Es horrible ir a los museos

Oswaldo Olivas
EL PITCH
Published in
2 min readAug 7, 2018
Personas “viendo” La Noche Estrellada de Vincent van Gogh en el MoMA.

El disfrute de los museos se ha vuelto exclusivo para dos tipos de ciudadanos: los holgazanes y los desempleados. Porque quienes trabajan en una oficina y sólo tienen libres los sábados y domingos ya no pueden sentir lo que es apreciar una pieza artística en un recinto.

En los horarios en los que más personas pueden asistir se mezclan trabajadores, estudiantes y muchos turistas, que por alguna razón prefieren las multitudes y así organizan sus itinerarios.

La primera vez que asistí al MoMA en Manhattan, fue jueves por la mañana, tuve tiempo de dar un recorrido con calma y disfruté de los clásicos de la colección de este imprescindible museo. La segunda vez fui un viernes por la tarde y había entrada gratuita. No pude ver nada. Una multitud de turistas viendo obras a través de su teléfono sólo esperaban su turno para tomarse una selfie, y por supuesto, muchos no saben cómo apagar el flash.

Este hacinamiento se repite en las exposiciones más famosas en la Ciudad de México. Me sentí estúpido cuando creí que no iría “tanta gente” a la inauguración de la World Press Photo 2018 en el Franz Mayer y al llegar vi una fila de más de 500 personas.

Es un asunto que da floreja y al mismo tiempo gusto: qué bueno que muchas personas acudan a museos y galerías, pero que malo que ya no dan ganas de ir porque no tiene caso si no tienes todo el tiempo libre.

--

--