Apuntes de pandemia

Victor Navarro-Remesal
El peor explorador del mundo
3 min readAug 12, 2020

Tras su estupendo Corea: Apuntes desde la cuerda floja, el escritor colombiano afincado en Seúl Andrés Felipe Solano ha publicado otro diario, esta vez centrado en los primeros meses del coronavirus en el país. Se titula Los días de la fiebre y es la única publicación “de pandemia” que me ha interesado: al contrario que los muchos ensayos que pretenden explicar el mundo habido y por venir a través del virus, que ya tienen una teoría total del todo y dibujan un sistema sin fisuras, Solano se conforma con escribir su perplejidad. No presenta nada más que su vivencia y su observación curiosa, y por ello merece ser leído. No resuelve nada, no da grandes lecciones, ni siquiera descubre ya lo nuevo y exótico. El que ha escrito alguna vez sabe de la tremenda fuerza que hace falta para contenerse y no dar esa clase de saltos mortales.

Lo comparo con compañeros de librería, como Pandemia del charlatán Zizek (divertidísimo, por otra parte), otro libro con un tipo en traje NBQ en la portada y referencias a “virus cíborgs” y “multinacionales pandémicas” en la contraportada (seguro que después es un libro estupendo, pero ahora necesito dejarme llevar por los prejuicios contra el efectismo y la acumulación de buzzwords) o incluso volúmenes conspiranoicos que buscan manos ocultas en un desastre que se nos ha presentado a telón descubierto, y me alegro de que Solano haya entrado a hablar entre el ruido. A recordarnos, a través de su vivencia minúscula, las vivencias minúsculas que acabamos de tener (que todavía tenemos) todos. Por ser justo, me apunto como lectura pendiente Diario de Wuhan, de Fang Fang, esperando que se limite también al diario de vivencias.

Quizá con demasiado cinismo, veo difícil un pensamiento de pandemia que no recicle ideas gastadas añadiendo menciones al virus por aquí y por allá. En un reportaje en prensa, leo a editores advertir contra la urgencia de copar el tema. Miguel Aguilar (Taurus, Debate y Literaturas Random House) señala lo obvio al decir que “requiere mucho talento convertir un confinamiento en material literario de calidad”. Eva Serrano (Círculo de Tiza) duda que un libro escrito “bajo un ‘shock’ postraumático y con prisas tenga interés”.

“Poder salir a la calle con la desprevención de antes o silencio”, escribe Solano. “Un año de silencio para entender qué ha pasado. No sé qué escogería”. Tampoco yo, por robarle la duda, lo sabría. Al inicio de esta pandemia llevaba semanas recogiendo apuntes de mi vida cotidiana para esta serie, pensando en una o varias entradas que titularía Cuadernos mallorquines, y el primer día de cuarentena decidí abandonarlos y recuperar notas de otros viajes. Escribir mi confinamiento sería pasarlo dos veces, y además no encontraría nada nuevo que decir, ninguna lectura para la historia, ningún aviso sobre nuevas eras. Publiqué en prensa un par de columnas sobre la función en estos tiempos de los intelectuales y los medios y me retiré al silencio de la escritura del que tan bien habla Emilio Lledó, esperando a tener distancia algún día para escribir hacia atrás. Un año de silencio para entender qué ha pasado. Mientras algunos, como Solano, se lo plantean, otros ya andan vociferando sus explicaciones antes de que el shock termine.

Palma, 10 de agosto de 2020

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Victor Navarro-Remesal
El peor explorador del mundo

PhD, Game Studies. Videogames, play, animation, narrative, humour, philosophy. The unexamined game is not worth playing.