nueve.

Estoy particularmente orgulloso por los marcadores de libros que compré.

Los libros en China (afortunadamente) soy muy baratos. Un libro de tapa dura, con ilustraciones y con un buen acabado cuesta menos de 45 RMB (menos de 7 dólares). El problema será llevarlos en la maleta, pero de eso me preocuparé luego. Al acercarme a la caja, noté la sorpresa de la chica que atendía por la cantidad de libros que llevaba en mis brazos. No había marcha atrás. Saqué el celular y pagué.

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Luis Wong
El País del Medio

Creo puentes entre occidente y China para indies con indienova. Co-fundador @leapgs, @enjmin alumnus. Escribo sobre juegos, sus creadores y a veces sobre China.